domingo, 11 de mayo de 2025

Interpretando los gestos y palabras del Papa León XIV en su primer mensaje a la Iglesia y el mundo.

 

Por P. Robert A. Brisman P.

  Queridos hermanos, seguimos llenos de gozo y felicidad por el nuevo Pontífice que el Señor Jesús, por inspiración del Espíritu Santo, nos ha dado a su Iglesia. Podemos decir de manera jocosa que, estamos en nuestra luna de miel. Siguen siendo días de expectativas, incertidumbres, especulaciones, acusaciones, señalamientos, juicios, etc., con respecto a la persona del recién electo sucesor del apóstol san Pedro y Vicario de Cristo en la tierra. Los comentarios no han cesado y se sigue diciendo de todo sobre este sucesor 267 del primero de los apóstoles. Una vez más recordamos que debemos tener mucho cuidado con esos comentarios, porque muchos de ellos, - quizá la mayoría -, son malintencionados. Los enemigos de la Iglesia de Cristo y del cristianismo no han perdido tiempo para enfilar sus cañones y reiniciar el ataque. Podemos decir que tuvieron unos días de tregua esperando a ver lo que sucediera o saliera del recién concluido Cónclave para la elección del Romano Pontífice. Lo cierto es que con el elegido al ministerio petrino, se provocó mucha desilusión y frustración con los pronósticos que los medios, - sobre todo seculares -, hicieron de los llamados “papables”. Se cumplió, una vez más el dicho: “el que entró papa salió cardenal, y el que entró cardenal, salió papa”.

  Pero, a parte de lo anterior mencionado, quiero enfocarme en hacer algunos señalamientos acerca de por dónde creo que el Papa León XIV llevará su ministerio petrino y que se traduce en el camino por dónde llevará a la Iglesia, al rebaño de Cristo. Voy a hacerlo sobre todo partiendo de su mensaje que dirigió desde el balcón de la Basílica de san Pedro a todos los allí reunidos y al mundo, después de su elección.

  Lo primero que debemos notar es que, salió al balcón vistiendo las prendas litúrgicas pontificales tradicionales. También va a vivir en el Palacio Apostólico. Me llamó la atención que inició invocando y llamando a la paz: “La paz esté con ustedes. Quiero que este saludo de paz llegue hasta sus corazones, a todas las familias, a todos los pueblos, a toda la tierra…, la paz esté con ustedes. Esta es la paz del resucitado: una paz desarmada y una paz desarmante y también perseverante; que proviene de Dios, que nos ama a todos incondicionalmente”. Creo que este Pontífice podría ser llamado el Papa de la paz, hacedor y constructor de la paz. Y quiero aquí hacer una notación sin que se me malinterprete. El Papa León XIV es de nacionalidad norteamericana y creo que será un punto clave en su ministerio petrino el trabajo que pudiera realizar, junto al presidente de los Estados Unidos, en la búsqueda de la paz en los diferentes conflictos bélicos actuales más sonados: Rusia-Ucrania; India-Pakistán; Israel-Franja de Gaza; China-Taiwán.

  Otra señal que descubro en este Pontífice nuestro es que ha centrado su ministerio en la persona de Cristo; será un pontificado Cristocéntrico, y “llamó a que seamos verdaderos discípulos de Cristo, ya que él nos precede; el mundo necesita de su luz; la humanidad necesita de él como el puente para alcanzar de Dios su amor. Ayúdennos también ustedes a construir puentes con el diálogo, con el encuentro, poniéndonos todos para ser un solo pueblo siempre en paz”.

  Resaltó también en su mensaje “la unidad que debe de haber en la Iglesia, como un caminar juntos, buscando siempre la paz, la justicia; trabajando siempre como hombres y mujeres fieles a Jesucristo sin miedo para proclamar el evangelio y para ser misioneros”. Aquí resalto el llamado que hizo para que la Iglesia sea misionera que, de hecho, esa es su esencia, es la única misión, esa es su naturaleza, para eso existe: para evangelizar y llevar las almas al cielo (san Pablo VI).

  No podemos dejar pasar el hecho de haber especificado su filiación religiosa, cuando mencionó una frase emblemática de su padre fundador san Agustín: “Para ustedes soy obispo, pero con ustedes soy cristiano”. Este santo es imagen de la custodia, defensa y proclamación de la sana y verdadera doctrina evangélica, y también es conocido como el “doctor de la gracia”. El santo Padre León XIV no tiene la salvación asegurada, sino que también está en el camino para salvarse con el resto de los creyentes, de la Iglesia.

  Volvió a resaltar la unidad en el caminar juntos hacia la patria que Dios nos ha preparado. “Llamó a su Iglesia particular, como Obispo de la diócesis de Roma, a ser una Iglesia misionera, una Iglesia que construye puentes de diálogo, siempre abierta a recibir con los brazos abiertos a todos aquellos que tienen necesidad de recibir nuestra caridad y presencia de diálogo y de amor”.

  Pues este es uno de los desafíos a tener cuenta: buscar, construir y edificar la unidad de la Iglesia de Cristo, dando así cumplimiento al deseo de Jesús en su oración al Padre: “Padre, que así como tú y yo somos uno, que éstos también sean uno, como tú en mí y yo en ti” (Jn 20,21-23).

  León XIV es un hombre políglota. Habla perfectamente varios idiomas: su natal inglés, español, italiano, francés y portugués. En su primer mensaje dirigió unas breves palabras en español, sobre todo, saludando a su antigua diócesis de Chiclayo en el Perú. Llamó también a seguir siendo una Iglesia sinodal. Una Iglesia que camina y busca la paz, que busca siempre la caridad, una Iglesia que busca siempre estar cerca de quienes sufren.

Ha sido muy significativo también el que haya mencionado y encomendado su ministerio a la Virgen María, que camina siempre con nosotros y está cerca de nosotros, ayudándonos con su intercesión y su amor. Por esto terminó su mensaje, invitando a rezar juntos el Ave María. Nos da la impresión de que será un pontificado mariano.

  Si su pontificado estará marcado por el pilar de la unidad, esto nos tiene que llevar a pensar en cómo, - y será uno de sus grandes retos -, enfrentará la crisis doctrinal que está avanzando en la Iglesia católica alemana. Recordemos que los obispos alemanes, no bien había sucedido la muerte del Papa Francisco, aprobaron el reglamento para bendecir a las parejas homosexuales. Y esto lacera precisamente la unidad de la Iglesia. Su primer predecesor homónimo, el Papa san León Magno, es llamado el “doctor de la unidad”: defensor de la unidad de la Iglesia, tanto en el campo doctrinal como disciplinar (Papa san Juan XXIII, Enc. Aeterna Dei Spientia).

  Pues este es el Romano Pontífice, el sucesor del apóstol san Pedro, que nuestro Señor Jesucristo quiso darnos a su Iglesia en estos tiempos convulsos. Es un hombre y sacerdote de una gran experiencia de vida espiritual, pastoral, doctrinal y eclesial. Es un hombre de los polos, de los extremos, es decir, norteamericano de nacimiento y pastor en el sur del continente. El nombre elegido por él no ha sido casualidad, sino que, tiene que ver con el legado que dejó su predecesor homónimo, León XIII: el Papa que, - entre muchas cosas -, introdujo a la Iglesia en la cuestión social, que condenó el socialismo-comunismo, defendió la propiedad privada y a los obreros, condenó la masonería dentro y fuera de la Iglesia, retomó la doctrina tomista dentro de la Iglesia para contrarrestar la ideología progresista y del relativismo moral, y que tuvo una visión de la batalla de la Iglesia contra satanás y compuso una oración al arcángel san Miguel para proteger a la Iglesia, para que fuera rezada al final de cada misa. Además, bíblicamente hablando, en Amós 3,8, se nos muestra la autoridad divina manifestada a través de la fortaleza del rugido del león; y en el Apocalipsis 5,5, Cristo mismo es denominado “el león de la tribu de Juda”, título que refleja su realeza y su victoria definitiva sobre el mal. Ya san Isidoro de Sevilla, en sus “Etimologías”, explica que el león es llamado rey porque sus rugidos hacen temblar a todas las bestias. Y esto es lo que la Iglesia hoy necesita: un pastor que haga temblar con su voz a aquellos que amenazan la fe y la moral cristianas. Y es que el santo padre León XIV, tendrá que enfrentar poderes imperiales e ideologías totalitarias, que han penetrado la Iglesia de Cristo e intentan destruirla desde dentro.

  No es bueno ni justo hacer juicios ni señalamientos de su persona ni de su pontificado, puesto que, apenas ha sido elegido al mismo. No es lo mismo ser un subordinado que pasar a ser y tener el puesto de máxima autoridad en la Iglesia universal. Debemos dejar que inicie su ministerio petrino para darnos cuenta de cuál o cuáles serán las líneas que seguirá en su pontificado. Él tendrá que impregnar de su impronta, como todo Pontífice, su ministerio petrino. Había temor e incertidumbre de que el nuevo Pontífice fuera de mentalidad ideológica liberal, progresista, conservadora, tradicionalista, radical, etc. Lo que nos toca es orar por él, por su ministerio petrino para que sea un buen pastor. El pastor no es nada sin su rebaño, como tampoco el rebaño es nada sin su pastor.

  No caigamos ni nos dejemos llevar por los prejuicios. Nos toca orar con fe, humildad, perseverancia, confianza y devoción. Somos la Iglesia de Cristo, su pueblo santo. Somos Iglesia misionera, evangelizadora y evangelizada. Debemos ser luz para este mundo que camina en tinieblas y en la mentira. Estamos viviendo una gran crisis de fe, de la pérdida de lo sagrado y del hombre en su naturaleza. Somos buscadores de la verdad de Dios, para ser real y verdaderamente libres. Somos y debemos ser Iglesia de la paz. Pero no de esa paz que nos ofrece el mundo, sino la paz que nos da Dios: la paz que es un don, un regalo de Dios.

  Seamos, junto a nuestro santo padre León XIV, leones de la fe, dispuestos a defender la verdad sin componendas y sin miedo, pero con caridad, firmes en los principios y misericordiosos con las personas.

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