martes, 27 de diciembre de 2016

Respuesta a César Medina


  Señor Medina, he leído con detenimiento y atención en su columna de este prestigioso diario su escrito titulado “Wally Brewster…(1)”, de fecha 22/12/2016 en donde usted hace una defensa del señor embajador de los Estados Unidos y su esposo en cuanto a su labor diplomática y también en referencia a su condición sexual. Usted dice en el artículo que, y cito: “El que diga que no, miente: El embajador Wally y su esposo Bob harán falta cuando se marchen en enero y se despidan como embajadores de los Estados Unidos”. Que yo sepa, el embajador es el señor Wally, no su esposo. Pero a lo mejor será cuestión de semántica o jerga diplomática de la cual me declaro ignorante. Continúa usted diciendo de ellos que dominaron el debate público, dando de qué hablar, impusieron su agenda y cumplieron su misión…que es mucho para dos embajadores improvisados que llegaron a la defensiva con el estigma de su preferencia sexual en una sociedad homofóbica que aún cree que la homosexualidad se contagia por ósmosis. No sé si el término este bien usado aquí, pero creo que es más seguro y certero referirlo a lo que dice la ciencia con respecto a la conducta homosexual. Usted también menciona que “la Iglesia, y me imagino que se refiere a la Católica, que es más homofóbica aún, gritándole ¡maricones! desde el altar”.

  Señor embajador Medina, permítame aclararle lo siguiente. Cuando el señor Brewster fue designado como embajador de los Estados Unidos ante el Estado dominicano y antes de que nuestro gobierno le diera el plácet, hubo manifestaciones en contra de ello no debido a su preferencia homosexual, sino más bien a que de ante  mano se sabía que venía con una agenda de imposición LGTB. Nuestra sociedad dominicana tiene sus principios, valores y costumbres propias y, absolutamente nadie, aún en su condición de embajador, tiene derecho a venir a imponernos cosas contrarias que atenten contra nuestra identidad cultural. Por otro lado, le recuerdo que no fue la Iglesia, como usted dice, que le gritó maricones a estos señores y mucho menos desde el altar. Me imagino que se refiere usted a unas palabras dichas por nuestro Cardenal López en una entrevista improvisada después de un acto religioso. Con todo el respeto que me merece y le debo a mi Cardenal, le aclaro que él no es la Iglesia; él es parte de la iglesia. La Iglesia la formamos todos los bautizados, por el hecho de ser bautizados. Pero cuidado, el ser bautizados no nos garantiza que ya estemos salvados, tenemos que vivir de acuerdo a ese regalo de Dios. Una de las cosas que muchas personas y, sobre todo muchos comunicadores, tienen que aprender  a distinguir es saber cuándo un obispo, cura o diácono hablan de manera personal y cuándo hablan en nombre de la Institución eclesial. Sepa usted que ninguno de éstos ministros anteriormente mencionados ostenta la voz oficial de la Iglesia Católica en la República Dominicana. La voz oficial de la Iglesia Católica en nuestro país es la Conferencia del Episcopado Dominicano, y es un organismo colegiado. Además, le remito al Catecismo de la Iglesia Católica nn. 2357-2359 sobre lo que nos enseña nuestra Iglesia con respecto a los homosexuales y la homosexualidad.

  Por otro lado, señor Medina, en varios diarios digitales, entre ellos “7 días.com.do”,-que no me extrañaría que los calificara de estiercoleros digitales-, aparece un escrito de la columnista Margarita Cordero, de fecha 15/06/2013, donde escribe un artículo titulado “España niega el plácet a Oscar Medina para sustituir a su padre César en la embajada”. Este artículo deja claro algunas aseveraciones que son atribuidas a su persona sobre el tema de su visión de la homosexualidad y del interés de su persona por ocupar la legación diplomática dominicana en los Estados Unidos. El artículo hace referencia que el gobierno español se negó a dar el plácet a su hijo alegando su consanguinidad como razón de su decisión inapelable, sobre todo cuando se conoció que usted pernoctaba más en nuestro país que en su puesto de trabajo. Pero con el tema sobre la homosexualidad, habla de su “furibunda homofobia”  a la briosa defensa de los LGTB: dice que por los pasillos se sabe de su interés por ocupar la embajada dominicana en Washington, y del cambio dado por usted de su más cerril homofobia al abanderamiento en la defensa de la homosexualidad del señor Brewster, y de cinco antológicos artículos escritos por usted comenzando el 2 de julio de ese año 2013 sobre el tema. Habla también de la utilización de sus programas y columna del Listín Diario para imputar a personas que no le agradan, con intención marcadamente insultante, la condición homosexual. Desórdenes hormonales, repetía cada vez más de las más recientes el 7/12/2012, para asimilar inmoralidad sexual y enfermedad. Su regodeo de la descalificación era patético pero a usted no le importaba.

  Señor embajador Medina, sea honesto y no manipulador. Usted tiene todo el derecho a hablar en defensa del señor embajador Brewster, pero hágalo con dignidad, respeto y decoro hacia el público; y sobre todo apegado a la verdad. Usted es primero un comunicador. No se trata de ocupar el primer lugar en la palestra pública, en este caso, de la comunicación. Comunique la verdad. Le recuerdo que andan en las redes sociales videos de usted despotricando contra el señor Danilo Medina cuando todavía no era candidato presidencial y, hoy presidente lo nombró a usted embajador. Cuidado con la hipocresía señor Medina. Hay que tener cuidado con lo que se habla hoy en día porque todo queda grabado y publicado. Y una cosa más señor Medina, estoy seguro que muchos que lean su artículo no estarán de acuerdo con su opinión, -derecho que también les asiste. Tenga la seguridad, y lo puede escribir con tinta indeleble, que yo soy uno de los que no extrañaré al señor Brewster y su esposo, y no estoy mintiendo. La misión diplomática del señor Brewster me recuerda a la también anterior misión de su compatriota el señor Robert Pastorino, a quien usted se refirió en uno de sus artículos titulado “Wally Brewster, Pastorino” (20/4/2016), como “un chicano embajador metiche que tuvo sus desavenencias con el ex presidente Joaquín Balaguer en el 1994”, y con nuestro señor Cardenal López Rodríguez.

  Yo también soy una especie de comunicador; tengo que comunicar la verdad, en mi caso, la verdad de Dios manifestada en la revelación divina en su Hijo Jesucristo porque creo y quiero ser libre como el Maestro de Nazaret lo enseñó.

jueves, 15 de diciembre de 2016

¿Nueva Tolerancia o Autoritarismo?


Etimológicamente la palabra tolerancia significa la actitud de la persona que respeta las opiniones, ideas o actitudes de las demás personas aunque no coincidan con las propias. El hablar de nueva tolerancia ya nos da la idea de que hay una vieja tolerancia o una tolerancia pasada de moda, etc. Esto, visto así, es un absurdo. El cristianismo en este punto es fundamental, ya que es y ha sido siempre desde sus inicios el fruto del carácter cristiano. El apóstol san Pablo la menciona en su carta a los Gálatas como una de las actitudes fundamentales de todo cristiano: capacidad de soportar sin quejarse, y como base de la convivencia.

  Actualmente, y desde hace mucho tiempo, podemos decir que estamos viviendo un despojamiento de la racionalidad, esto causado por la falacia de esta nueva tolerancia en nuestra cultura, y cada vez es más profundo. Francisco Goya, en su obra “Los caprichos”, -que es una crítica a la sociedad española-, en uno de sus grabados que es un auto-retrato, presenta al pintor durmiendo sobre su escritorio después de haberse agotado, y su frase lapidaria es que “el sueño de la razón produce monstruos”. Es decir, si nosotros suspendemos la  razón, llegamos a la monstruosidad. Así va naciendo esta nueva tolerancia. La humanidad hace tiempo que viene huyendo, escapándose de lo racional y adentrándose en lo absurdo; el sociólogo Juan José Sebreli, en  su libro “El olvido de la razón”, donde cuestiona a otros grandes pensadores como Freud, Nietzsche, Heidegger, etc., dice que éstos formulaban preguntas cuyas respuestas estaban alejadas de la racionalidad, y así nos conducen a un callejón sin salida. En este marco aparece entonces esta nueva tolerancia. El absurdo es la negación de la razón. Hoy se está dando prioridad al sentimiento por encima de la razón.

  Entonces, todo esto aplicado a lo que en la actualidad estamos viviendo, hay que decir y afirmar que todo este nuevo pensamiento o, mejor dicho, “pensamiento único”, que ha hecho su entrada al mundo y se nos está imponiendo, nos lleva a vivir, proclamar y defender este absurdo. Esta Ideología de género que se está imponiendo en las sociedades es el gran absurdo de la humanidad: ¿cómo se puede interpretar el hecho de que una persona que nace siendo hombre se le ocurra decir después de unos años, que se siente mujer y viceversa, que por tanto hay que cambiarle el nombre y todo lo demás? Es decir, la persona puede llegar a ser cualquier cosa. Y a esto es lo que muchos llaman “progreso”. Somos iguales ante la ley, pero no iguales mediante la ley: la igualdad jurídica no puede ni debe suplantar la desigualdad biológica. Por ende, las leyes positivas, -es decir, las leyes escritas-, deben subordinarse a las leyes naturales y no colisionar con ellas.  El Papa Francisco ha  afirmado y denunciado que imponer esta ideología de género, -o como él ha llamado colonización ideológica-, a los niños en las escuelas y colegios es una maldad. Se establecen leyes por pura subjetividad y esto no es más que un absurdo jurídico, porque no se legisla para un grupito sino para la mayoría, aunque lo quieran pintar de otra cosa que suene bonito. Nuestros legisladores, legisladoras, jueces y demás autoridades deben tener mucho cuidado en no caer y no dejarse chantajear por esta irracionalidad para que no construyan monstruos.

  En el mundo hay muchas idioteces y éstas las promueven, proclaman y defienden los idiotas; por lo tanto, en nuestro mundo hay muchos idiotas. Y al utilizar esta palabra no lo hacemos con intención de ofender a la sociedad, porque la idiotez, según los griegos, es la persona sin formación académica, la persona que no razona culturalmente. Vivimos en lo se ha llamado como la “idiotización de la cultura”: y es que estamos en medio de una batalla cultural que busca generar cambios reales a partir del cambio cultural. Así entonces, esa vieja tolerancia que preconizaba la valoración del individuo, el respeto y la aceptación del otro ya es obsoleta, y ahora hay que darle paso a la nueva tolerancia para abandonar así los viejos principios y valores e inventarse y asumir otros nuevos. En la vieja tolerancia se discutían las ideas para llegar a la verdad, mientras que en la nueva tolerancia estas discusiones están vedadas porque es discriminación: cada grupo e individuo tiene sus verdades éticas. Esto es un relativismo moral, no hay valores morales absolutos. Es cierto que todas las verdades de los demás son respetables, pero también es cierto que son discutibles. Y es que pensar distinto no es intolerancia. Estamos siendo llevados a vivir en una sociedad autoritaria, y eso es peligroso: ejemplo de esto son EE.UU, España, Argentina, Francia, México, Canadá, etc.

  Aquí hay que mencionar otra consecuencia que está provocando esta nueva tolerancia, y es que se está llevando a la humanidad a un “vaciamiento espiritual”. Si todo es relativo, ¿qué valores les enseñaremos a nuestros hijos? ¿Qué valores enseñarán los maestros en las escuelas y colegios a los estudiantes? ¿Sobre qué se van a sustentar los valores de la sociedad en el futuro? Los cristianos, los que pensamos diferente, no podemos dejar que se nos avasalle; que se nos trate como ciudadanos de segunda, tercera o cuarta categoría.  Tenemos que seguir siendo tolerantes, pero de convicciones profundas,  proclamarlas y defenderlas; porque, como ya lo dijo Jesús “si callamos, las piedras hablarán” (Lc 19,40).

martes, 15 de noviembre de 2016

Hablemos del pecado: La prueba


“…Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban uno del otro” (Gn 2,25).

  No caben dudas que la vida en el paraíso era buena, sencilla y gozosa. No había de que preocuparse. Como lo dice este versículo no había de que avergonzarse. Lo importante era vivir al máximo y en plenitud. La misma relación con Dios era plena. Dios mismo dialogaba con el hombre de sus cosas. Había una armonía plena con toda la creación. Pero, no todo ciertamente era perfecto. Más adelante, en el mismo pasaje bíblico, leemos: “Oyeron luego el ruido de los pasos del Señor Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, y el hombre y su mujer se ocultaron de la vista del Señor Dios entre los arboles del jardín (3,8)… Y al preguntarle el Señor por que había hecho eso, Adán contesto: estoy desnudo, por eso me escondí” (3,10). ¿Cuál fue la razón de este cambio repentino? Pues el pecado.

  El pecado nos desnuda ante Dios. Ante la presencia de Dios no se puede estar de cualquier manera, sino cuando nos presentamos ante Él en justicia y santidad. Jesús dijo: “Si fueran del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero como no son del mundo, porque yo al elegirlos los he sacado del mundo, por eso los odia el mundo” (Jn 15,19). Pero lo cierto es que a Dios no podemos volver de cualquier manera: “No todo el que me diga Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre que está en los Cielos” (Mt 7,21); y el apóstol Santiago nos dice: “muéstrame tu fe sin obras, que yo por mis obras te mostraré mi fe” (St 2,18). Si el pecado nos desnuda ante Dios, la fe nos mantiene cubiertos y con una coraza que nada ni nadie podrá destruir. La fe, hecha obras nos mantiene la gracia y por lo tanto nos encamina a la santidad y estar en la presencia de Dios.

  El pecado ha provocado muchas y desastrosas consecuencias en el mundo y, sobre todo, en el mismo ser humano. Podemos mencionar el sufrimiento. En le Génesis 3,16 leemos: “Con trabajo parirás los hijos”. Esta consecuencia del pecado está dirigida a Eva; pero a Adán también le tocó: “Con el sudor de tu rostro comerás el pan” (Gn 3,17). Estas dos sentencias siguen vigentes para la humanidad hasta que termine de cumplirlas mientras dure. Una segunda consecuencia del pecado es la muerte. San Pablo dice: “por un solo hombre entró el pecado al mundo y por este la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres” (Rm 5,12); y el apóstol Santiago dice: “el pecado, una vez consumado, engendra la muerte” (1,15). Como vemos, el cuerpo del ser humano sufrió las consecuencias más sensibles para la persona y ante ella reaccionamos con mayor ímpetu a causa del sufrimiento que suelen originarnos. También el alma sufrió las consecuencias del pecado, así como la voluntad y la libertad humanas.

  Concluyendo esta parte podemos decir entonces que la naturaleza humana quedó muy golpeada por el pecado. No está totalmente destruida, pero si muy herida por el dolor, el sufrimiento, la muerte, la concupiscencia, etc. Por eso es que Dios Padre nos ha enviado a su Hijo para redimirnos, para curar nuestras heridas, como la oveja perdida que al ser encontrada por el pastor la carga en sus hombros y la regresa al redil.

Bendiciones.

lunes, 7 de noviembre de 2016

Católicos Veletas


Es sabido por todos que la veleta es un instrumento que sirve para saber o señalar  la dirección del viento. Si aplicamos estas palabras a la actitud de una gran parte de los católicos, podríamos decir que los mismos actúan como si fueran veletas: caminan, giran, piensan y hablan de acuerdo a la dirección del viento o de acuerdo a las circunstancias del momento.

  Hoy estamos experimentando una de las más nefastas actitudes que puede asumir una persona que dice que es creyente en Dios y la Iglesia, y es esta ambigüedad de actitudes frente a muchas situaciones que van en contra del evangelio y la enseñanza de nuestra Iglesia, sobre todo en el aspecto moral. De hecho, la humanidad viene atravesando por diferentes crisis: política, financiera, social, cultural, religiosa, etc. Pero todas estas crisis son causa de una más grande: CRISIS MORAL. La oscuridad en la que está viviendo gran parte de la humanidad se ha infiltrado también en muchas de sus instituciones, y una de ellas es la Iglesia; y cuando decimos Iglesia nos referimos a la familia-pueblo de Dios. Hay muchas tinieblas al interior de la familia de Dios. Y estas se manifiesta en actitudes que asumen o asumimos muchos de los cristianos católicos, -aunque no sólo católicos-, que dejan poco o nada qué desear. Muchos nos hemos dejado o se han dejado arropar por este relativismo destructor que está permeando gran parte de la vida y fe de los creyentes. Muchos se han o nos hemos convertido en defensores de lo indefendible o en justificar lo injustificable, en una actitud abiertamente contraria a la voluntad y mandatos de Dios. Muchos hemos tomado el evangelio y lo hemos ido adecuando a nuestras necesidades y pareceres, y esto no es más que una traición no solo al evangelio, sino al mismo Jesucristo, que mandó a sus discípulos a que transmitieran el mensaje del evangelio tal cual ellos lo recibieron, sin cambiarle una sola letra, porque el evangelio es de Cristo; y también nos dijo que seriamos sus amigos si hacemos lo que él nos manda (Jn 15,14).

  Son muchos los grupos que se han alineado con los poderes oscuros de este mundo y se han catalogado como los verdaderos y únicos intérpretes del evangelio haciendo una tergiversación del mismo y aplicándose ellos mismos el calificativo de católicos. Un ejemplo de esto y de los más sonados es el grupo pseudoreligioso autodenominado “católicas por el derecho a decidir”, que no es más que un grupo feminista-radical-liberal que apoya, defiende y promueve la legalización del aborto, -un lobo disfrazado de oveja-, financiado por organismos internacionales (ONU, UE, IPPF, la mayor organización abortista mundial, -cuya filial en Rep. Dominicana es PROFAMILIA-, y que apoya económicamente a la candidata demócrata a la presidencia de EE. UU. Hillary Clinton, y ese apoyo tiene un precio). Grupos como estos y personas que piensan igual no son más que esos “católicos veletas”: porque piensan que manipulando el evangelio, haciéndole decir al evangelio lo que no dice o proclamando una falsa misericordia y compasión, creen que están en el camino correcto. Ya el mismo Jesús dijo “el que no obedece uno de los mandatos de la ley, aunque sea el más pequeño, ni enseña a la gente a obedecerlo, será considerado el más pequeño en el reino de los cielos…” (Mt 5,19); y también: “enséñenles a cumplir todo cuanto yo les he enseñado” (Mt 28,20); y el apóstol san Pablo: “harán caso a gente hipócrita y mentirosa, cuya conciencia está marcada con el hierro de sus malas acciones” (1Tim 4,2). El verdadero cristiano, seguidor de Cristo, no actúa como una veleta; más bien debe adherirse con todo su ser al mensaje evangélico, con sus exigencias y radicalidad.

  Vemos entonces cómo en algunos países del mundo se están llevando manifestaciones a favor y en defensa de la vida y de la familia natural (padre-madre-hijo). Hay que tener cuidado con la manipulación del lenguaje: no decimos “familia tradicional, sino familia natural”, para no dar la impresión de que si es tradicional pues hay que cambiarlo o modernizarlo. La institución familiar es anterior al Estado y demás instituciones; incluso, es anterior a la misma Iglesia. No fue el Estado ni la Iglesia los que inventaron la institución familiar. El Estado lo único que le corresponde es tutelar este bien natural, y a la Iglesia bendecirlo en nombre de Dios. Pero en muchas sociedades el Estado se ha erigido como dueño y señor de la misma y ahora la ha destrozado con estos “nuevos modelos de familias” que se ha inventado; y hay grupos, personalidades, gobiernos, etc., que están imponiendo a los países más pequeños, -débiles y pobres-, estos modelos aberrantes de familias. Karl Marx anotó claramente en sus Tesis sobre Feuerbach (tesis IV): “si el origen de la familia celestial no es más que la prefiguración de la misma familia terrena humana, es a ésta a la que hay que destruir”. Y Wilhelm Reich, en su libro La función del orgasmo, sostenía que la familia es una construcción enferma y que la liberación sexual sería no sólo la cura sino el nuevo método revolucionario. Esto es lo que muchos cristianos católicos están defendiendo, bajo el manto de un falso concepto de la misericordia y falsos derechos. Con ello no están más que negándole el derecho a Dios y cambiando lo que ellos no inventaron y que Dios no les dio ninguna autoridad para hacerlo.

  Los cristianos, -católicos, ortodoxos, protestantes-, debemos ser luz en medio de las tinieblas. La luz está hecha para iluminar la oscuridad, no para taparla. No seamos manipuladores del evangelio y no le hagamos decir al evangelio lo que no dice. No es el evangelio el que tiene que acomodarse a nosotros, sino al revés. La Iglesia es la encargada, por mandato del mismo Jesucristo, de llevar el evangelio al mundo para que  éste pueda ser transformado; no es el mundo que hay que meter en la Iglesia. Tenemos que ser misericordiosos con las personas, pero intransigentes con el pecado, como lo dijo, hizo y enseñó Jesucristo, porque “el que no recoge con él, desparrama; y el que no está con él, está contra él” (Lc 11,23).

jueves, 6 de octubre de 2016

El camino del amor cristiano


  La encíclica del Papa Benedicto XVI “Dios es amor”, comienza con este pasaje de la carta de san Juan: “Dios es amor, quien permanece en el amor habita en Dios y Dios habita en él”. Estas palabras de la carta de san Juan expresan con singular claridad el centro de la fe cristiana, la imagen cristiana de Dios y también la consiguiente visión del hombre y de su camino. El camino de todo cristiano esta en amar a Dios y servir a los hermanos en el amor y la misericordia, especialmente con los más necesitados, como hizo Jesús.

  La parábola del buen samaritano Lc 10, 29-37; cuenta cómo solo este hombre, -que no era bien visto por los judíos-, ayuda a un hombre que había sido asaltado y golpeado en el camino y que había sido ignorado por un sacerdote y un levita que pasaron delante de  él sin atenderlo, por considerar que el contacto con su sangre podía contaminarlos. La parábola debe inducirnos a transformar nuestra mentalidad según la lógica de Cristo, que es la lógica de la caridad: Dios es amor, y darle culto significa servir a los hermanos con amor sincero y generoso.

  Este relato evangélico ofrece el “criterio de medida”, es decir, la universalidad del amor que se dirige hacia el necesitado encontrado en “cualquier caso, quien quiera que sea”. Junto a esta regla universal, aparece una exigencia específicamente eclesial: que en la iglesia misma, en cuanto familia, ningún miembro sufra por necesidad. El camino del cristiano, aprendido de la enseñanza de Jesús, es “tener un corazón que ve donde hay necesidad de amor y actuará de manera consecuente”. En esta parábola, Jesús subraya la importancia primordial del mandamiento del amor y nos invita a practicar la misericordia con nuestro prójimo.

  Esta fue la vivencia y testimonio de nuestra ahora santa Teresa de Calcuta, a quien el Papa Francisco acaba de canonizar el mes pasado y así también nos la deja a todos los creyentes en Dios, hombres y mujeres de buena voluntad, como modelo de vida y ejemplo a seguir para que nuestra vida sea edificada en las enseñanzas de Cristo. La madre Teresa de Calcuta tuvo un amor privilegiado hacia toda persona que sufría y padecía las diferentes miserias humanas, muchas veces causadas por la misma actitud in misericorde de la humanidad. Tuvo también un amor tan grande y profundo hacia los niños que querían ser abortados. Nos quedan muy fresca aquellas palabra suyas cuando fue invitada como oradora en la asamblea de ONU y dijo “denme a los niños que quieran abortar, que yo los atiendo y les buscamos un hogar”. Ella fue muy puntual en su crítica al aborto. La hoy “santa” Teresa de Calcuta está de una manera especial entre nosotros y se queda cercana a nuestras vidas porque tenemos a una intercesora más que de seguro está pidiéndole a Dios por nosotros.

  Teresa de Calcuta fue una mujer, una cristiana, de un amor sincero que le llevó siempre a tener abierto su corazón. No ocultaba nada. Teresa de Calcuta siempre fue una mujer, una creyente en Dios que buscó el bien de los demás. Ella, como fiel amadora del Amor, buscó a toda costa evitar el mal y desear siempre el bien del otro. Una mujer en la que no hubo doblez ni falsedad para quedar bien ante los demás, contrario a lo que sus detractores han querido endilgarle. Una mujer que siempre amó al otro como es, nunca por lástima. Ella supo poner en práctica las palabras del apóstol Pablo a los Gálatas “tenemos que ayudarnos mutuamente a llevar las cargas de los otros” (6,2). Aprendió y enseñó a rechazar las tentaciones egoístas que continuamente nos acechan y engendran competitividad y envidia.

   El amor que profesaba y testimoniaba Teresa de Calcuta no se hacía del rogar para prestar su servicio al que lo necesitaba. Es como el ejemplo de la misma Madre de Dios cuando, después del anuncio del ángel, se fue a asistir a su prima Isabel. Y es que saber adelantarse es una cualidad de delicadeza espiritual. Nos imaginamos que con Teresa de Calcuta nadie tuvo nunca que rogarle al- gún servicio; más bien podríamos pensar que en muchas ocasiones tuvo y supo renunciar a lo suyo, a lo que le agradaba, para poder servir a los demás, sobre todo, a los que más necesitaban.

  El amor exige trabajo y Teresa de Calcuta era una mujer infatigable, eficiente, creativa. Una mujer que de seguro se preocupaba porque todo se hiciera y le saliera bien, haciendo las cosas con calidad. Era una mujer que no postergaba la labor de lo que el Señor nos pide realizar a favor y hacia los demás. Una mujer que no perdía tiempo, no se dejaba dominar por la flojera ni el descuido para que no se apoderara de ella ni de su misión.


viernes, 23 de septiembre de 2016

El Drama de la Homosexualidad (2a parte)


En 1973 la homosexualidad fue sacada de la lista de enfermedades de desorden mentales, pero esto se debió a la presión de grupos gays, a la cabeza Ronald Bayer, y es un buen ejemplo de cómo  la militancia política puede llegar a interferir y alterar el discurso científico. Y en 2008 la APA (American Psychological Association), declaró en su documento “Orientación sexual y homosexualidad: aunque se ha investigado mucho sobre las posibles influencias genéticas, hormonales, sociales, culturales y de desarrollo sobre la orientación sexual, no se han encontrado evidencias que permitan a los científicos que la orientación sexual está determinada por uno o varios factores en particular. Muchos piensan que lo biológico y lo ambiental juegan en conjunto roles complejos; la mayoría de las personas experimentan poca o nula sensación de haber elegido su orientación sexual”. El escritor y ex homosexual Richard Cohen, en su libro “Abriendo las puertas del armario: Lo que no sabías de la homosexualidad”, nos dice que hay que comprender que este fenómeno, más que un asunto político y moral, es más bien un asunto psicológico, y que por lo tanto no debemos de seguir mirando con ojos de rechazo a estas personas que sin haberlo elegido experimentan atracción por su mismo sexo.

  Las crisis de confusión sobre la identidad sexual que se da en la adolescencia no son difíciles de superar, con o sin ayuda médica, según la gravedad del caso. Lo que sería un gran error es que asuman la condición de homosexual como algo normal y definitivo, y animarles a que desarrollen su sexualidad en ese sentido.

  Es importante tener en cuenta y llamar la atención en quienes defienden, por ejemplo, la castidad o la fidelidad conyugal que tengan que padecer, en nombre de la tolerancia, todo tipo de ataques o burlas, y sin embargo no se pueda opinar sobre cómo debe abordarse el tema de la homosexualidad. Parece que no puede hablarse sobre aquellos a quienes el progresismo oficial otorga la condición de agraviados. Es una curiosa tolerancia unidireccional, por la que unos pueden atacar pero nunca ser atacados. Al final es un simple problema de libertad de expresión.

¿Qué nos enseña nuestra Iglesia católica al respecto?

  ¿Es la iglesia la que ha sido dura y poco comprensiva con la homosexualidad y los homosexuales? ¿O es más bien la misma sociedad, que en muchas épocas y ambientes, ha asumido estas actitudes? Es verdad que muchos católicos se han dejado contagiar por estas influencias de la sociedad, pero la Iglesia sabe bien que las tendencias homosexuales constituyen para algunas personas una dura prueba, e insisten en que deben ser acogidas con respeto, compasión y delicadeza, y que ha de evitarse respecto a ellas todo signo de discriminación injusta (CIC 2358).

  Las inclinaciones o actos homosexuales son objetivamente desordenados y, por tanto, es inmoral realizarlos, pero el homosexual como persona merece todo respeto. Esas personas han de ser ayudadas para que puedan ser plenamente felices. Y su necesidad principal no es el placer sexual, sino la alegre y necesaria certeza de sentirse queridas, comprendidas y aceptadas personalmente. La acción pastoral de la Iglesia con estas personas ha de caracterizarse por la comprensión y el respeto. Tienen que sentirse miembros de pleno derecho de la parroquia, y para ellos vale la misma llamada a la santidad del resto de los demás hombres y mujeres. Hay que tener siempre presente la maternidad de la Iglesia, que ama a todos los hombres y mujeres, también a aquellos que tienen grandes problemas.


miércoles, 21 de septiembre de 2016

El drama de la Homosexualidad (1a. parte)


  ¿Qué nos dice las Sagradas Escrituras al respecto? Gen 19,1-29: “destrucción de Sodoma y Gomorra: Lot hospeda a dos hombres en su casa, y los aldeanos quieren abusar de ellos…” Lev 18,22: “no te acostarás con varón como con mujer: es abominación”; Rm 1,24-27: “Dios los entregó a sus pasiones infames, sus mujeres invirtieron las relaciones naturales por otras contra la naturaleza. Igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrazaron a sus deseos de unos por otros, cometiendo infamia de hombre con hombre…”; 1Cor 6,10: “no heredarán el Reino los ladrones, avaros, borrachos, ultrajadores, explotadores, adúlteros, afeminados, homosexuales…”; 1Tm 1,10: “la ley ha sido instituida para los prevaricadores, impíos, pecadores, irreligiosos, adúlteros, homosexuales, mentirosos…”

  La homosexualidad la podríamos calificar como un fuerte drama, es decir, la persona homosexual sufre mucho, y quien conozca o tenga contacto con alguna de estas personas, sabe o tiene que darse cuenta de que tiene que asumir una actitud de comprensión y aprecio muy especiales por ellas. Tenemos que ser capaces de comprender el dolor y sufrimiento por el que transitan estas personas.

  La homosexualidad se puede superar. Pero no es fácil. La medicina ha avanzado mucho, y hay abundante experiencia clínica de que la homosexualidad se puede superar con una terapia adecuada. El sicólogo holandés Gerard van der Aardweg, que tiene una experiencia de más de veinte años trabajando con la homosexualidad y homosexuales, afirma que el homosexual tiene instintos heterosexuales, pero que suelen ser bloqueados por su convencimiento homosexual. Por eso, la mayor parte de los pacientes que lo desean verdaderamente, y se esfuerzan con perseverancia, mejoran en uno o dos años, y poco a poco disminuye o desaparecen sus obsesiones homosexuales. Dejarse llevar por estos impulsos homosexuales produce angustia aún más grande, pues lleva una vida de profundos desequilibrios afectivos, disfrazados quizá por una satisfacción aparente, pero que acaba conduciendo a una mayor desesperanza y un mayor deterioro psíquico.

  La iglesia católica les anima a asumir la cruz del sufrimiento y de la dificultad que puedan experimentar por su condición, es decir, esa cruz es la castidad: un sacrificio que les proporcionará como beneficio una fuente de auto donación que los salvará de una forma de vida que los amenaza continuamente con destruirlos. La actividad homosexual impide la propia realización y felicidad, porque es contraria a la naturaleza. En los casos más graves quizá no sean aptos para el matrimonio, pero siempre son aptos para amar –de otra manera- a los demás, y así pueden vivir incluso con un amor mayor que el que reina en muchos matrimonios.

  Hay quienes dicen y hasta afirman que la homosexualidad tiene un origen genético. Esto es falso. Por lo menos hasta el día de hoy la ciencia no lo ha demostrado. Hace un tiempo atrás se habló del gen de la homosexualidad, pero esto fue desmentido por la misma ciencia. Graig Venter, fundador de una de las compañías más punteras de la investigación genética dijo: “no tenemos genes suficientes para justificar la noción de un determinismo biológico, y es altamente improbable que puedan existir genes específicos sobre el alcoholismo, la homosexualidad o la agresividad. Los hombres no son prisioneros de sus genes, sino que las circunstancias de la vida de cada individuo son cruciales en su personalidad”. La homosexualidad no es genética, sino sobrevenida.






martes, 20 de septiembre de 2016

Fe y Politica


Cuando echamos una mirada a nuestro alrededor, nos damos cuenta de que los signos de descomposición no son pocos; vemos cómo se propaga el mal, las dificultades, las malas costumbres y los malos hábitos, la corrupción, la frivolidad, la banalidad. Pero lo que más llama la atención de todo este panorama, es ver cómo estas conductas que están anulando y deshumanizando a la persona, se presentan como leyes en nuestras sociedades. Ante este panorama, es interesante la visión que plantea el arzobispo de Los  Ángeles Monseñor José Gómez, para que tengamos una idea ante el realismo que estamos viviendo, y para que tengamos un sano optimismo y no nos dejemos dominar por el miedo o temor de quedarnos encerrados en nuestros templos o en una vivencia religiosa meramente privada y así no dar cumplimiento al mandato de Jesús de ser anunciadores de su evangelio a todo el mundo. Ante lo que ha sucedido en estas últimas semanas en los EE. UU. , con los asesinatos de policías y aprobación de leyes anticristianas, el arzobispo dijo: “ante las tragedias recientes podemos ver señales de que nuestro tejido social se está fracturando. Los que moldean y gobiernan las acciones de la sociedad han desarrollado una hostilidad hacia la religión y hacia los valores tradicionales de la familia; con una insistencia cada vez mayor vemos que están utilizando la fuerza bruta de la ley, -leyes impuestas de espaldas a la sociedad-, para imponer sus puntos de vista y negar los derechos fundamentales de los que no estamos de acuerdo con ellos”.

  No podemos negar que estamos atravesando en nuestros países un momento histórico en el que el compromiso de los cristianos en la esfera pública es más necesario que nunca. Los cristianos, - seamos católicos, protestantes u ortodoxos-, debemos poner entre paréntesis nuestras diferencias y cooperar para ofrecer respuestas auténticas a un occidente cada vez más extraviado y desesperanzado.

  En nuestra sociedad estamos asistiendo a un enfrascamiento cada vez más profundo contra esta mentalidad nihilista y deshumanizadora del hombre con estas legislaciones que nos quieren imponer bajo el manto de unos “falsos derechos”, y vemos cómo grupos se abanderan con estas nuevas ideologías que no es más que la destrucción de la población y por lo tanto, destrucción de la vida humana ejemplificada en la eliminación de los más indefensos, como lo es el niño por nacer. Y es que la moda dominante del relativismo detesta la doctrina y las posiciones del cristianismo.

  Nos parecen acertadas las palabras del actor mexicano Cantinflas, en su película Su Excelencia, que dijera en un discurso a la asamblea de representantes de los países del mundo, lo siguiente. “Estamos pasando un momento crucial, en que la humanidad se enfrenta a la misma humanidad. Estamos viviendo un momento histórico en que el hombre, científica e intelectualmente es un gigante, pero moralmente es un pigmeo… No considero justo que la mitad de la humanidad, sea la que fuere, quede condenada a vivir bajo un régimen político que no es de su agrado por el simple voto de uno solo. Por eso no votaré por ninguno de los dos bandos: los procedimientos de los colorados (socialistas) son desastrosos, y los procedimientos de los verdes (capitalistas) tampoco son de lo más bondadosos que digamos. Para mí, todas las ideas son respetables, aunque sean ideítas o ideotas, aunque no esté de acuerdo con ellas. Lo que piense cada quien no impide que seamos buenos amigos. Todos creemos que nuestra manera de vivir, pensar, caminar, etc. es la mejor y queremos imponerle el chaleco a los demás; tan fácil que sería la existencia si tan solo respetásemos el modo de vivir de cada quien. Hace cien años ya lo dijo una de las figuras más humildes y grandes de nuestro continente “el respeto al derecho ajeno es la paz” (Benito Juárez). No podemos volarnos la barda de las ideas, porque el día que pensemos igual dejaremos de ser hombres para convertirnos en máquinas… Hablan de la libre determinación de los pueblos, y sin embargo hace tiempo que oprimen a los pueblos sin permitirles que se den la forma de gobierno que más les convenga; cómo podemos votar por un sistema que habla de dignidad y acto seguido atropella lo más sagrado de la dignidad humana que es la libertad de conciencia eliminando o pretendiendo eliminar a Dios hasta por decreto. Los capitalistas hablan de paz y cosas muy bonitas, pero a veces pretenden imponer su voluntad por la fuerza del dinero. Ustedes también han sucumbido ante el materialismo; se han olvidado de los más bellos valores del espíritu  pensando solo en el negocio… Debemos de pugnar para que el hombre piense en la paz. Ayúdennos respetando nuestras costumbres, creencias, dignidad como seres humanos y personalidad como naciones, por pequeños y débiles que seamos. Practiquen la tolerancia y la fraternidad, que sabremos corresponderles, y no nos traten como peones en el tablero del ajedrez en la política internacional, no como clientes ni ratones de laboratorio, sino como seres humanos. En nuestro mundo debe reinar la buena voluntad y la concordia, si tan solo rigiéramos nuestras vidas por las palabras de Jesús: “amaos los unos a los otros”. Pero hemos entendido mal, y confundimos los términos, y lo que hemos hecho es armarnos los unos contra los otros.”

miércoles, 14 de septiembre de 2016

La anulación del hombre


Hace ya un tiempo atrás, la humanidad viene experimentando uno de los más nefastos problemas que está contribuyendo a que el hombre cada vez más se sienta y viva en un mundo más aislado. Esto puede parecer contradictorio, ya que, estamos en lo que muchos han llamado la era de las comunicaciones. Pero lo cierto es que a pesar del avance de las comunicaciones, el hombre hoy en día está más aislado que hace unos años atrás. El hombre de hoy, por culpa de este avance tecnológico, ya no conversa. Esa capacidad de la cual Dios nos dotó ha mermado mucho en nuestra cotidianidad. Si algo hay que caracteriza al ser humano y lo hace diferente a los demás seres vivientes, es su capacidad de poder comunicarse, poder hablar, poder conversar. Eso lo vemos tan claro en el mismo relato de la creación cuando Dios, después de crear todas las cosas, no puede entrar en relación con la creación y es entonces cuando crea al ser humano y lo dota de la capacidad necesaria para poder relacionarse con él y, a través de él, con el resto de la creación. Pero hoy  esto ha cambiado. Volvemos a recalcar que el hombre de hoy ya no conversa, no dialoga, no se comunica con el otro cara a cara. Todo hoy lo hace por medio de la tecnología. Es como si le tuviera miedo al otro y no quiere verle a los ojos.

  Etimológicamente, la palabra “conversar” significa “dar vueltas en compañía”. Dar vueltas a todo lo que pasa y hay a nuestro alrededor; a todo lo que nos encontramos en nuestro camino, empezando por uno mismo y llegando al otro. Mirar, observar la novedad de lo que nos regala cada día desde que nos levantamos de la cama; observar con detenimiento el transcurrir de nuestro día a día. Conversar nos permite celebrar la vida, meternos en ella con un entusiasmo tal que nos conduzca a inquirirla en todo su misterio. El conversar nos conduce a ir descubriendo nuestra propia alma así como la del otro. Pero, ¿será esto posible en este mundo tan tecnológico en donde los instrumentos han sustituido el diálogo, la conversación cara a cara entre las personas? Hoy es difícil encontrar o escuchar a los hijos preguntarle a sus padres cómo se conocieron, cómo se enamoraron, etc. Las familias de hoy, muchas de ellas ya no conversan, no dialogan; no hay tiempo para fomentar o profundizar en el conocimiento y acercamiento del otro. Hoy la humanidad está sometida a un fuerte aceleramiento de vida que no hay espacio para el compartir, para el diálogo, para la conversación. Se llega tarde y muy cansado del trabajo y solo hay tiempo para tirarse a la cama y cerrar los ojos y entregarse a los brazos de Morfeo, y la persona que está a nuestro lado, bien gracias.

  De la conversación se llega al conocimiento y del conocimiento al amor. La conversación nos lleva también a la amistad. En estos tiempos, a diferencia de años atrás, los vecinos no se conocen; cada quien sabía y conocía las familias que vivían a su alrededor. Pero hoy esto ya no es así en muchos casos: hoy muchas familias, muchos hogares, viven en el anonimato total. Hoy muchos vecinos no conversan; son extraños a pesar de vivir unos al lado de los otros. A penas en muchos solo se cruzan unas palabras casi obligatorias de buenos días y ya.

  Para muchos, el ritmo de vida que llevamos es un total absurdo. Vamos masificados por las calles, cada quien en su propio mundo, en total aislamiento. Basta con mirar a nuestro alrededor y darnos cuenta de que muchos andan con sus aparatos en los oídos o caminando por las calles con la vista fija en su móvil y tropezones van y vienen, ya sea con los pies o con otras personas, pero esto no nos inmuta. Llegamos a la oficina o al restaurante y lo primero que acomodamos son nuestros aparatos tecnológicos para estar pendientes si nos llaman o si nos mandan mensajes para inmediatamente responder y hundirnos en ellos mientras en frente de nosotros esta como si nada la otra persona como si se estuviera viendo en un espejo.

  No caben dudas, nos estamos anulando como personas. Nos estamos aislando cada vez más. El hombre de hoy le cuesta conversar con los demás y consigo mismo. El hombre de hoy no es capaz de adentrarse en su interior en una actitud de conversación para encontrarse con su hacedor que dijo que si le abren la puerta, su Padre y él vendrán y harán su morada en su corazón. Pero ¿cómo será posible esto, si la criatura no es capaz de conversar con su Creador? Hoy es más fácil tener un amigo virtual, una fe virtual, que una verdadera amistad que se funda nada más y nada menos que en los lazos del amor inquebrantable con que Dios nos ha creado para que le amemos a Él, amemos a los demás y nos amemos a nosotros mismos.



Bendiciones

miércoles, 20 de julio de 2016

El hombre moderno y progresista: usurpador de Dios


Según el diccionario, la palabra “usurpar” significa “apoderarse de un bien o derecho ajeno, generalmente por medios violentos; y también, “apoderarse de la dignidad, empleo u oficio de otro, y usarlos como si fueran propios”. Pues esto es lo que el hombre moderno y progresista ha venido poniendo en práctica. Nos podemos preguntar el por qué del actuar de este hombre moderno, y a lo mejor la respuesta o respuestas no sean tan fáciles de encontrarlas. Pero aun así, hagamos un intento de buscar algún camino o manera de dar con ellas.

  Para el escritor Antonio Monturiol, en su libro “Sócrates contra Obama”, nos expone lo que él ha llamado la teoría de la Usurpación, y su enunciado es: “el hombre nihilista, el hombre sin dios, el superhombre, vuelve a interesarse por Dios, pero no para amar al genuino Dios, o para adorarlo, sino para destruirlo, e intentar completar así la misión histórica del hombre al margen de Dios, y para conseguirlo pasa a usurpar las competencias propias de Dios, que son aquellas que afectan a la vida –el nacimiento, la muerte, el sexo y la procreación-, unas competencias que nunca fueron del hombre, pues sobre ellas no tiene dominio, pero que ahora él, convertido en el usurpador, maneja a capricho. De este modo, cree conseguir dejar sin sentido a Dios, tras arrebatarle a Él cualquier utilidad para el hombre”. Es decir, el hombre de hoy, el progresista, se ha adjudicado la prerrogativa de erigirse en dios de sí mismo, de decidir por sus propias manos lo que afecta a la vida, aunque no sepa ni tenga la más remota idea de qué es la vida, para qué sirve, de dónde surge y a dónde va; él mismo se ha marcado su propio destino, su propia meta. Las palabras del libro del Génesis en el relato de la creación son muy esclarecedora al respecto, cuando Dios le dijo al hombre que no comiera del árbol de la ciencia del bien y del mal, porque si lo hiciere morirá. Y es que esa ciencia a la que se refiere el texto sagrado es la moral que queda reservada a la divinidad y que no puede ser alterada por el hombre a su capricho. Pero, este hombre moderno y progresista, es lo que menos le importa, porque, como también le dijo la serpiente tentadora “serán como dioses”. Y éste se lo creyó. 

  Este hombre moderno y progresista, tiene en sus manos el destino, no sólo el suyo sino el de los demás, hasta el punto de llegar a decidir quién nace y quien muere, y cómo se procrea, etc. Este usurpador no tiene un método definido de trabajo, pero sí una forma de actuar concreta en la que va haciendo su aparición poco a poco, como todo ladrón que está siempre al acecho para hacer un boquete y meterse a la casa; o como el lobo acechando  a su presa para cazarla, aprovechando el tumulto o manada donde se arma el desconcierto y desorden. En esta forma de actuar concreta, el usurpador se granjea y gana unos adeptos que se dejan envolver por sus ideas y hasta les manifiestan fidelidad una y otra vez. Este usurpador se ha ido encargando de ir destruyendo toda su condición humanística, que ha costado tantos y tantos siglos de pensamiento, reflexión y experiencia. El superhombre de Nietzsche no pudo acabar con Dios, aunque éste haya gritado a los cuatro vientos que Dios había muerto. En realidad quien murió fue él. Pero ha surgido este hombre usurpador que quiere acabar con Dios, que quiere quitarle sus competencias, con la finalidad de anularle y hacerle desaparecer después. Este usurpador es el que se ha estado encargando de ir sacando a Dios de la esfera pública para reducirlo a la esfera de lo privado, pero con la intención de sacarlo también de la esfera de lo privado. La meta es sacar a Dios de la vida del hombre, ya que se siente amenazado para sus propósitos y deseos dominantes.

  Este hombre usurpador y progresista, ha sabido muy bien meterse, infiltrarse en esos grupos de poder –organismos, centros de poder y opinión-, que caen presas de sus postulados. Un trabajo arduo que ha tomado su tiempo y se ha expandido por todo el mundo, con más injerencia en unos países que en otros, pero sin dejar de avanzar. Los postulados de este hombre usurpador y progresista se han expandido como tal veneno de serpiente que, al morder, se riega rápidamente por todo el organismo hasta paralizar todo el cuerpo y, de no ser atendido a tiempo, provocar así su muerte. Sabe conducir a sus adeptos al egoísmo social dando carta blanca para alcanzar el fin deseado y lograr que los más bajos instintos hagan su aparición, llegando a su total degradación y aniquilación destruyendo la base moral de la sociedad. Este es el pago que se le hace a la tropa.




miércoles, 15 de junio de 2016

Los fundamentos de la Ideología de Género (y IV)


¿Qué papel juega aquí la Democracia? bueno, pues lo que vale aquí es lo que la mayoría diga. Es la irracionalidad del consenso: si la mayoría estamos de acuerdo, es bueno y válido. Y como a esta supuesta mayoría se le puede condicionar con presiones ya sea en lo político u otros grupos a través de los medios y la cultura, pues no tendremos ningún problema. Dice Clementino Martínez Cejudo, en su libro Ideología de Género y la Crisis de Occidente: “Dios me libre de la dictadura de los demócratas. Bajo la capa de la democracia, niegan cualquier disparidad de criterio que no coincida con el suyo. Se proclaman demócratas, pero no lo son”. Y el Papa Pío XII dijo: “la democracia que elimina la ley natural es un absolutismo democrático, pero en todo caso es un absolutismo totalitario”.

  ¿Y los medios de comunicación? Juegan la parte fundamental en todo este adoctrinamiento ideológico; unos más que otros. Sabemos que el poder político está muy relacionado con el mediático: los políticos aspiran a tener el control de los medios. Hay un fuerte contubernio entre estos dos poderes. Tendría que ser un medio o persona muy independiente para denunciar estas aberraciones;  porque la manipulación de los medios de comunicación y la censura de la verdad permiten manejar el mundo como si fuera un títere. Se necesitan de personas, grupos, medios que se atrevan a desafiar esta ideología y sus adeptos para que el pueblo se informe y se forme, ya que el poder de influencia de estos grupos ideológicos es my poderosa y han conseguido y están consiguiendo imponerse poco a poco en sus propósitos; y, ¿qué pasará con estos opositores? Pues que tendrán que enfrentarse duramente a una lluvia de críticas y descalificaciones.

  ¿Qué es lo que se busca con la implantación de esta ideología? En los documentos de la ONU, en un primer momento, como una política medioambientalista que buscaba la reducción del crecimiento demográfico mediante el fomento del denominado “sexo ecológico”, en definitiva, de las relaciones homosexuales. En la India en 1992, en una reunión de expertos sobre planificación, salud y bienestar familiares, adoptó la siguiente recomendación: “para ser efectivos a largo plazo, los programas de planificación familiar deben buscar reducir no sólo la fertilidad dentro de los roles de género existentes, sino más bien cambiar los roles de género a fin de reducir la fertilidad”. En la Conferencia mundial de la mujer de Pekín, el director del programa de alimentos de la ONU dijo: “Entre otros, usaremos la comida como armas contra las personas”. Esta muy especificado que con esta ideología lo que se busca es que caiga a su mínima expresión o desplomar la fertilidad,  disque por un asunto de sobrepoblación y no suficiente alimentos para toda la humanidad, sobre todo con miras en los países del llamado tercer mundo: hay que acabar con los pobres para que no sean una carga para los países ricos. De ahí el afán por establecer el aborto abierto y como un derecho, la eutanasia, legalizar uniones homosexuales y adopción por éstos, etc.

  Nunca debemos olvidar, y hay que afirmarlo con toda verdad, que la realidad sexual y sexuada masculina y femenina, con sus consiguientes papeles, no conlleva inferioridad o superioridad de un sexo sobre otro, sino simplemente diferencia y complementariedad.

  La revolución de género, sus antecedentes y sus prolongaciones nos llevan directo a la destrucción de nuestra humanidad. El Papa Benedicto XVI afirmó que, “cuando la Iglesia habla de la naturaleza del ser humano como hombre y mujer, y pide que se respete este orden de la creación, es porque de hecho, se trata de la fe en el Creador y de escuchar el lenguaje de la creación, cuyo desprecio seria una autodestrucción del hombre y, por tanto, destrucción de la obra misma de Dios”. No debemos ser pasivos y permitir a estos ingenieros sociales que ganen terreno y decanten las sociedades hacia la aceptación de su proyecto. Debemos comprometernos positivamente dentro de una inmensa y urgente tarea educativa: la formación de las conciencias y los sentimientos, el aprendizaje del discernimiento para ayudar a los jóvenes a distinguir entre lo que les conduce a la felicidad personal, y las trampas sutiles y seductoras de la nueva cultura.

  Estamos en medio de una crisis gigantesca. Podemos afirmar que en la historia del hombre nunca había alcanzado un punto tal de degradación. Estamos ante la última revelación, no ya del hombre contra Dios, sino contra la naturaleza; y no con una naturaleza en abstracto o ajena, sino contra la suya propia. No callemos; no seamos cómplices de esta aberración que anula, destruye y quita todo sentido de trascendencia del ser humano. Como apuntan casi la totalidad de los auténticos pensadores, sin distinción de credos, nos encontramos con una sociedad rota.

  Termino esta ponencia recordando las palabras de la candidata demócrata a la presidencia de los EE.UU. Hillary Clinton, que dijera en una Conferencia sobre el feminismo en el Lincoln Center de New York en abril del 2015: “los códigos culturales profundamente enraizados, las creencias religiosas y las fobias estructurales han de modificarse. Los gobiernos deben emplear sus recursos coercitivos para redefinir los dogmas religiosos tradicionales…Las objeciones de conciencia fundamentadas en creencias religiosas están detrás de la discriminación de las mujeres y los homosexuales”. ¿Qué significan estas palabras?, pues está expresando un proyecto político totalitario de ingeniería social y cultural.








martes, 14 de junio de 2016

Los fundamentos de la Ideología de Género (III)


En nuestra sociedad dominicana esta ideología se quiere implantar, y ya se están empezando a dar pasos para esto y la puerta de entrada es el proyecto de “salud sexual y salud reproductiva” que cursa en el Congreso: Ante proyecto “Empodérate” (proceso por el cual las personas fortalecen sus capacidades, confianza y protagonismo como grupo social para impulsar cambios positivos de las situaciones que viven; en cuanto al crecimiento personal, es la capacidad de cada uno de nosotros de tomar las riendas de nuestra vida; ser capaces de decidir y tomar responsabilidad de nuestras decisiones en nuestra vida y de todo lo que suceda debido a esas decisiones). Tal y como sucedió en España en el 2010: se quiere empezar desde la educación (libro hablemos patrocinado por la ONU, UE, Pro familia, y otras Ongs), donde se le quiere educar a los niños a ver como normal lo que no lo es; se le incita a explorar su sexualidad a temprana edad con la intención de aprender a masturbarse, a tener cualquier relación sentimental con quien quiera, se le enseña que la homosexualidad es normal y que tener relaciones homosexuales es normal y nadie tiene por qué decirle lo contrario (los padres). A esto el Papa Francisco nos recuerda en la misma Exhortación Apostólica Amoris Laetitia, en el n. 281: “la educación sexual brinda información, pero sin olvidar que los niños y los jóvenes no han alcanzado una madurez plena. La información debe llegar en el momento apropiado y de una manera adecuada a la etapa que viven”; C.S. Lewis, en su libro “la abolición del hombre”, dice: “dudo que estemos suficientemente atentos a la importancia que tienen los libros de texto de la enseñanza primaria”; otra manera de adoctrinamiento que ha empezado a darse es la asistencia del embajador norteamericano con su compañero sentimental a las escuelas; otra es la creación de la cámara de comercio LGTB; otra es el anuncio de la representante de la USAID de apoyar económicamente a los políticos y partidos que promuevan los grupos LGTB y “sus derechos”, que no es más que una clara y burda injerencia en asuntos internos dominicanos y esta es la hora que las autoridades no han dicho nada, etc. Esto es un modelo de corrupción. La pregunta aquí sería: ¿están ustedes, padres, dispuestos a permitir que sus hijos sean adoctrinados con nueva perspectiva de género y que no puedan decidir qué educación es la que quieren para sus hijos? Porque, después que sus hijos se destrocen síquica, sicológica, antropológicamente, ¿el Estado o alguna de estas Ongs u organismo supranacional les van a ayudar con el problema? Nos estamos enfrentando a lo que podríamos llamar un profundo lavado de cerebro de nuestra sociedad, empezando por los más vulnerables, nuestros niños y jóvenes. Definitivamente, en nuestra sociedad, podemos decir que estamos empezando a vivir cosas muy graves, y que nos afectan a todos, especialmente a los niños, y la gente no se entera, y si se entera, no reacciona.

  El Papa san Juan Pablo II denunció todo esto que se estaba fraguando en este organismo multinacional, cuando en la Conferencia sobre la Mujer de Pekín (1995), invitó a la delegación de la Santa Sede a acudir al pueblo, es decir, a hablarles al pueblo sobre lo que se estaba fraguando en esa Conferencia y lo que se le venía encima a los pueblos, a las sociedades con estas nuevas legislaciones diabólicas. Hay que educar, formar y concientizar al pueblo. Esto ciertamente causó mucho revuelo en muchas naciones europeas porque estaban apoyando esta reingeniería anticristiana: si muchas personas supieran o pensaran lo que muchos políticos están haciendo con su voto a la hora de legislar, pensarían muy bien a quién votan. Los partidos políticos, cuando llegan al poder, se encuentran con una línea marcada supranacional o transnacional que tienen que someterse a ella. Y es que, por lo común, los electores no saben nada de conexiones internacionales ocultas detrás de un partido o político, independientemente de la orientación de ese partido o político.

  La familia en nuestra cultura occidental está muy indefensa: tenemos la problemática de que los jóvenes de ahora están naciendo y creciendo en una sociedad en la que lo anormal se presenta como normal, y no solo porque están en los documentos de estos organismos y legislaciones de países, sino que están siendo bombardeados por todos lados, -y no de una manera inocente-, todo está establecido, calculado desde estos mismos organismos: presentar la homosexualidad como modelo a seguir esta en todos lados (tv, cine, revistas, dibujos animados, etc.). Es un proceso lento, pero que va haciendo huellas en la mentalidad de la juventud sobre todo hasta llegar a verlo como algo normal o natural; ahora, ¿será esto lo que les va a dar a ellos la felicidad o les hará felices? Lo ilegítimo se impone para dinamitar la ley natural. Decía el Papa Benedicto XVI: “la ley natural ha quedado, se ha convertido en una peculiaridad católica; algo que existe en cuanto a que es ley natural, hoy en día se ha venido postergando hasta que se rechaza que exista”. En el Antiguo Testamento leemos que Dios le ordenó al hombre no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, porque si lo hace morirá sin remedio. Precisamente, esa ciencia a la que se refiere la biblia es la moral que queda reservada a la divinidad y que no puede ser alterada por el hombre a su capricho.

viernes, 10 de junio de 2016

Los fundamentos de la Ideología de Género (II)


  Esta ideología tiene su origen, -en la sociedad occidental,- sobre la base de la opresión de la mujer  que ha estado sometida a estructuras machistas. Es una especie de feminismo radical que quiere acabar con todo lo que tenga que ver u oler a machismo; pero sobre todo, acabar con todo vestigio de cristianismo, ya que para éstos la religión es un medio inventado por el hombre para oprimir a la mujer; y su enemigo principal a vencer es el Vaticano. Los ideólogos de género no son feministas, pero utilizan el lenguaje feminista radical. Este feminismo radical tiene también un trasfondo marxista; de hecho, se puede decir que la ideología de género es hija de otras dos ideologías: el relativismo y el marxismo. En cuanto al relativismo el orden social no se ve como reposando en las leyes de Dios o de la naturaleza, sino como resultado de las elecciones libres del individuo y del pueblo soberano. El individuo toma sus decisiones apoyándose en las luces de la razón y eventualmente en las ciencias, pero esta postura nos lleva a dar por supuesta una ética en la que la clave para distinguir el bien del mal reside en la propia persona. Pero si no hay una verdad objetiva, si el bien y el mal son intercambiables, si somos incapaces de alcanzar la verdad o ésta está supeditada a mí mismo, entonces resulta que cada uno de nosotros es su autoridad suprema y nos encontramos con la no existencia de reglas generales universalmente válidas, por lo que es fácil, al no haber un orden moral objetivo, el caer en las mayores aberraciones. Lo bueno o lo malo, lo justo o injusto, depende de mí y haré lo que quiero, porque soy yo quien lo decide.

  En cuanto al Marxismo: este hace que sea el Estado quien me concede mis derechos, pues no hay autoridad superior a él, y en consecuencia dejo de ser sujeto natural de derechos que nadie puede violar. En cuanto a la verdad, se identifica con aquello que interesa al partido. En conclusión, nos encontramos ante una concepción totalitarista del Estado.

  Otro elemento es la revolución sexual de los 60s (la búsqueda del sexo por el sexo, placer por placer). Otro punto que promueve es la equiparación de los sexos, no ya en cuanto a derechos; sino más bien a una opción que la persona debe poder tomar libremente y la ley tiene que ampararla, protegerla; y las demás instituciones del Estado debe de apoyar a lo que la persona manifieste, sin tener que pensar en operaciones ni nada parecido, sino más bien es la pura manifestación de la voluntad.

  El siguiente paso de esta ideología es equiparar cualquier unión entre personas del mismo o diferente sexo con el matrimonio natural y como consecuencia, proponen como “familias” otros tipos de agrupaciones humanas, que trae como consecuencia que todo lo que la familia es queda descartado: para éstos ideólogos de género familia puede ser cualquier cosa: basta con que dos personas, no importando su sexo, se unan por cualquier motivo para ser reconocida como familia. Es una autoconstrucción de todo: de la persona, de la familia, de la sociedad, que sus consecuencias son grandísimas, negativamente hablando. Es una dinamitación de la sociedad. Éstos manejan una antropología totalmente contraria a la antropología cristiana. Este modelo de ideología ha sido acuñado por viejos enemigos de la cristiandad que han querido siempre acabar con el modelo cristiano.

  Las organizaciones supranacionales como la ONU, OEA, UE, los EE.UU; en diferentes conferencias, como la de Pekín en el 1995, fue lo que se podría llamar un “asalto a la familia”, ya que, en los documentos conclusivos se presentaba a la familia natural o tradicional como un obstáculo para el desarrollo de la mujer, una lacra que tenía la mujer que superar; la maternidad se empezó a valorar negativamente. En el 2001, en Ginebra se firma “El Tratado de los Comités” (comité de derechos humanos); en donde se estableció que hay que eliminar de las legislaciones nacionales toda referencia a los derechos y deberes de los padres sobre sus hijos en materia de educación, reproducción y sexualidad. Pero es que ya esto se estableció en la Conferencia de Pekín de que había que apartar a los menores de la injerencia de los padres, en el sentido de que no tendrían ellos, -los padres-, capacidad ni autoridad ni poder de decisión a la hora de transmitirles valores ni principios ni cultura. El psicólogo de Harvard, B.F. Skinner, en su libro Walden II (1948) dice: “necesitamos un orden nuevo y más  perfecto, en el que los niños sean criados por el Estado, antes que por sus padres, y que sean entrenados desde su nacimiento para demostrar sólo comportamiento y características deseables”. El Papa Francisco, en la Exh. Ap. Amoris Laetitia (n. 84), nos recuerda: “la educación integral de los hijos es obligación gravísima, a la vez que derecho primordial de los padres… El Estado ofrece un servicio educativo de manera subsidiaria, acompañando la función indelegable de los padres, que tienen derecho a poder elegir con libertad el tipo de educación, accesible y de calidad, que quieran dar a sus hijos según sus convicciones….Pero se ha abierto una brecha entre familia y sociedad, entre familia y escuela, el pacto educativo hoy se ha roto; y así, la alianza educativa de la sociedad con la familia ha entrado en crisis”. Esto es un paso aterrador hacia un nuevo totalitarismo en el que se pisotea, se invade la esfera privada en donde la familia no tendría ningún poder de decisión sobre lo que el Estado haría con los niños. La educación de los niños debe quedar totalmente apartada de lo que sus padres quieran transmitirles.

  ¿Qué es lo trágico de esto? Pues que condenan a la persona a sufrir, experimentar una frustración permanente. Se es hombre o mujer desde que se nace hasta que se muere; no importa las operaciones que se haga la persona para cambiar de sexo o tratamientos que se someta con ese fin; se cambia la apariencia más no la esencia. Es un ir contra la naturaleza de una forma violenta y esto crea una frustración desastrosa en la persona.

  Para los ideólogos de género vale cualquier tipo de agrupación de personas sin importar el sexo; vale también el derecho al hijo (que es un derecho que no existe): una cosa es estar abiertos a la vida, y otra muy distinta es el derecho a tener hijos. Esto es lo que da origen a tantos experimentos de alto riesgo como la fecundación in vitro, vientres de alquiler, o la adopción por parejas homosexuales que condicionan al niño a ver como natural lo que no lo es. Un hijo no puede tomársele ni verse como un instrumento de realización de nadie. La transmisión de la vida tiene que venir en un ambiente de normalidad y con toda su dignidad. La vida humana tiene que surgir en su ámbito natural; no en un ámbito de manipulación. Se podría decir que estamos en una especie de mundo o humanidad desquiciada donde de pronto se legaliza el aborto hasta considerarlo como un derecho (la candidata demócrata a la presidencia de los USA, Hillary Clinton dijo en una entrevista para la televisión que “los seres humanos no nacidos no tienen derechos”, y quiere mantener esa protección constitucional); como la mujer que concibe un hijo a la cual se le paga para que lo entregue a los que le dan el dinero (vientres de alquiler o maternidad subbrogada). El futuro, según éstos adeptos, es una sociedad en la que los hijos sean producto de la tecnología y la educación del Estado; en la que impere el amor libre, entendido como la práctica del sexo por puro placer, sin amor ni compromiso; sin matrimonio ni familia.




miércoles, 8 de junio de 2016

Los fundamentos de la Ideología de Género (I)


Actualmente nos hallamos en un momento histórico en el que, bajo la influencia de la corrección política marcada por la opresión de la imperante ideología de género, expresiones como hombre, mujer, padre, madre han perdido su sentido teológico-antropológico y se encuentran vacías de contenido, borradas por una idea de identidad absoluta e intercambiabilidad entre los sexos que lo inunda todo, desde la educación en las escuelas, hasta el contenido de las leyes.

  El intento de vivir sin una identidad, masculina  o femenina, está provocando frustración, desesperación e infelicidad entre muchas mujeres y hombres incapaces de ir en contra de su propia esencia. Hay una fuerte y profunda crisis de identidad en la sociedad contemporánea en los países más desarrollados, pero esta crisis ya ha llegado y se está instalando en las sociedades llamadas del tercer mundo. 

  Lo primero que tenemos que saber es qué es una ideología: “conjunto de ideas (cerradas) fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, una colectividad o época, y tiende a  conservar o transformar el sistema social, económico, político o cultural existente”. La ideología es una herramienta de control social para despojar al ser humano de su libertad, transformándolo en parte de una masa manipulable. Ahora, ¿qué es la ideología de género?: “es un sistema de pensamiento cerrado que defiende que las diferencias entre el hombre y la mujer, a pesar de las obvias diferencias anatómicas, no corresponden a una naturaleza fija, sino que son unas construcciones meramente culturales y convencionales, hechas según los roles y estereotipos que cada sociedad asigna a los sexos”. Dicho en otras palabras, el sexo es algo accidental. El Papa Benedicto XVI, refiriéndose a esta filosofía de género, dijo: “el sexo ya no es un dato originario de la naturaleza, que el hombre debe aceptar y llenar personalmente de sentido… El hombre niega tener una naturaleza preconstruida por su corporeidad, que caracteriza al ser humano. Niega la propia naturaleza y decide que ésta no se le ha dado como hecho preestablecido, sino que es él mismo quien se la debe crear”. La raíz de esta ideología es la filosofía nietzscheana: “todo está conformado por nuestra voluntad; por lo que la realidad es obra de cada cual; hemos matado a Dios y ahora sólo quedamos nosotros. Nada nos puede determinar: sólo yo decido quién soy y lo que soy. Pero nuestra voluntad no es voluntad de existir, sino es voluntad de poder, de prevalecer”. ¿Por qué utilizan la palabra género en vez de sexo? Porque el término sexo hace referencia a la naturaleza, e implica dos posibilidades, varón y mujer; mientras que el término género procede de la lingüística y permite tres variaciones, -masculino, femenino, neutro, y muchas más. No existe sexo, sino género: roles adquiridos.

  La ideología de género busca transformar, reinventar, reconstruir lo natural, no lo artificial. Es una ideología totalmente antinatural. En todo esto subyace un interés económico e ideológico. También se puede decir que la “ideología de género” es, en sentido estricto,  ideología política, que tiene como objeto la conquista del poder por parte de la mujer. Sus más versados exponentes son Carl Marx, Sigmun Freud, Jean Paul Sartre, Michael Foucault, Jacques Derridá, Simón de Beauvoir. Éstos pretenden destruir o deconstruir la misma feminidad porque la mujer, -como categoría-, es un invento de los varones. Prima la cultura sobre la naturaleza. Simón de Beauvoir destruyó la maternidad; Frida el trabajo de ama de casa; Derridá el comportamiento sexual de la mujer; la nueva identidad alemana de la ideología de género quiere destruir hasta la misma identidad femenina, porque el género (lo sexual) es performativo: es algo que se va haciendo a lo largo de toda la vida y que depende de la voluntad del sujeto. No existe identidad sexual definida, normativa. El sujeto se define a partir de su práctica sexual, que es acción política: practicar el sexo es practicar la política: no hay normalidad sexual y la acción política liberadora consiste en la elección libre de la identidad de género, permanentemente cambiante. Hay que redefinir la sexualidad: el binomio heterosexual-homosexual es una producción homofóbica; así como el binomio hombre-mujer es una producción sexista.

  Quienes defienden y promueven esta ideología parten de la base de que no existe una ley natural. El sexo, según esta ideología, no es algo que venga dado por la naturaleza o por Dios, sino que es más bien una opción de la persona. Lo que determina el género es la educación. De aquí sale el que para éstos es más conveniente hablar de “genero” que de sexo, porque lo que cuenta es el género humano, mientras que el sexo cada uno lo construye o decide voluntariamente a cual pertenece o quiere pertenecer: puede cambiar voluntariamente de sexo cuantas veces quiera; no es necesario que se opere o haga tratamientos con una repercusión física; simplemente basta que exprese esa voluntad y se le tiene que reconocer hombre o mujer en función de lo que la persona manifieste. Es decir, es una autoconstrucción de la persona y no es algo que venga dado. Es de Simone de Beauvoir, en su obra “El segundo sexo” (1949), la frase “mujer y hombre no se nace, sino que se hace”.

martes, 7 de junio de 2016

Exhortación Apostólica Amoris Laetitia


Ya está publicada la Exhortación apostólica post-sinodal “Amoris Laetitia” (la alegría del amor en la familia), que es el resultado del Sínodo sobre la familia que tuvo lugar el año pasado en la ciudad del Vaticano. Este documento es el resultado de una amplia reflexión sinodal y papal, fruto de ese pasado Sínodo que tuvo como preámbulo un Sínodo extraordinario, es decir, que es fruto de dos años de reflexión sobre el tema de la familia en su situación actual. Ha sido un documento muy esperado, no solo por los católicos sino también por el resto del mundo ya que generó desde el principio muchas expectativas y también muchas especulaciones en donde se esperaba la postura del santo Padre en materia doctrinal y eclesial. Hay que recordar que este Sínodo sobre la familia, desde el principio se dijo que no iba a tratar aspecto de la doctrina, sino más bien era en lo referente a los desafíos pastorales que hoy presenta esta institución humana y cristiana en el contexto de la nueva evangelización.

  Fueron muchas las opiniones que se dieron en torno a este Sínodo tanto desde el ámbito externo como a lo interno de la Iglesia. Opiniones muy variadas, hasta de varios cardenales, como lo fue el cardenal alemán Kasper sobre el tema de la comunión a los divorciados vueltos a casar. Ya el mismo santo padre había dicho que el tema de la familia es muy basto y complejo para querer enmarcarlo a un solo aspecto como el ya mencionado, como si fuera éste el único problema que afecta a la familia. Fueron muchas las especulaciones y hasta se dieron por seguras una que otra idea que el santo padre ya había dicho. Hemos dicho en otras ocasiones que una de las particularidades del Papa Francisco es que él deja que todos opinen y hablen, pero después él viene con las palabras definitivas al respecto de cualquier tema que tenga que ver con su magisterio y la doctrina eclesial.

  Este documento post-sinodal, podríamos decir que ha causado mucha “decepción” en muchas personas que pensaron que el santo padre una vez más pondría en entredicho la enseñanza y doctrina eclesial de más de veinte siglos; pensaban que en este documento quedaría ya manifestada la “nueva postura” de la Iglesia Católica con respecto a estos temas; era, por así decirlo, la “modernización” de la Iglesia, o la nueva postura de una Iglesia Católica disque anquilosada y atrasada, etc. Pero nada de eso ha sucedido. Lo externado por el santo padre en este documento es una prueba más de que sigue en continuidad con el magisterio eclesial de tantos siglos del cristianismo.

  Aun así, no han parado, -sobre todo los medios de comunicación secular y uno que otro católico-, de hacer sus especulaciones o interpretaciones a conveniencia; han querido o forzado a decir al Papa lo que no ha dicho o querer hacerle decir al documento lo que no dice. Se sigue insistiendo en el tema de la comunión a los divorciados vueltos a casar y se especula que el Papa ha dado el permiso para que esto pueda ser posible. Pero la realidad es que en ninguna parte del documento dice tal cosa. El santo padre reitera la doctrina eclesial al respecto de este tema. Esta exhortación apostólica es un documento muy extenso, consta de nueve capítulos: 1- a la luz de la palabra; 2-  la realidad y desafíos de la familia; 3- mirando a Jesús: vocación de la familia; 4- el amor en el matrimonio; 5- amor que se vuelve fecundo; 6- perspectivas pastorales; 7- fortalecer la educación de los hijos; 8- acompañar, discernir e integrar la fragilidad y 9- espiritualidad matrimonial y familiar. Por lo cual el mismo Papa invita a que sea leído con pausa y discernimiento. Dice el Papa en el no. 2: “los debates que se dan en los medios de comunicación o en publicaciones, y aún entre ministros de la Iglesia, van desde un deseo desenfrenado de cambiar todo sin suficiente reflexión o fundamentación, a la actitud de  pretender resolver todo aplicando normativas generales o derivando conclusiones excesivas de algunas reflexiones teológicas”.

  Es compleja la situación de la familia actualmente. Esto lleva a la Iglesia a estar buscando constantemente nuevas formas o maneras de cómo responder a estas problemáticas sin que esto quiera decir que tiene que traicionar la enseñanza evangélica y eclesial de más de veinte siglos. El santo padre invita y nos recuerda como una propuesta para las familias cristianas, que las estimule a valorar los dones del matrimonio y de la familia, a sostener un amor fuerte y lleno de valores como la generosidad, el compromiso, la fidelidad y la paciencia.

  No esperemos más. Leamos con fe y desafío esta exhortación para que juntos busquemos y logremos fortalecer esta institución fundamental de la sociedad y los retos pastorales que nos presenta.

martes, 24 de mayo de 2016

Hablemos del pecado: su nombre


“…Un día en que los hijos de Dios fueron a presentarse ante Él, apareció también entre ellos el Satán. Dijo Dios al Satán: ¿de dónde vienes? El respondió: de pasearme por la tierra…Dijo Dios. ¿Te has fijado en mi siervo Job? No hay nadie como él en la tierra, es un hombre íntegro y temeroso de Dios y apartado del mal. Dijo el Satán: ¿crees que no le teme a Dios por nada? Has bendecido sus actividades y familia. Ponle la mano a sus posesiones y verás cómo te maldice…” (Job 1,6-11).

  Vemos en este pasaje del libro de Job que se nos muestra al tentador como uno de los hijos de Dios. El nombre de Satán significa “el adversario”, “el acusador”. Es uno de los servidores de Dios. Este ángel servidor reta a Dios en su siervo Job y Dios le permite la prueba, pero sin ponerle la mano a Job. Nos muestra este pasaje bíblico que el Diablo o Satán tiene astucia para tentar, más no poder. Lo mismo nos presenta el evangelio, cuando Jesús fue tentado en el desierto por el Diablo o tentador. El Diablo no es poderoso ya que si lo fuera le haría la guerra directamente a Dios; entonces como no puede hacerlo así, le golpea a Dios por donde más le duele: por sus hijos e hijas, tentándolos. Ya estamos más conscientes de la astucia que utiliza para tentar y hacer caer a nuestros primeros padres.

  Con el Diablo no se dialoga. Este es uno o el más grave error que cometemos los seres humanos. Escucharle es ponernos en riesgo de caer, ya que tiene una forma muy sutil de cómo enredarnos en su telaraña pecaminosa. Lo que empezó en Eva como una tentación en la carne, terminó en una tentación en la soberbia... “seréis como dioses”. El Diablo no tienta a la buena de Dios, sino que analiza y ataca donde ve que tiene alguna posibilidad. Por esto mismo es que se nos recomienda muy encarecidamente la oración: “velen y oren para que no caigan en la tentación” (Mc 14,38), nos dijo Jesús. La tentación es incompatible con la oración.

  Una pregunta que no deja de darnos vueltas en la cabeza, hablando de la tentación -, es preguntarnos el por qué Dios permite la tentación. Lo podemos formular de otra manera: ¿Dios puede tentar? La respuesta inmediata es NO. Dios no puede tentar ni ser tentado. La tentación no puede darle a Dios lo que Dios tiene en plenitud. Dios es el sumo bien. En Dios no hay maldad. En Dios la tentación es imposible, porque esta no tiene nada que ofrecerle. Nos dice el apóstol Santiago en su carta: “Consideren como perfecta alegría, hermanos míos, cuando se vean cercados por diversas pruebas, sabiendo que la prueba de su fe produce constancia” (1,2). Nuestra fe en Dios se fortalece en la prueba. San Pablo utiliza la imagen del oro pasado por el fuego para decirnos que así mismo tiene que ser probada, purificada y fortalecida nuestra fe; y también nos dice que nos preparemos para cuando Dios se decida a probar nuestra fe.  Es muy conocida por nosotros la frase que dice “si tus problemas son grandes, cuéntales a tus problemas lo grande que es Dios”. Esto nos llama a fortalecer nuestra fe; pero también la tentación es una oportunidad para crecer y fortalece r la virtud. Nos dice el padre Fortea en su libro Summa Daemoniaca: “Si no existiera la tentación no podría darse esa constancia de la virtud que resiste una y otra vez contra toda seducción tentadora. Dicho de otra manera, hay determinados tipos de virtudes que jamás podrían existir sin haber resistido antes la tentación. Es más, cuanto más dura sea la prueba, mayor será la luz de la virtud al sobreponerse a la tentación” (pág. 45).

 

Bendiciones.