jueves, 13 de febrero de 2014

Derecho a Disentir


Hace unos días hemos venido escuchando sobre los diferentes pareceres que muchos, sobre todo, algunos comunicadores, vienen manifestando con respecto a la posición en materia migratoria de Monseñor López Rodríguez. Lo que ha suscitado o arreciado más esta situación son unas palabras que pronunció en donde se refiere a un sacerdote jesuita que ha llamado a desacatar la sentencia del Tribunal Constitucional 168/13 que fija los alcances de la nacionalidad dominicana. El señor cardenal, sabemos que es un hombre de convicciones y por lo tanto, muy coherente. Un hombre que expresa sus ideas con claridad y sin cortapisas, no importándole si los demás están o no de acuerdo con él. Eso lo tiene sin cuidado.

  Toda persona tiene derecho a disentir (a no estar de acuerdo; a no ajustarse al sentir o parecer del otro; opinar de modo distinto), de los demás. Pero, para poder expresar ese disentir es necesario hacerlo con fundamento y respeto. Una persona no puede llevar la contraria a otra porque sí; más bien debe de manifestar sus argumentos para justificar su postura. Cuando un padre le dice a su hijo que no haga tal cosa sin darle razones, el hijo inmediatamente le reclamará, -y con derecho-, por qué no debe hacerlo. El padre puede que le diga que es simplemente porque no quiere que lo haga y ya, pero esa no es una razón válida porque entonces lo que provocará es que el hijo se le revele. No se trata de ser un rosca izquierda porque sí. Pero también está el respeto: el hecho de disentir de las ideas del otro no tiene que llevar a la persona a asumir una actitud de irrespeto al grado de caer en una actitud de insultos, diatribas, violencia, desconsideración, etc. Nuestro Señor Jesucristo dijo “trata a los demás como quieres que te traten a tí”. El que quiera que lo respeten, pues debe  primero respetar. Esto es lo que no ha sucedido con nuestro señor Cardenal López Rodríguez. Una cosa es lo que nuestro Cardenal, en su condición de sacerdote y obispo, manifiesta y enseña con respecto a la doctrina de la Iglesia, y otra cosa es lo sus ideas con respecto a otros temas de corte social, político, etc. Con la primera no tenemos que dudar porque eso es parte del magisterio eclesial iluminado por el evangelio. Con la segunda son cosas fruto de sus reflexiones personales.

  Hay algunos comunicadores y comunicadoras que se han dado a la tarea de aprovechar esta situación para enfilar hacia el Cardenal un ataque sin más por sus ideas, su visión con el tema migratorio. Ha habido hasta de los más impublicables insultos que lo único que falta es que le arranquen la cabeza al cardenal. Esta es una nueva forma de inquisición. Pero lo más chulo de esto es que algunos de ellos se llenan la boca de decir que son católicos. Bueno, con católicos asi, ¿para que queremos atraer a los que están alejados? Estos comunicadores no son capaces de discutir seriamente las ideas, sino más bien se han  ensañado de una manera visceral hacia la figura de nuestro cardenal. Esto se llama intolerancia. Pero los que tenemos un poco más de conocimiento de la situación, sabemos que estos ataques no son gratis. Estos ataques responden a una línea política y también ideológica. No podemos ocultar que la persona del Cardenal López Rodríguez ha sido una piedra de choque para otros grupos que han querido imponerle a nuestra sociedad sus ideas descabelladas, sobre todo en materia moral. Pero también está el asunto que tiene que ver con la migración. Hay toda una maquinaria detrás de ellos que son los que de alguna manera están financiando todo este “lobysmo”. Estos comunicadores, que no son más que comerciantes de la verdad y de su conciencia, lo que buscan es influenciar de tal manera en la mentalidad de la sociedad, que buscan predisponerla contra el cardenal, llegando incluso a los mismos feligreses. Pero se han equivocado, porque el tiro les ha salido por la culata. El Cardenal tiene todo el respaldo de su feligresía y de sus sacerdotes que estamos al tanto de esto y les estamos haciendo ver a la gente lo que hay detrás de estos ataques. Nuestro Cardenal no está solo. Cuenta con nuestras oraciones pero también con nuestra presencia a su lado. Caminamos con él y luchamos con él; pero lo hacemos con las armas que nos proporciona la fe: la oración.

  Aquí hay personas que saben buscar muy bien en los medios cuando “quieren” oír lo que quieren oír; pero no les gusta escuchar lo que “tienen” que escuchar. Por esto es que la Iglesia siempre ha sido el enemigo perfecto, es decir, la Iglesia nunca ataca con las mismas armas con que a ella es atacada. Su arma es la oración. Pues entonces, el que no quiere escuchar lo que tiene que escuchar, que se tape los oídos. Seamos todos respetuosos de la opinión de los demás, aunque no las compartamos, para que podamos vivir en paz, como diría el benemérito de las Américas Benito Juárez.

1 comentario:

  1. Salvo algunos comunicadores, la gran mayoría responde a intereses económicos, así sean comunicadores católicos o protestantes, eso viene de la cultura que se viene desarrollando en nuestro país de cambiar meteoricamente el estatus económico. Pero no hay cambio en lo social, ni espiritual...

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