domingo, 25 de diciembre de 2022

: ¡Nos ha nacido un Salvador!

 

Tiempos difíciles estamos viviendo en la actualidad. Vivimos el nuevo concepto antropológico del hombre, fruto de la nueva reingeniería social, de la secularización Gran parte de la humanidad está caminando en tinieblas, en una profunda oscuridad. Parece que estamos habitando una tierra cubierta por un gran manto de sombra. Y esto no es más que signo del pecado. Estamos sumergidos cada vez más en la tristeza, el desánimo, el egoísmo, la envidia, las ambiciones desmedidas, el materialismo, el consumismo, el disfrute de la vida con desenfreno y descontrol. Y es que el criterio parece ser es “lo que yo puedo comprar, es lo que le demuestra al otro lo que soy”. Es la envidia social que está calando en lo más profundo de nuestro corazón.

  Seguimos viviendo en un mundo de desigualdades entre ricos y pobres; aumento de la pobreza, hambre, falta o escasez de recursos, desesperanza, guerras, violencia, terrorismo, etc. Todo esto tiene un denominador común: la ambición del poder que se logra, sobre todo, por la influencia del dinero.

  Este es un panorama poco motivante. Pero en medio de éste se nos hace presente el motivo de nuestra esperanza: ha aparecido la gracia de Dios que trae la salvación, porque un Salvador nos ha nacido. Esta esperanza que nos trae el Salvador nos comunica a todos que el cambio en nuestras vidas es posible; que esta realidad de oscuridad en la que transitamos puede llenarse de luz; la luz que él nos trae y que es él mismo: “Yo soy la luz verdadera que alumbra a todo hombre; el que viene a mí nunca caminará en las tinieblas”. Pero también es la lámpara que ilumina nuestro camino para que podamos vencer las tinieblas de la impiedad y recuperar la esencia y práctica de una vida sobria y religiosa.

  La Navidad, el nacimiento del Salvador, nos dice que las cosas pueden ir mejor; que la justicia y la solidaridad nos pueden ayudar a acabar con tanta miseria y mezquindad; que las desigualdades pueden desaparecer; que el encuentro con el otro es posible para juntos buscar y construir el diálogo respetuoso para poder entendernos en la búsqueda de soluciones a los grandes problemas y dificultades que vivimos. El nacimiento de nuestro Salvador nos hace posible el practicar la tolerancia en la construcción de la verdadera paz que nos lleva al respeto de los demás, de sus ideas y de sus sentimientos.

  Nuestro Salvador ha venido a nosotros; ha establecido nuevamente su morada entre nosotros. Toca a nuestras puertas para que lo recibamos: “Mira que estoy a la puerta, tocando; si tú me abres, mi Padre y yo vendremos y haremos en ti nuestra morada”. Pero ¿estamos nosotros preparados para escucharlo y acceder a lo que nos pide? ¿Hemos acallado nuestro interior, nuestro corazón, de esos ruidos ensordecedores que hay a nuestro alrededor? ¿Esta nuestro corazón vacío de lo superfluo, de nuestros intereses, para dar lugar a los intereses de Cristo? ¿Dar lugar a sus bendiciones? ¿A sus misericordias? ¿Existe en nosotros el valor para dejar que entre a nuestra vida, a nuestro corazón? ¿O nos domina el miedo? ¿Resuenan en nosotros aquellas palabras que el ángel del Señor le dirigió a la Virgen María, a Zacarías y a san José: “No temas”? ¿O las palabras dichas por el mismo Jesucristo: “No tengan miedo; crean en Dios y crean también en mí?”

  Quiero también aprovechar este acontecimiento para reflexionar sobre este nuevo lenguaje que se viene implementado desde hace unos años atrás sobre la Navidad, en cuanto a la palabra y su significado; pero, sobre todo, esa intención sesgada que viene imponiendo un grupito de la élite globalista con sus políticas impositivas y que su intención es ir borrando todo vestigio religioso-cristiano de nuestra cultura occidental. Pues esto no tiene nada que ver con la casualidad ni mucho menos con la falsa idea o intención de evitar cualquier señal de discriminación y exclusión para aquellos que no profesan ninguna creencia religiosa ni tampoco para los que no profesan la fe cristiana. Esto va más bien en el sentido de la manipulación, del engaño e ideologización que se viene imponiendo a la humanidad y que viene avanzando, - no de manera unísona en todos los países -, ya que, en unos está más avanzado que en otros. Pero la intención siempre es la misma: imponerla a todos por igual. Esto también es parte de la agenda ideológica que este grupito de la élite globalista viene imponiendo a los políticos de las naciones que, con su chantaje de inclusivismo y antidiscriminación, imponen a sus títeres en el poder, para que éstos, a su vez, la impongan a sus gobernados.

  La Navidad es una celebración religiosa cristiana. Encierra una fuerte carga de ternura y de recogimiento. Pareciera que la Navidad tiene una especie de toque mágico. Esta celebración es aprovechada por todos, -creyentes y no creyentes; cristianos y no cristianaos -, que evoca distintos sentimientos de gran gozo, recuerdos hermosos, ambiente familiar con celebraciones y comidas compartidas. Para otros la Navidad no es más que una fiesta de puro jolgorio, que invita al consumo muchas veces desmedido y al despilfarro; a darle gusto al cuerpo, - como se dice popularmente: “Frente a una cultura consumista que tiende a ignorar los símbolos cristianos de las fiestas navideñas, preparémonos para celebrar con alegría el nacimiento del salvador, transmitiendo a las nuevas generaciones los valores de las tradiciones que forman parte del patrimonio de nuestra fe y cultura” (Benedicto XVI). También está el tema de la nostalgia, del recuerdo de ese o esos ser/es querido/s que ya no está/n en este mundo o que vive/n en otro país. Hay también personas que no les gusta la Navidad porque les provoca depresión, tristeza, amargura, etc.

  Pero recordemos que la Navidad es sobre todo “encuentro”. La palabra “encuentro” evoca también otra palabra: “búsqueda”. El hombre siempre está en búsqueda: “Contemplando a este niño, percibimos la gran confianza de Dios en nosotros y las grandes posibilidades de hacer cosas hermosas y grandes en nuestras jornadas, viviendo con Jesús y como Jesús” (Benedicto XVI). Dios viene a nuestro encuentro, así como lo hizo con Saulo, cuando éste iba camino a Damasco en su persecución. Pero también viene a nuestro encuentro como lo hizo con aquellos dos discípulos camino a la aldea de Emaús; se acerca y conversa con nosotros. Dice el evangelio que es el Dios con nosotros y debemos estar alegres porque Dios ha visitado a su pueblo. Así saludamos su llegada: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! Así, Dios nos manifiesta de una manera definitiva su gran amor por nosotros, sus criaturas; pero, sobre todo, por nosotros sus hijos e hijas. Y es que Dios no quiere que ninguno de sus hijos e hijas perezca, sino que, al conocer a su Hijo, tenga vida eterna. Dios quiere que tengamos vida en su nombre y que, por su amor, aprendamos a ser hermanos.

  Nuestra Iglesia católica siempre nos ha invitado a que preparemos esta celebración de la Navidad. Por eso nos ofrece el camino del Adviento, que son cuatro semanas previas que vamos reflexionando en diferentes aspectos de La Palabra de Dios que nos presenta el evangelio sobre el acontecimiento del nacimiento de su Hijo en Belén. En este camino del Adviento tuvimos la oportunidad de reflexionar cada domingo sobre un aspecto especial del mismo: el primer domingo se nos hizo hincapié en la actitud de estar vigilantes; el segundo domingo se nos habló de la paz; el tercer domingo se nos habló de la alegría; y el cuarto domingo ya se nos encaminaba hacia el nacimiento del Hijo de Dios.

  Decía el papa san Juan Pablo II en 1978, en su primer mensaje de Navidad que, “deseaba que sus palabras respondan a la sencillez y profundidad que la Navidad irradia para todos… y que la naturaleza humana asumida místicamente por el Hijo de Dios en cada uno de nosotros, que hemos sido adoptados en la nueva unión con el Padre, sea la chispa de luz más profunda de la humanidad a quien Dios ha visitado, esta humanidad acogida de nuevo y asumida por Dios mismo”. Y el papa Benedicto XVI, en su mensaje de Navidad en el 2005, dijo: “El hombre de la era tecnológica, si se encamina hacia una atrofia espiritual y a un vacío del corazón, corre el riesgo de ser víctima de los mismos éxitos de su inteligencia y de los resultados de sus capacidades operativas. Por eso es importante que abra la propia mente y el propio corazón a la Navidad de Cristo, acontecimiento de salvación capaz de imprimir renovada esperanza a la existencia de todo ser humano”.

  Desde que se acerca el mes de noviembre, ya se siente el ambiente navideño en muchas personas, familias e instituciones. Otros prefieren esperar a que inicie el mes de diciembre para empezar el ambiente navideño. Se habla siempre de la típica brisa de navidad, las luces, los arbolitos, el pesebre.  Desde hace tiempo hemos venido escuchando por diferentes medios, ya sean personal o los medios de comunicación, en los diferentes programas por televisión, radio, etc., el que se desea unas “felices fiestas”. Y el argumento es: “para no ofender ni discriminar a los que no son cristianos o no profesan ninguna religión”. Pero ¿desde cuándo decir y desear feliz Navidad fue o ha sido ofensivo? ¿Entonces los que debemos de ceder o arrodillarnos siempre somos los cristianos?  ¿Somos nosotros, los cristianos, los que siempre debemos dejar de ser discriminatorios, pero los demás con nosotros no lo son al imponernos sus ideas? ¿En realidad afecta o se discrimina, al decir feliz Navidad, al que no es cristiano o ateo? ¿Le ha importado a esta gente anteriormente el que se celebre o no la Navidad con todo su significado religioso? ¿No se han gozado estas personas las fiestas navideñas, sean creyentes o no, como cualquier otra fiesta sin más? ¿Pues ahora resulta que es ofensivo y discriminatorio decir y desear feliz Navidad? Podemos hacernos más preguntas. Pero, no nos engañemos ni permitamos que nos engañen y manipulen. Lo que realmente está detrás de esta intención es, como ya hemos dicho, querer borrar todo vestigio, sentido, identidad y sentimiento cristiano de nuestra cultura occidental.

  Tenemos ejemplos de cómo ha venido avanzando e imponiéndose esta idea de querer borrar la identidad cristiana. Esta fiesta está prohibida en muchos países. Por ejemplo: Arabia Saudita, país musulmán en donde los cristianos están sometidos a muchas restricciones por el hecho de serlo y, donde también se les obliga a practicar su religión de manera privada; Corea del Norte, donde su presidente ordenó la no celebración de la Navidad el 25 de diciembre, sino más bien que se celebre la memoria de su abuela que nació ese día, pero en el año 1919, llamándola “la sagrada madre de la revolución”; Tayikistán, de mayoría musulmana y donde está prohibido celebrar la Navidad y todo los elementos que tienen que ver con ella, como son los nacimientos, fuegos artificiales, comidas, entrega de regalos, etc.; el país de Brunéi, que prohibió la celebración de la Navidad alegando que podría influir en la desviación de los musulmanes y dañar su fe; y Somalia, que prohibió la celebración de la Navidad por considerarla una amenaza para su fe musulmana. También están los llamados países escandinavos o nórdicos (Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia), que le han declarado una especie de “guerra a la Navidad”. Y, recientemente, ha sucedido que, en el Reino Unido, -Inglaterra -, se ha dado la orden a sus funcionarios de gobierno de no mencionar la palabra “Navidad” en sus fiestas de fin de año, para no ser discriminatorios ni exclusivos, y más bien ser inclusivos y diversos; así como el lamentable hecho de que varias iglesias anglicanas han tomado la decisión de cambiar las letras de los tradicionales villancicos navideños para incluir letras inclusivas y no discriminatorias hacia los grupos LGTBIQ+.  

  Entonces, vemos una vez más que se utiliza esta fiesta cristiana para tener sus celebraciones, pero le anulan todo sentido religioso. Parecería que lo más lógico es que no celebren ninguna fiesta y vivan estos días como cualquier otro. Pero no, así no. Entonces los que tenemos que doblegarnos somos los cristianos, porque somos los abusivos, discriminatorios y exclusivos; pero los demás no lo son. Ellos aprovechan y celebran la temporada navideña, que es una fiesta religiosa-cristiana, pero hay desear unas felices fiestas.

  Repito: la Navidad es una celebración religiosa cristiana. Nos trae un maravilloso y grandioso mensaje de amor, paz y alegría. La Navidad nos trae la luz que ilumina nuestra tiniebla del pecado que nos conduce a la muerte. Jesús llega como el sol que nace de lo alto y que nunca será derrotado. La Navidad es la manifestación grande de la esperanza divina para nosotros los hombres. Esa esperanza que hoy está en crisis, que se vive como desesperanza: el hombre vive sin sentido, no sabe de dónde viene ni tampoco a dónde va; no sabe quién es, pierde conciencia de su propia identidad. La esperanza es la virtud que nos permite sobreponernos a un presente difícil, para proclamar y disfrutar la victoria de Dios.  La virtud de la esperanza no huye de los problemas, sino que mira a través de ellos y descubre que el plan de Dios es más grande y hermoso.

  La Navidad no es una fiesta más. Los cristianos celebramos la Navidad: el nacimiento del Hijo de Dios entre nosotros. No celebramos una simple fiesta, y por eso nos preparamos para ello en el Adviento. Todo el que quiera celebrar la Navidad como una simple fiesta, esa es su libertad. Pero no podemos permitir que nos quieran doblegar a sus antojos ideológicos y manipuladores con los que quieren anular nuestra fe e identidad cristiana. En la Navidad, Dios hace lucir el sol de su amor para todos. Con el acontecimiento de la Navidad, Dios no excluye a nadie: da a todos la posibilidad de cambiar y creer en el amor. Y es que la Navidad sin Cristo, no es Navidad.

  La Virgen María es figura clave de la Navidad. Es la mujer creyente de la fe perfecta; a través de ella comienza una nueva era: la del Mesías, su Hijo.  Ella supo escuchar la palabra de Dios y dejar que se encarnara en su vientre, en su vida toda. Ella nos enseña a amar sin exigir recompensa. Es el amor que nos lleva incluso al perdón. La Virgen Madre nos da ejemplo y testimonio de que debemos de tener la capacidad de reposar ante y junto al misterio. Es decir, detenernos, bajar la velocidad del ritmo de la vida en estos días, sobre todo. Debemos saborear, gustar lo que ya está sucediendo.

  Sí, digamos ¡Feliz Navidad!, aunque les truenen los oídos a muchos. El que no quiera decir ni desear “feliz navidad”, que se tape los oídos. Tenemos motivos de sobra para celebrar este acontecimiento que marca nuestras vidas tal y como es. La alegría es el verdadero don de la Navidad, y debemos transmitirla de buena gana, sin una cara de vinagre, como diría el papa Francisco. Ya basta de estar cediendo ante el chantaje y manipulación de los intolerantes que exigen tolerancia. La Navidad no excluye a nadie. Se excluye el que quiere, el que no le importa el sentido trascendente se su existencia. Porque lo cierto también es que, aunque no les importe desprecien o nieguen el aspecto religioso de la Navidad, no quieren quedarse fuera de ella.

 

¡FELIZ NAVIDAD!

 

 

viernes, 16 de diciembre de 2022

¡Serán como dioses! (y 4)

 

  Hay que tener en cuenta que todas estas medidas que esta élite globalista está inventando, serán aplicadas al resto de la población, pero no es aplicable para ellos: quieren reducir la población mundial imponiendo políticas abortistas, eutanasia, homosexualismo, transgenerismo, etc., pero ellos no asumirán dichas políticas porque se seguirán reproduciendo; quieren obligar a la humanidad a comer carne sintética creada en laboratorios, pero ellos nunca la comerán, sino más bien que seguirán dándose su banquete de langosta, filete y caviar. Al respecto de este punto, ya la Unión Europea aprobó, en el 2021, el consumo de insectos, alegando que son una fuente alternativa de proteínas que puede apoyar la transición hacia un sistema alimentario más saludable y sostenible, hasta el punto de que, hay colegios en la misma Unión Europea que los han incluido en el menú de los colegios para los alumnos y así se vayan acostumbrando; también se está llevando a cabo una campaña publicitaria con personas del medio del espectáculo y cine, donde se promueve el consumo de este “exquisito” alimento. Quieren también impedir que la población siga usando los combustibles fósiles porque alegan que son altamente contaminantes y por eso están impulsando la industria de los vehículos eléctricos, pero está surgiendo el problema de el gasto y costo de la energía eléctrica al grado de que, en Francia y otros países, han limitado el consumo de la misma en estos vehículos. Lo mismo aplica para el uso de los aviones por su gran índice de consumo de combustibles fósiles, pero ellos se pueden moverse en sus aviones privados por todo el mundo.

  Pero una frase que ha llamado mucho la atención y que esta élite globalista promueve como su eslogan es “No tendrás nada, pero serás feliz”. Pero ¿qué significa esta frase? ¿Qué se esconde detrás de ella? Es decir, no tendrás nada en propiedad y todo lo alquilarás. O sea, alguien será el propietario de eso que alquiles y, por lo tanto, el propietario podrá y tendrá el poder para limitar y hasta controlar el uso de lo que se alquile. En fin, esta élite globalista pretende, busca y quiere que todo el poder, - el poder absoluto -, esté en manos del Estado.

  La libertad e independencia de las personas, del aparato económico, están desapareciendo y muchos no nos estamos dando cuenta, y más bien hasta lo apoyamos y aplaudimos como focas amaestradas.

  Es importante aclarar que el Foro Económico Mundial o Foro de Davos, no es el único grupito que está detrás de esta reingeniería social, transhumanista y medioambiental. Cuando hablamos de élite globalista nos referimos a un grupo más amplio de poderosos económicos que juntos se han confabulado para someter a casi la totalidad de la población mundial a sus experimentos eugenésicos y robóticos, porque no son más que unos psicópatas eugenistas. Entre ellos podemos mencionar la Fundación Rockefeller, Fundación de Bill y Melinda Gates, la Alianza Global para las vacunas (GAVI), la Open Sociaty de George Soros, y otros más.

  Pero ¿por qué hay tanta pasividad de la población ante toda esta afrenta que estamos recibiendo? ¿Por qué no reaccionamos para protestar y lograr impedir que este genocidio y esclavitud se siga llevando a cabo? No hay dudas de que está presente la manipulación, el engaño. Tienen el poder en los medios para tapar las grandes dificultades con otras dificultades; una noticia tumba la otra; muchos de nosotros no queremos salir de nuestra burbuja; hay miedo a hablar; nos hemos dejado llevar a lo que muchos han calificado como “la espiral del silencio” y la autocensura. En definitiva, hace falta un nuevo liderazgo. Hace falta recomponer el sistema político, pero dentro de la democracia que garantice la voz y la libertad de los ciudadanos.

  Bueno, volviendo a la citada frase de Nietzsche “Dios ha muerto”, lo cierto es que el que hace tiempo murió fue él; ¡Cristo sigue vivo, porque vive en sus discípulos y seguidores!; otros hombres que se han erigido y amparado en esta frase y que han pretendido “ser” Dios, también han muerto. Éstos se creen eternos; no reparan en que no pueden escapar a la muerte de este mundo. Se olvidan lo que dijo el mismo Jesucristo, - el Dios que ellos tanto anuncian que ha muerto, que es una fábula -, de que “estamos en el mundo, pero no somos del mundo”; se olvidan de que nosotros no somos el centro del universo, aunque así lo pretendan; que nosotros no nos hemos dado la existencia, sino que alguien nos la dio. Estas personas, con ínfulas de diosecitos, han querido enmendarle la plana a la Iglesia de Cristo: han pretendido que la Iglesia traicione a Jesucristo para mantener su presencia en el mundo; que la Iglesia avale toda acción inmoral como buena y válida. Están queriendo impulsar que sea el mundo quien juzgue a la Iglesia y no al revés. A pesar de sus pecados en la parte humana, la Iglesia, que es portadora y custodiadora del evangelio de Jesucristo, fue puesta por el mismo Jesús como luz para el mundo, para las naciones.

  Termino este artículo citando una frase del escritor argentino Pablo Muñoz Iturrieta, en su libro Las Mentiras que te cuentan, las Verdades que te ocultan: “Hay que apagar el televisor, y encender nuestro cerebro”.

 

jueves, 15 de diciembre de 2022

¡Serán como dioses! (3)

 

Pues todo esto es parte de la misma receta globalista y genocida conocida como Agenda 2030, que está compuesta por diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible y desarrollados en 169 metas, y que no es más que nos están diciendo que los ciudadanos comunes no servimos para gobernar este mundo tan complicado y hay que dejarlo en manos de una élite que son los que nos van a decir lo que es bueno y malo; lo que podemos hacer y qué no; con quién o quiénes nos podemos relacionar y con quién no, etc. También el llamado Gran Reinicio, y que es parte del plan genocida liderado por este organismo de la despoblación mundial, eliminando el mayor número de personas. En ese sentido va la imposición ideológica de género; la farsa del cambio climático que, ya la organización internacional Greenpeace, - que trabaja por el cuidado del medio ambiente -, en la voz de uno de sus fundadores Patrick Moore, (científico, licenciado en ciencias y silvicultura, doctorado en ecología); que abandonó esta organización en el 1986, y la justificó de esta manera: “Greenpeace fue secuestrada por la izquierda política cuando se dieron cuenta de que había dinero y poder en el movimiento medioambiental. Los activistas políticos (de izquierda) de Norteamérica y Europa hicieron que Greenpeace pasara de ser una organización basada en la ciencia a una organización política de recaudación de fondos”. Dijo además el señor Patrick que, “esta organización, Greenpeace, opera a puerta cerrada con otros operativos políticos en la ONU, el FEM, etc.; siendo éstos de naturaleza política: el movimiento medioambiental se ha convertido más en un movimiento político que en un movimiento medioambiental. Se centran en crear narrativas, historias que están diseñadas para infundir miedo y culpa al público para que éste les envíe dinero”. Y recientemente, uno de los más grandes inversores de fondos del mundo, Vanguard Group Inc., se ha retirado de la iniciativa de la industria de la inversión para abordar el cambio climático de la agenda 2030.

  Y es que siempre ha existido, de una gran parte de la población, la expectativa de la llegada de una especie de mesías, de un salvador. Es una sociedad anestesiada. Es lo que han hecho estos globalistas: crear problemas donde nunca los ha habido, para entonces venir con la esperada solución. Esto no es más que populismo puro.

  Ya hemos dicho que estamos viviendo en la era del avance tecnológico, del avance de la comunicación, pero la pregunta aquí es ¿cómo es posible que vivamos en sociedades tan zombis y anestesiadas, donde la desinformación avanza a gran velocidad y el sentido crítico y de investigación, de reflexión, está tan ausente? ¿Cómo es posible que tantas personas manipuladoras y charlatanes se dediquen a vender y promover la mentira como verdad? Decía el escritor irlandés Jonathan Swift que, “mientras la mentira vuela, la verdad va cojeando tras ella; y que cuando el ser humano se da cuenta de que lo han engañado, ya lo hizo con quince minutos de retraso”.

  Lo que está detrás de toda esta estrategia globalista y genocida no es nada que la ambición del poder. Siempre han existido personas que quieren todo el poder para dominar y avasallar al resto de la humanidad. Este grupo no es la excepción. El poder moldea las sociedades a su gusto, a sus pareceres, y más cuando no tiene resistencia, cuando no tiene oponentes, como es el caso de nuestro tiempo.

  Esta es la época de la indiferencia, de que ya nada provoca escándalo; de que lo anormal hoy es lo normal, lo bueno es lo malo y al revés, etc. Y todavía no hay importantes señales de reacción, ¿por qué? ¿Esta actitud pasiva y genuflexa a qué obedece? Ciertamente que el avance de la tecnología, como lo es el teléfono móvil, tiene sus bondades; pero también les ha anestesiado el cerebro a una gran parte de la población. No dejamos lugar a la reflexión, al aprendizaje, a la investigación, al cuestionamiento recto, sano, al conocimiento, renunciamos a tener herramientas para defendernos del poder, de sus abusos, de su manipulación.

miércoles, 14 de diciembre de 2022

¡Serán como dioses! (2)

 

Pues esto ya nos va dando la idea clara de por dónde va avanzando este organismo de la élite financiera global al mostrarnos su aversión al Dios Creador, al Hacedor del Universo, al Dios cristiano, sobre todo; pero también a las demás grandes religiones monoteístas. Si Jesús se nos reveló como el Señor y Príncipe del mundo y del Universo, - como lo enseña la doctrina cristiana -, ahora este Jesús está siendo suplantado por una corporación mundial como lo es el Foro Económico Mundial. Son éstos ahora los que le van a mostrar al resto de la humanidad las nuevas pautas a seguir si quieren continuar viviendo en este mundo. Es la nueva religión, porque ahora son ellos los que nos van a decir y a marcar lo que tenemos que creer, cuándo tenemos que creerlo y cómo tenemos que creerlo. Sigue diciendo el FEC que, “Jesús es una noticia falsa, Dios está muerto y no tienes alma. Eres un animal hackeable, que no tiene la capacidad de libre albedrío”. Y es que estamos transitando hacia el mundo de la inteligencia artificial.

  Tenemos al respecto de esto las pretensiones de otro magnate mundial, el sudafricano Elon Musk que, con su gran riqueza ha creado lo que ha denominado el proyecto Neuralink, que no es nada más ni nada menos que implantar chips en el cerebro humano, como si fuéramos computadoras. Pues este señor ha anunciado que para el año 2024 ya empezará su empresa a realizar los primeros implantes de estos chips en el cerebro humano. Pero ya en Suecia, desde el 2014, según el portal euronews.com, se les ha implantado aproximadamente a unas seis mil personas un chip bajo la piel, donde éstas pueden almacenar informaciones sobre sus estados bancarios, historial médico, accesos a diferentes cosas en la casa, como las puertas, el carro, luces, televisores, estéreos, etc.; tenemos también la presencia de los ordenadores cuánticos, los avances en la biotecnología y neurociencia. Es decir, que la intención es que todo esté conectado al internet. Es una especie de matrix.

  Pero ¿qué consecuencias traerá todo este “progreso” a la humanidad? Pues lo cierto es que habrá empleos fascinantes, pero insuficientes. Se proyecta una humanidad envejecida, solitaria y atrofiada por la inactividad física a la que será sometida, la soledad será la característica de las sociedades.  Se realizará, y de hecho ya se viene haciendo, una masiva migración indetenible y desordenada.

  Como ya hemos dicho anteriormente, los miembros de este organismo globalista del FEM, han infiltrado, - manipulando a su antojo las marionetas políticas-, los gobiernos, congresos y demás instituciones de poder político de los países. El mismo Klaus Schwab ha dicho que tienen miembros de su Foro en posiciones de liderazgo para dirigir los gobiernos del mundo hacia más y más autoritarismo. Su objetivo es establecer una sociedad de control global. Ya en el 2017 afirmó que “los jóvenes líderes globalistas invadirán los gabinetes de los diversos gobiernos de todo el mundo”. Entre estos jóvenes líderes globalistas están el primer ministro canadiense Justin Trudeau, la primera ministra de Nueva Zelanda Jacinta Ardern, el presidente francés Emmanuel Macron, el ex primer ministro británico Tony Blair, el fundador de Microsoft Bill Gates, el fundador de Facebook Mark Zuckerberg, el ex canciller de Austria Sebastián Kurz, Angela Merkel, y otros más. Otro personaje importante para esta agenda globalista y promotor de la misma es el actual rey de Inglaterra, Carlos III.

  Estos individuos antes actuaban bajo las sombras, pero ya hace un tiempo atrás, vienen actuando y hablando sin ningún miramiento ni miedo al qué dirán. Ya se han mostrado con todo su poder porque ven que la resistencia aún no es suficiente para impedir su avance. Pero, aun así, hay sociedades y países que están despertando de esta pesadilla globalista y hasta genocida y están dando la batalla de resistencia. Esta gente se ha tomado unas atribuciones que nadie les ha dado ni autorizado, y mucho menos han sido elegidos por voto popular para ello.

  Según ha denunciado Robert F. Kennedy, el dueño Microsoft Bill Gates, es el mayor donante de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que más bien parece ser su dueño -; es el que está marcando, mediante este organismo, los pasos a seguir en el terreno de la salud mundial y denuncia que la “OMS está realizando experimentos sociales y médico globales” ya que el señor Gates tiene su “fe religiosa de que puede usar la tecnología (vacunas y agricultura transgénica), para convertirlo en el salvador de toda la humanidad”. Y es que, al ser el mayor donante de esta Organización mundial y parte de la ONU, “puede dictar políticas de salud globales que afectan a aproximadamente 7 mil millones de personas y controlar los detalles más íntimos de nuestras vidas”. Como dice el dicho popular, “el que paga, es el que manda”. En la pasada reunión del G-20, en Bali-Indonesia, este señor le dijo a los lideres mundiales allí reunidos que ya es tiempo de activar lo que él llamó “paneles de la muerte”, que no es más que decidir quién tiene derecho a vivir y quién tiene derecho a morir, ya que son inútiles para los propósitos de la élite globalista. Pero, es que ya el mismo Bill Gate dijo, en una de sus conferencias públicas y masivas en el 2015 en Canadá, conocidas como Conferencias TED, lo siguiente: “Primero tenemos la población. El mundo actual tiene 6,800 millones de personas, que se acercan a los 9 mil millones. Ahora, si hacemos un muy buen trabajo con nuevas vacunas, servicios de salud, servicios de salud reproductiva, podremos reducir eso entre un 10 a 15%”. Es decir, las vacunas, según lo ha dicho este “gurú de la medicina”, - y que no tiene ni siquiera un curso técnico hecho en ese campo de la ciencia médica -, el señor Gates, serán utilizadas para la reducción de la población mundial. Esto, dicho en otra palabra es genocidio puro. Y nadie se atreve a decirle nada, porque es que se creen y se han erigido como los dioses, amos y señores del mundo, con todo el derecho y autoridad a decidir lo que conviene o no al resto de la humanidad.

martes, 13 de diciembre de 2022

¡Serán como dioses! (1)

 

“La serpiente dijo a la mujer: No morirán en modo algunos; es que Dios sabe que el día que coman del fruto se les abrirán los ojos y serán como Dios, conocedores del bien y del mal” (Gn 3, 4-5).

 

  La humanidad está transitando en la actualidad un camino muy difícil de un proceso que muchos han calificado como “deshumanizante”. Nuestro mundo se torna cada vez más complicado e incomprensible. Hace ya unos años atrás, el hombre ha venido alejándose del Dios Creador, para erigirse él mismo en el centro de la creación. La vida, el sentido trascendente de la existencia del hombre ya no gira en torno al ser superior, al Creador, a Dios; sino que ahora la está haciendo girar en torno a él mismo. Él se ha nombrado, se ha puesto en el centro de todo el universo. Por lo menos es lo que piensa que es; otra cosa es que sea verdad.

  Ya sabemos de aquella famosa frase que inmortalizó el filósofo alemán Frederick Nietzsche “Dios ha muerto”. Pues con lo que ha venido planeando un pequeño grupo de personas, conocida como esa “élite globalista”, parece ser que se han tomado muy en serio esta frase y la están llevando a cabo mediante unas políticas impositivas que vienen asumiendo para el resto de la población mundial. Es ese llamado “uno por ciento”, que se impone ante el restante noventa y nueve por ciento, por su riqueza económica inmensa que posee para poder influir en el terreno de la política y doblegar a sus figuras emblemáticas de los países más poderosos, sobre todo. Este pequeño grupo de la élite globalista ha venido estableciendo en los puestos de poder políticos a sus títeres que, como bien sabemos, están a sus órdenes y han sido puestos en los mismos para agenciarse la seguridad de que sus políticas impositivas se establecerán en las sociedades tal cual ellos las planean en sus oficinas, conferencias y foros internacionales. Esta pequeña élite globalista ya no tiene reparos en hablar de manera abierta sobre sus intenciones dominadoras que vienen imponiendo a nivel global. Es lo que han llamado el advenimiento de la nueva “gobernanza mundial” o, también llamado “Nuevo Orden Mundial”.

  Su cabeza visible y director es el señor Klaus Schwab, que a la vez el fundador del llamado Foro Económico Mundial o Foro de Davos. Pues en dicho Foro, ya se ha “declarado de manera oficial”, y peor aún, se ha “decretado”, la muerte de Dios: “ha llegado una nueva religión mundial y une a toda la humanidad para adorar en el altar de la ciencia del clima, el tecno comunismo y la eugenesia”.

  El máximo exponente y promotor de este organismo mundial que es el FEM, es el señor Yubal Noah Harari, autor de varios libros conocidos, como son Sapiens. De animales a dioses, y Homo Deus. Este escritor ha declarado lo siguiente: “El FEM ha tenido tanto éxito en sus planes que está adquiriendo poderes divinos de creación y destrucción. Y promete que el Foro convertirá a los seres humanos en dioses”. Pero también este señor ha osado decir en entrevistas por televisión, sin ningún tapujo: “La gran pregunta política y económica del siglo XXI será ¿para qué necesitamos a los humanos? O por lo menos ¿para qué necesitamos a tantos humanos? Y la respuesta que él mismo da a estas preguntas es: “En la actualidad, la mejor alternativa que tenemos es mantenerlos felices con drogas y videojuegos”. Aquí tenemos que pensar inmediatamente en el señor Mark Zuckerberg, fundador y dueño de Facebook y creador del Metaverso. Pero, sigamos citando al señor Harari: “Lo que constituye una nueva raza inútil. Cuando digo que son seres humanos inútiles, no lo digo desde la perspectiva de una madre, una esposa o un hijo”. Según este señor, “la humanidad tiene razón al temer un futuro en el que serán superados”.

  Para ilustrar más lo que acabamos de decir, tenemos la opinión del científico José Luís Cordeiro, que está al servicio de esta élite globalista eugenésica y es asesor en energía de la Singularity University de la NASA en Silicon Valley, dijo en una conferencia de Forbes: “…lo que vamos a ver en los próximos veinte años va a ser mucho más increíble de lo que hemos visto en los últimos dos siglos. De hecho, va a ser más increíble que lo que hemos visto en los últimos dos milenios. No hemos visto nada de lo que viene…un tsunami tecnológico que va a cambiar a la humanidad. Al paso que vamos, entre el año 2029-45, vamos a tener computadoras que tienen más transistores que número de neuronas nuestros cerebros. Y ese será el inicio de la singularidad tecnológica. Y para que no puedan dormir esta noche, ese será el fin de la edad humana. Porque cuando tengamos una inteligencia artificial superior a la nuestra, esa será la última invención que haremos los humanos no modificados. No modificados, porque nos vamos a modificar y nos vamos a complementar con esta tecnología. Y ahí se iniciará la edad posthumana, de humanos mejorados”.

  Es decir, lo que ha dicho este señor es que ya está en marcha el exterminio de la raza humana para darle paso a las máquinas. Esto se parece a esas películas futuristas jolyvudenses, como la de Terminator.

martes, 11 de octubre de 2022

¿Desaparecerá la Iglesia? (3)

 

En cuanto al sacramento del matrimonio, el mismo Concilio nos recuerda: “El Creador del mundo estableció la sociedad conyugal como origen y fundamento de la sociedad humana. Con su gracia la convirtió en sacramento grande en Cristo y en la Iglesia. Los esposos cristianos son para sí mismos, para sus hijos y demás familiares, cooperadores de la gracia y testigos de la fe. Son para sus hijos los primeros predicadores y educadores de la fe; los forman con su palabra y ejemplo para la vida cristiana y apostólica, les ayudan prudentemente a elegir su vocación y fomentan con todo esmero la vocación sagrada cuando la descubren en los hijos”.

  Debemos entender con este párrafo que, el matrimonio fue instituido por el mismo Dios Padre y, además estableció cómo éste se debía de realizar: entre un hombre y una mujer; no entre dos hombres o dos mujeres. Cristo no derogó lo establecido por su Padre celestial con respecto al matrimonio, sino que lo ratificó y dio un paso más: lo elevó a sacramento. Es decir, camino de santificación para los esposos y sus hijos. La Iglesia de Cristo sólo puede hacer con respecto al matrimonio lo único que está autorizada por su fundador: bendecir, en nombre de Cristo, esta unión. La institución del matrimonio es anterior al estado y la Iglesia; por lo tanto, ninguna de estas dos tiene el derecho ni la autoridad para cambiarlo, sino más bien protegerla y promoverla.

  El Catecismo de la Iglesia Católica, en el numeral 372, nos dice: “El hombre y la mujer están hechos el uno para el otro: no que Dios los haya hecho a medias e incompletos; los ha creado para una comunión de personas, en la que cada uno puede ser ayuda para el otro porque son a la vez iguales en cuanto personas y complementarios en cuanto masculino y femenino. En el matrimonio, Dios los une de manera que, formando una sola carne, puedan transmitir la vida humana. Al transmitir a sus descendientes la vida humana, el hombre y la mujer, como esposos y padres, cooperan de una manera única en la obra del Creador”. Nos dice el Catecismo el fundamento originario del matrimonio: el matrimonio es comunidad de amor y de vida. La unión esponsal del hombre y la mujer es querida, deseada y protegida por Dios en su plan creador. Ha dado a esta unión el don de participar de su creación. Los hijos son un don, como lo es la paternidad. Los hijos son regalados o “prestados” a los padres para que los eduquen y los guíen en el camino que hacia Dios conduce. Es parte de la responsabilidad de los padres cristianos: guiar a sus hijos por el camino de la santidad. Como ya hemos dicho, vemos que este artículo de The Economist, está mirando lo que viene sucediendo en la Iglesia católica alemana con el Camino Sinodal.

  Pero, vamos un poco hacia atrás. Específicamente recordemos parte de lo que ya el Papa Francisco le comunicó a la Iglesia y al pueblo de Dios en Alemania, en su carta titulada “Al pueblo de Dios que peregrina en Alemania” (6/2019), con motivo a la Fiesta de san Pedro y san Pablo. La carta consta de trece puntos, donde el santo padre confirma su cercanía y asegura que quiere compartir su preocupación con respecto al futuro de la Iglesia en Alemania, alertando sobre el decaimiento de la fe, y anima a no asumir la situación actual con pasividad o resignación. También exhorta a intensificar la oración, la penitencia y la adoración. Destaca la necesidad de recuperar el primado de la evangelización para mirar el futuro con confianza y esperanza porque, evangelizadora, la Iglesia comienza por evangelizarse a sí misma. El Papa habla de que se requiere coraje porque lo que necesitamos es mucho más que un cambio estructural, organizativo o funcional.

  Señala el Papa que la transformación verdadera responde y reclama también exigencias que nacen de nuestro ser creyentes y de la propia dinámica evangelizadora de la Iglesia, reclama la conversión. Sigue el Papa afirmando que, sin esta dimensión teologal, en las diversas innovaciones y propuestas que se realicen, repetiremos aquello mismo que hoy está impidiendo, a la comunidad eclesial, anunciar el amor misericordioso del Señor. El Papa identifica varias tendencias que le conciernen sobre la búsqueda alemana de soluciones: la primera es la preocupación de que la Iglesia en Alemania puede romper sus lazos con la Iglesia universal y separarse de la comunidad global de la fe. También alertó sobre la tentación de los promotores del gnosticismo, que buscan decir algo siempre nuevo y distinto de lo que la palabra de Dios les regalaba, y agrega que existe una tentación del maestro de la separación, que terminan fragmentando de hecho el cuerpo santo del pueblo fiel de Dios.

  A esta carta, la Conferencia Episcopal alemana no dio una respuesta. Más bien, desde que planeó el Sínodo hasta el día de hoy, han venido caminando en el mismo y sin estar aprobadas oficialmente sus conclusiones, han implementado dichas medidas contrarias a la sana doctrina milenaria católica en cuanto a la tradición, la moral sexual y el Magisterio milenario católico.

  Un segundo documento que quiero hacer mención es al “Responssum” o carta de respuesta de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF), a la duda expresada por los fieles católicos a la pregunta “¿La Iglesia dispone del poder para impartir la bendición a uniones de personas del mismo sexo?” (2/2021). En esta carta, la CDF, aclara y advierte al mismo tiempo a la Iglesia católica alemana: “En algunos ambientes eclesiales se están difundiendo proyectos y propuestas de bendiciones para uniones de personas del mismo sexo… entre las acciones litúrgicas de la Iglesia revisten una singular importancia los sacramentales: signos sagrados creados según el modelo de los sacramentos, por medio de los cuales se expresan efectos, sobre todo de carácter espiritual, obtenidos por la intercesión de la Iglesia. Por ellos, los hombres se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se santifican las diversas circunstancias de la vida”. Recuerda la CDF que el Catecismo aclara que los sacramentales no confieren la gracia del Espíritu Santo como los sacramentos, más bien significan siempre unos efectos, sobre todo de carácter espiritual, pero por la oración de la Iglesia preparan a recibirla y disponen a cooperar con ella.

  Dice también la CDF que al género de los sacramentales pertenecen las bendiciones, con las cuales la Iglesia invita a los hombres a alabar a Dios, los anima a pedir su protección, los enseña a hacerse dignos, con la santidad de vida, de su misericordia. Por lo tanto, recuerda y afirma la CDF que “no es lícito impartir una bendición a relaciones, o a parejas incluso estables, que implican una praxis sexual fuera del matrimonio, como es el caso de las uniones entre personas del mismo sexo. La presencia en tales relaciones de elementos positivos, que en sí mismos son de apreciar y de valorar, con todo no es capaz de justificarlas y hacerlas objetos lícitos de una bendición eclesial, porque tales elementos se encuentran al servicio de una unión no ordenada al designio de Dios”.

sábado, 24 de septiembre de 2022

HOMILÍA EN LA SOLEMNIDAD DE NTRA. SRA. DE LAS MERCEDES 2022

 

 La devoción de la Virgen María de la Merced se remonta al año de 1218. Ella se apareció a Pedro Nolasco, un mercader de la época. Éste, al ver que no sólo se comerciaba con mercancías materiales, sino también con personas, - específicamente personas que eran tomadas como esclavos por los sarracenos o mahometanos y vendidos como tales -; se interesa en ver cómo puede ayudarles para sacarlos de esa situación. La Virgen le inspira que funde una Orden religiosa que se dedique y se consagre la rescate y liberación de los cristianos cautivos y esclavizados por razón de su fe en poder de los musulmanes.

  El largo período de dominación árabe supuso para España importantes transformaciones en lo político, económico, social, cultural y religioso. Entre los numerosos monarcas que ofrecieron resistencia a los árabes, se destaca el rey Jaime I de Aragón, - el conquistador -, hombre valiente y muy religioso, que unió su nombre al de Pedro Nolasco y Raimundo de Peñafort.

  La palabra Merced significa “misericordia, ayuda, compasión y piedad”. La misión de este siervo de Dios, - Pedro Nolasco -, es llevar y hacer partícipe de la misericordia de Dios, manifestada en la Madre de su Hijo, a estos hijos suyos privados de su libertad por los musulmanes. María de la Merced es la mujer y madre de la misericordia divina.

  La fundación de la nueva familia religiosa mercedaria se realiza el 10 de agosto de 1218 en la Catedral de Barcelona-España, en presencia del obispo Berenguer de Palou, quien le dio la cruz blanca del obispado; y del Rey Jaime I, que se nombró como su protector y patrono, otorgándole a la Orden el permiso para usar su escudo de armas, en señal de distinción y nobleza. En determinadas ocasiones, Pedro Nolasco acompañó al rey en sus batallas para participar en la liberación de los cautivos. La primera casa donde residieron los integrantes de la Orden religiosa fue el hospital de Santa Eulalia. Los religiosos tomaron como norma de vida la Regla de san Agustín. Como un dato histórico, es bueno saber que el primer hospital psiquiátrico del mundo fue fundando por un sacerdote-religioso mercedario llamado fray Joan Gilabert, llamado Hospital de los Inocentes de Valencia.

  Para su manutención y trabajo liberador, los religiosos recolectaban dinero de los feligreses para usarlo en comprar la libertad de los cautivos; y aquellos que estaban en unas condiciones de salud física difícil, los atendían en el Hospital, los evangelizaban y cuando se recuperaban completamente, volvían con sus familias.

  La Orden religiosa fue fundada con carácter real y militar, es decir, los religiosos debían de llevar una espada a la cintura en su misión evangelizadora y liberadora, aunque no hay registro de que la llegaran a usar. Esto fue así durante los primeros cien años de su fundación.  Después se legisló en la Orden para suprimir la espada del hábito religioso y sólo quedó como recuerdo o signo de ésta una correa que cuelga del cinto de los religiosos. En 1272, tras la muerte de su fundador Pedro Nolasco, la familia religiosa tomó el nombre oficial de Orden de Santa María de la Merced, para la redención de los cautivos.

  Los frailes mercedarios, a parte de los tres votos comunes a los institutos religiosos de pobreza, castidad y obediencia, emiten un cuarto voto que se llama “suma caridad o voto de redención”, que consiste en quedarse en el lugar del cautivo con tal de que éste fuera liberado. Pedro Nolasco y sus hermanos religiosos, tomaron a la Virgen de la Merced como patrona y guía. La espiritualidad está fundamentada en Jesús liberador de la humanidad y en la Santísima Virgen, Madre liberadora. Los frailes se convierten así en caballeros de la Virgen María al servicio de su obra redentora.

  El 30 de septiembre de 1628, el papa Urbano VIII, canonizó a Pedro Nolasco, y a petición del rey Felipe IV, el 2 de junio de 1664, se decretó agregar su festividad en el breviario romano para el 29 de enero, siendo trasladada después para el día de su fallecimiento, el 6 de mayo. En 1265 se aprobó la advocación mariana por la Santa Sede; y el papa Inocencio III extendió el culto para toda la Iglesia Católica en 1696, estableciendo su fiesta para el 24 de septiembre.  

  Con el paso de los siglos, esta Orden religiosa se ha dedicado a la liberación de los cristianos cautivos por su fe, pero también han ido adaptando el ejercicio de su carisma fundacional a las nuevas cautividades que sufre el ser humano. Por eso también los encontramos que se dedican al trabajo apostólico de liberación y evangelización en los hospitales, colegios y cárceles; sin dejar de mencionar el trabajo pastoral en las parroquias y diferentes misiones evangelizadoras en varios países en todo el mundo. Esta familia religiosa ha sido hogar de grandes hombres y mujeres de fe y devoción a la Madre Santísima, como por ejemplo Santa María de Servellón y san Ramón Nonato, y que son un testimonio de vida cristiana para todos nosotros.

  La presencia y devoción a la Virgen de la Merced, llega a América en el segundo viaje del almirante Cristóbal Colón, de manos de uno de sus hijos religiosos y que era el confesor del almirante, Fray Juan Infante. Cuenta la leyenda que, entre los indígenas de la isla y los españoles, se originó una batalla donde Colón y sus acompañantes tuvieron que enfrentar a los indios guiados por un cacique; levantaron una trinchera y colocaron una gran cruz de madera, cruz que los indios quemaron e intentaron destruir sin poder lograrlo. Ante esta agresividad, Fray Juan Infante insta a los españoles a que sigan combatiendo y les prometió la victoria en nombre de la Virgen. Este triunfo de los españoles fue lo que dio lugar a que se levantara un santuario en el cerro en honor a la Virgen María de la Merced, en el lugar donde se había plantado la cruz. Con la Independencia Nacional de 1844, la Virgen María de la Merced fue declarada Patrona de la República Dominicana.

  Hoy, el pueblo dominicano celebramos a nuestra Madre espiritual de la Merced, nuestra Patrona, la mujer de la misericordia de Dios. Hoy nos unimos a ella con su canto del Magnificat y decimos: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres”.  Esta fiesta nos hace recordar la situación de cautividad de muchos de los hijos espirituales de la Madre del cielo y hermanos nuestros que, de diferentes modos padecen cautividades o son marginados a causa de su fe o por otras esclavitudes hostiles a sus creencias y dignidad humana.

  Dios sigue sufriendo y padeciendo en sus hijos aquí en la tierra. Sigue escuchando los clamores de dolor y opresión de sus hijos y sigue manifestando su intención de bajar y liberarnos (Ex 3, 7-8). Él no llora en el cielo, donde habita en una luz inaccesible y goza eternamente de una felicidad infinita. Dios llora en la tierra. Sus lágrimas se deslizan ininterrumpidamente por el rostro divino de Jesús, que, aun siendo Uno con su Padre celestial, aquí en la tierra sobrevive y sufre.

  En nuestro Escudo Nacional tenemos la palabra Libertad, y nuestra Bandera Nacional está atravesada por la cruz, que no es signo de padecimiento, sino de redención.  Hay una realidad de opresión sobre nuestro pueblo dominicano, de sometimiento de personas sobre personas y de instituciones de tal magnitud que merecen no sólo la mirada misericordiosa de Dios, sino su intervención efectiva a favor de los más débiles. El Hijo de Dios se hizo hombre al encarnarse en el vientre de la Virgen Madre, para traer la buena noticia de la liberación de cautivos y oprimidos. Hoy en día una gran parte de nuestra sociedad dominicana está dominada por diferentes esclavitudes. Con el paso del tiempo, gran parte de nuestra sociedad se ha venido apartando de Dios, de su amor, de su justicia, de su paz, de su misericordia. Hay mucho desorden en nuestra sociedad. Nuestra sociedad se caracteriza porque se ha dejado influir por la división que le viene siendo inoculada por diferentes medios. Se nos acusa de xenófobos, racistas y discriminación contra aquellos que no son de los nuestros. Se viene instalando en nuestra sociedad lo que se ha denominado con lenguaje cool, la “cultura woke”, que no es más que sembrar división, odio y rechazo en el interior de la persona. Se han venido creando problemas donde nunca existían. Decía Juan Pablo Duarte, hablando sobre la Unidad de las razas: “Los blancos, morenos, cobrizos, cruzados, marchando serenos, unidos y osados, la patria salvemos de viles tiranos, y al mundo mostremos que somos hermanos”.

  Nuestra sociedad dominicana hoy está sumida en una profunda espiral de violencia, abuso de poder, carestía, muertes abusivas, incomprensión, violencia doméstica, irrespeto entre hijos y padres; una gran parte de la población exigiendo la legalización de la muerte de niños inocentes e indefensos en el vientre materno; unas autoridades que siguen sin aprobar el Código Penal debido a intereses de organismos internacionales que presionan con sus millones de dólares y políticas injerencistas para que se legisle a favor del aborto y todo lo que tiene que ver con la agenda ideológica de género, que ya se viene implementando en instituciones públicas y otras del sector privado. Es decir, nuestra sociedad dominicana está siendo arropada por las nuevas esclavitudes de lo que se llama el marxismo cultural, que se manifiesta en la imposición de la ideología de género, el feminismo radical y la teoría crítica de la raza; está siendo esclavizada por una doctrina atea y materialista que busca destruir los valores, principios y fundamentos cristianos de nuestra nación.

  Otros males que caracterizan nuestra sociedad y que se traducen como esclavitudes es el aumento de la pobreza, por la injusticia y la mala administración de los encargados de dirigir los bienes del Estado. Esclavitudes del orden moral, de desenfreno sexual en niños y adultos, poco respeto por la vida. Se vive la esclavitud que provoca la pérdida de la fe y la impiedad, el irrespeto a la institución religiosa; a los valores y principios humanos para asumir, promover y defender los antivalores que conducen al materialismo, al desenfreno, a la vanidad. En definitiva, gran parte de nuestra sociedad se ha olvidado del Dios amor y misericordioso.

  Estos son los signos de los tiempos que nos han tocado vivir en la actualidad; que se acerca a lo que habló Jesús en su evangelio. En el Documento de Puebla, los obispos latinoamericanos nos dicen: “El Espíritu del Señor impulsa al Pueblo de Dios en la historia a discernir los signos de los tiempos y a descubrir en los más profundos anhelos y problemas de los seres humanos, el plan de Dios sobre la vocación del hombre en la construcción de la sociedad, para hacerla más humana, justa y fraterna” (n 1128). María de la Merced se preocupa porque somos sus hijos de este pueblo dominicano los que estamos expuestos a estas calamidades y, como Madre, quiere evitarnos tantos sufrimientos. También, María de la Merced, nuestra Señora y Patrona, nos hace ver que varias de esas calamidades pueden ser postergadas y suprimidas, debido a las oraciones y sacrificios de sus hijos. El Señor, por medio de la Madre de su Hijo, nos comunica su amor, paciencia y misericordia; nos da la oportunidad al arrepentimiento para ayudarnos a evitar el sufrimiento. Nuestra Madre espiritual se preocupa de todos estos males y pecados, que esclavizan a sus hijos espirituales de la Iglesia y de esta nación.

  En María de la Merced, el Padre celestial, nos llama a que nos dejemos guiar por el Espíritu Santo para que desaparezcan de nosotros todos los malos hábitos. Y así ser libres para amar y servir a Jesucristo, único Señor y dueño de nuestras vidas.

   La situación de opresión y esclavitud que padece nuestra sociedad dominicana plantea un desafío al evangelio y por eso tenemos que mirar desde la fe esta situación, buscando en la Palabra de Dios los criterios iluminadores, para pasar de la esclavitud y la opresión a una liberación plena. Por eso, el papa Pablo VI dijo: “La teología, la predicación y la catequesis, para ser fieles y completas, exigen tener ante los ojos a todo el hombre y a todos los hombres y comunicarles en forma oportuna y adecuada un mensaje particularmente vigoroso en nuestros días sobre la liberación” (EN 29).

  María de la Merced es Madre y fuente de la misericordia divina. Ella no es indiferente a los clamores, sufrimientos y padecimientos de sus hijos espirituales. María es la mujer de la libertad, la redentora de cautivos, que genera una fuerza de misericordia y liberación, sean cuales sean las cadenas de la esclavitud. Como leemos en el prefacio de la misa, “Ella cuida siempre con afecto materno a los hermanos de su Hijo que se hallan en peligros y ansiedad, para que, rotas las cadenas de toda opresión, alcancen la plena libertad del cuerpo y del espíritu”.

  María de la Merced nos ofrece los dones y gracias de Dios; nos ofrece sus mercedes. En ella, el pueblo dominicano es invitado a transitar estos caminos de liberación y, aunque muchas veces hemos puesto oídos sordos a este llamado, adherirnos con la fe y con la vida al evangelio liberador de Jesús, nos sabemos responsables de proclamar con insistencia este mensaje, y buscar creativamente hacerlo con realidad en las estructuras de la sociedad, haciendo lo que su Hijo nos diga.  

  Termino esta reflexión citando una estrofa del himno a la Bandera, del escritor Ramón E. Jiménez, que dice: “¡Dios!, parece decir, ¡Oh bandera! La sublime expresión de tu azul; ¡Patria!, el rojo de vívida llama; ¡Libertad!, dice el blanco en la cruz”.

 

María de la Merced, redentora de cautivos y celestial patrona nuestra, ruega por nosotros. Amen.

miércoles, 24 de agosto de 2022

¿Desaparecerá la Iglesia? (2)

 

  El celibato sacerdotal quedó establecido en la legislación de la Iglesia católica latina en el Concilio de Elvira, - la actual Granada. Fue un concilio disciplinar. Es bueno aclarar que la Iglesia no inventó un estilo o estado de vida al establecer la legislación del celibato sacerdotal, sino más bien que, oficializó con esta legislación una práctica de vida que ya se venía realizando desde hace siglos atrás en la Iglesia por muchos de sus miembros, tanto sacerdotes como laicos.

  El Papa san Pablo VI, en un mensaje dirigido a los sacerdotes y seminaristas españoles en 1965, dijo: “Hoy como ayer, la misión específica del sacerdote es la de comunicar el pan de la palabra; la de distribuir, como ministro del culto, el perdón, la gracia y la santidad. Podrán cambiar los tiempos y los métodos, según la evolución de las costumbres, pero el contenido del mensaje seguirá siendo el mismo: el apostolado será siempre la transmisión de la vida espiritual”.

  Y el Papa Pío XII, en su carta encíclica Sacra Virginitas, sobre la Sagrada Virginidad, dice: “La santa virginidad y la castidad perfecta, consagrada al servicio divino, se cuentan, sin duda, entre los tesoros más preciosos dejados como herencia a la Iglesia por su Fundador. Por eso, los santos padres afirmaron que la virginidad perpetua es un bien excelso nacido de la religión cristiana”.

  El Decreto Presbiterorum Ordinis, del Concilio Vaticano II, en su número 16, leemos: “La perfecta y perpetua continencia por amor del Reino de los cielos, recomendada por Cristo Señor, aceptada de buen grado y laudablemente guardada en el decurso del tiempo y aún en nuestros días por no pocos fieles, ha sido siempre altamente estimada por la Iglesia de manera especial para la vida sacerdotal…, el celibato, que primero se recomendaba a los sacerdotes, fue luego impuesto por ley en la Iglesia latina a todos los que habían de ser promovidos al Orden sagrado. Esta legislación, por lo que atañe a quienes se destinan al presbiterado, la aprueba y confirma de nuevo este Sacrosanto Concilio, confiando en el Espíritu que el don del celibato, tan en armonía con el sacerdocio del Nuevo Testamento, será liberalmente dado por el Padre, con tal que quienes por el sacramento del Orden participan del sacerdocio de Cristo, e incluso toda la Iglesia, lo pidan humilde e insistentemente”. Como podemos deducir de este texto conciliar, el celibato es un don-regalo de Dios a su Iglesia, a su familia, y también él da las gracias necesarias para que los llamados al ministerio ordenado puedan vivirlo con generosidad y desprendimiento, con un corazón indiviso.

  En el Catecismo de la Iglesia Católica, en el numeral 1579, leemos: “Todos los ministros ordenados de la Iglesia latina, exceptuados los diáconos permanentes, son ordinariamente elegidos entre hombres creyentes que viven como célibes y que tienen la voluntad de guardar el celibato por el Reino de los cielos”. Aquí nos presenta el Catecismo que lo que le da sentido a este estado de vida, a esta renuncia voluntaria y libre al matrimonio y formar una familia, es el “amor por el Reino de los cielos”. Reafirma así el Catecismo lo que ya había dicho Jesús con respecto a los “eunucos”, que se hacen a sí mismo por esta causa. El celibato no es una huida al matrimonio ni a la familia. Es la elección de un bien mayor, utilizando las palabras del apóstol san pablo. Pero sin menoscabo del estado de vida matrimonial, que también es una vocación a la santidad.

  Por otro lado, la Iglesia, en el Catecismo, nos recuerda quiénes pueden recibir este sacramento del Orden: “Sólo el varón bautizado recibe válidamente la Sagrada ordenación. El Señor Jesús eligió a hombres para formar el Colegio de los Doce apóstoles (Mc 3,14.19; Lc 6,12-16), y los apóstoles hicieron lo mismo cuando eligieron a sus colaboradores (1Tim 3, 1.13; 2Tim 1,6). La Iglesia se reconoce vinculada por esta decisión del Señor. Esta es la razón por la que las mujeres no reciben la ordenación” (n. 1577). Y no podemos dejar de mencionar la carta apostólica de san Juan Pablo II, “Ordinatio Sacerdotalis”, donde dejó zanjada esta cuestión sobre la imposibilidad del sacerdocio femenino en la Iglesia Católica de rito latino: “Por tanto, con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a mis hermanos (Lc 22,32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia” (n. 4b).

  La vocación al sacerdocio ministerial contiene un elemento de misterio. Pero esto no hay que entenderlo como si hubiera algo en el llamado que no debiéramos o no pudiéramos saber porque se nos está prohibido; sino más bien, porque, como llamado del Señor, no sabemos a ciencia cierta por qué elige y llama a algunos hombres a este estado de vida. El Señor sólo espera del que es llamado, una respuesta desprendida y generosa a su invitación a seguirle y servirle de un modo más particular a través de este ministerio.  El sacerdocio ministerial no es un derecho que tenemos los católicos en la Iglesia, sino más bien un don-regalo de Dios a su Iglesia y está ordenado al servicio del sacerdocio común de los fieles. La vocación sacerdotal no es un llamado al poder, sino más bien, un llamado al servicio.

martes, 23 de agosto de 2022

En solidaridad y oración con la Iglesia de Nicaragua

 "Hermanos, siempre hemos de dar gracias a Dios por ustedes, como es justo, por cuanto crece sobremanera su fe, y abunda la mutua caridad de cada uno de todos ustedes, de tal manera que nosotros mismos nos gloriamos de ustedes en las iglesias de Dios, con motivo de su constancia y fe en medio de todas sus persecuciones y de las tribulaciones que sufren. Esta es una señal del justo juicio de Dios, para que sean hechos dignos del Reino de Dios por el cual padecen..." (2Tes 1,3-5).

 

  El insigne sacerdote y teólogo Joseph Ratzinger, futuro papa Benedicto XVI, en el año de 1968, dijo "que cuando Dios haya desaparecido totalmente para los seres humanos, experimentarán su absoluta y horrible pobreza. Y entonces descubrirán la pequeña comunidad de los creyentes como algo totalmente nuevo". Estas palabras dichas por este sacerdote es lo porque muchos han calificado como "La profecía olvidada de Benedicto XVI sobre la Iglesia del futuro". Es lo que en otras palabras se ha calificado como la "Iglesia de los mínimos". El presbítero Ratzinger es, como muchos lo han calificado "el último gran teólogo de nuestros tiempos". Un sacerdote de gran erudición y visión celestial magnificas. Estas palabras y otras más las expresó en una entrevista radial titulada “¿Bajo qué aspectos se presentará la Iglesia en el año 2000?” Afirmaba con "contundencia que la Iglesia del futuro tendría que olvidarse de los aspectos políticos para centrarse en lo espiritual". Y es que mucho se ha hablado y señalado a la Iglesia una especie de sesgo político o de estar alineada con las ideologías políticas. Se le ha señalado en muchas ocasiones sobre un cierto maridaje político; y esto rompe con su esencia, puesto que ella está para velar y buscar la salvación de las almas. La Iglesia se hará pequeña, tendrá que empezar todo desde el principio. Perderá adeptos, y con ellos muchos de sus privilegios en la sociedad.

  Se plantea así una vuelta a los orígenes, a la fuente viva del evangelio. De no ser así, la Iglesia volverá a las catacumbas. La belleza de sus edificios no le servirá de nada; más bien, sólo servirán para alimentar a los perros, enemigos de Dios, de la fe, de la Iglesia, de los cristianos.

  Para este teólogo, "la Iglesia que surgió tras las revoluciones a finales del siglo XVIII, se había hecho más pequeña y había perdido esplendor social, pero al mismo tiempo se había hecho más fecunda por la nueva fuerza de su interioridad que, a través de los grandes movimientos de laicos y en las numerosas y nuevas fundaciones de órdenes, que tuvieron lugar desde mediados del siglo XIX, produjo nuevas fuerzas para la formación y la realidad social, hasta tal punto que no es posible imaginar nuestra historia más reciente sin ellas".

  No hay dudas de que la Iglesia está transitando en la actualidad por un camino difícil. Se ha recrudecido más la persecución por diferentes grupos. Hay una clara intención de, si no hacerla desaparecer, sí de reducirla a su mínima expresión o influencia. La Iglesia católica es el último reducto con el que se ha topado esta imposición ideológica que quiere reducir al mismo ser humano al nihilismo y a la institución católica con su doctrina, a un grupo religioso más, pero sin ninguna injerencia en la vida de las personas y las sociedades. En estos momentos, los cristianos católicos, sobre todo en Nicaragua, están viviendo una situación de persecución difícil. Sobre el régimen comunista y dictatorial del presidente Daniel Ortega y la vicepresidente, que es nada más y nada menos, su esposa; han enfocado sus ataques hacia la institución católica y sus miembros. Tenemos el caso lamentable del apresamiento del obispo de la diócesis de Matagalpa, Mons. Rolando José Álvarez Lagos, por supuestamente intentar organizar grupos violentos con el fin de alterar la vida y desestabilizar el gobierno. Ni ellos mismos se creen esa mentira. El presidente Daniel Ortega siempre ha tenido a la Iglesia católica entre ceja y ceja, y más a este obispo antes mencionado. Pero ¿quién es este obispo a quien el régimen comunista de los Ortega tiene apresado? Este obispo ha sido muy crítico con el régimen comunista nicaragüense por su abusos y violaciones a los derechos humanos.

  El régimen comunista nicaragüense, por medio de la institución policial, en una nota de prensa publicada el 5 de agosto, acusó a las autoridades de la Iglesia católica en Matagalpa, de "utilizar medios de comunicación y redes sociales para intentar organizar grupos violentos, incitándolos a ejecutar actos de odio en contra de la población, provocando un ambiente de zozobra y desorden, alterando la paz y armonía en la comunidad". Sigue diciendo el comunicado que "tales acciones tienen el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales". Así anunció la Policía de Nicaragua que ya "había iniciado un proceso de investigación, con la finalidad de determinar la responsabilidad penal de las personas involucradas". Y también el comunicado agrega que "las personas involucradas se mantendrán en sus casas". Pero la persecución a este obispo, sacerdotes y laicos no termina ahí. El régimen comunista nicaragüense ordenó el cierre violento de por lo menos ocho emisoras católicas de radio.

  Pero, sigamos abundando un poco más sobre este obispo a quien el régimen comunista de los Ortega tiene en esta situación de persecución. Este sacerdote recibió la ordenación episcopal de manos del arzobispo de Managua, Mons. Leopoldo Brenes, y fue nombrado obispo ordinario de la diócesis de Matagalpa por el Papa Benedicto XVI en el año 2011 y asumió como lema de su escudo episcopal “Hágase en mi según tu palabra”; fue secretario de prensa y comunicaciones de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN). Si es verdad que en Nicaragua la llamada "teología de la liberación" tuvo su auge años atrás, no es menos cierto que este obispo se ha mantenido al margen de esta y con un discurso combativo contra ella. Hay que recordar que el Papa san Juan Pablo II, en su momento, condenó esta corriente teológica por su contenido marxista. Este obispo de Matagalpa fue quien encabezó los diálogos de negociación y de paz ante el intento de golpe de Estado que hubo en 2018, donde Ortega se queda en el poder que derivó en un proceso electoral antidemocrático e ilegal, con muchas detenciones donde ha estado presente la tortura, las violaciones a los derechos humanos, asesinatos, etc. Y es en este tétrico escenario donde el obispo asume la vocería y defensa contra el régimen de los Ortega, porque lo acusaron de haber sido cabeza y orquestar una revuelta en su contra. Pues parece ser que esta es la causa principal de esta persecución contra este obispo.

  Ahora viene el punto que muchos, - católicos y no católicos, personalidades de las altas esferas políticas internacional -, han señalado al Papa Francisco que no se haya pronunciado contra esta persecución contra la Iglesia católica y sus feligreses. Lo primero que hay que pensar y tener en cuenta es que la CEN, hasta el día de hoy no se ha pronunciado en el sentido de hacer un reclamo al santo padre sobre este aspecto. Yo no creo que el Papa Francisco sea o esté indiferente y ajeno a lo que está sucediendo con la Iglesia católica en Nicaragua con esta persecución. El silencio del Papa yo no lo interpreto como un "silencio cómplice ni de miedo ni de indiferencia". Es ya conocida la expresión del Papa Francisco con respecto a la persecución religiosa: "Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades" (Evangelio Gaudium, 49). Es lo que el Papa Francisco ha llamado "Iglesia en salida". Es una Iglesia que tiene presencia en las periferias. Y es que la visión del dolor ajeno despierta una mirada más penetrante y sabia.

  Por un lado, tenemos que ya algunos obispos, tanto de Nicaragua como de otros países, así como sacerdotes y fieles laicos, se han pronunciado en contra de esta persecución y en apoyo a los fieles cristianos católicos. Los obispos de Cuba, que también han sufrido por décadas la persecución del régimen castrista, afirman en su comunicado que "los obispos católicos de Cuba, junto a nuestros sacerdotes, diáconos, vida religiosa y fieles, oramos y acompañamos con todo el afecto fraterno a la Iglesia de Dios en Nicaragua". Siguen diciendo que "agradecen el testimonio de fidelidad a Cristo y a los humildes que están ofreciendo la comunión que han mantenido en medio de las pruebas y la serena confianza en el Señor resucitado que están proclamando en estos momentos de cruz".

  Así mismo, el arzobispo de la ciudad de Miami, Mons. Thomas Wenski, se pronunció condenando el "martirio de la Iglesia", llamando a los católicos a rezar por el obispo de Matagalpa, que fue secuestrado por la Policía de la dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua.

  Tenemos también el pronunciamiento de la Asociación española de laicos católicos que lanzaron una campaña de denuncia de la vulneración de la libertad religiosa en Nicaragua, advirtiendo que "todo lo que está pasando no sale en los telediarios, pero es extremadamente grave". Hacen también un llamado a la OEA, y a la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos para que "tomen medidas para poner fin a estas persecuciones, agresiones y movilizaciones de odio" en Nicaragua. Denuncia también que "los cristianos están sufriendo en Nicaragua una terrible persecución llena de agresiones y odio, no solamente a ellos como personas por profesar la fe católica, sino también a las iglesias y nuestros símbolos; los templos están siendo profanados y destruidos por fanáticos anticatólicos, destacando que estos ataques están siendo promovidos por el totalitarismo dictatorial del gobierno nicaragüense y protegidos por las Fuerzas de Seguridad".

  Pero, de los pronunciamientos a favor de los cristianos católicos nicaragüenses y contra la dictadura de los Ortega, el que más ha llamado la atención es el publicado por un grupo de 26 exmandatarios de Latinoamérica y España, pidiendo al Vaticano, en la persona exclusiva del santo padre Francisco, una defensa más enérgica frente a la persecución de la dictadura de los Ortega. En este comunicado, los exmandatarios expresan la "preocupación agravada por lo que acontece en Nicaragua bajo la primitiva dictadura de los Ortega". Afirman estos exmandatarios que, "luego de perseguir y criminalizar a los liderazgos políticos y sociales como de cercenar de modo radical toda la libertad de expresión y de prensa, ahora avanza hacia la persecución de los líderes episcopales católicos, los sacerdotes y las religiosas". Dicen además que, "les preocupan que la quema de iglesias y la salvaje destrucción de las imágenes del culto católico, avanza en una línea de destrucción de bases sociales y antropológicas que mejor recuerda la quema de libros judíos, socialistas y pacifistas y de bibliotecas enteras por los partidarios del régimen nacional socialista alemán en 1933".

  Hay que tener cierta reserva de este comunicado de estos exmandatarios. Porque, lo cierto es que hay que preguntarnos qué hicieron ellos, en sus respectivos gobiernos, para proteger y salvaguardar el derecho humano a la libertad religiosa, cuando sabemos que, en sus gobiernos, también se realizaron fuertes persecuciones a la fe, sobre todo contra el catolicismo con la vandalización, profanación y quema de templos y no hicieron grandes acciones para proteger a los que hoy dicen defender. Yo más bien veo aquí, detrás de este comunicado, una oportunidad política que éstos saben aprovechar muy bien. Aunque es significativo este pronunciamiento, no deja de haber un aprovechamiento político detrás del mismo.

  Como ya hemos dicho anteriormente, son muchos los grupos, instituciones y personalidades que le han exigido al santo padre que se pronuncie contundentemente contra esta persecución del régimen de Daniel Ortega hacia la Iglesia católica y sus fieles. Se menciona aquí la actitud de "la prudencia" que ha tenido el santo padre, pero muchos lo han interpretado quizá erróneamente como "complicidad, miedo e indiferencia". Ciertamente que un mismo hecho, sea positivo o negativo, no se ve de manera igual desde dentro que desde afuera. Ya hemos dicho que la CEN no ha hecho ningún señalamiento al respecto. Lo cierto es que aquí hay que jugar o tener en cuenta la diplomacia. Cabe preguntarnos si es obligatorio que el santo padre se pronuncie ante esta atrocidad persecutoria del régimen de los Ortega, sabiendo de que a lo mejor esto pueda provocar un endurecimiento o recrudecimiento de la persecución. ¿No interpretaría el régimen de los Ortega tal pronunciamiento como una injerencia y oportunidad para justificar más su persecución?

  Pero, ya lo que muchos exigían y esperaban, sucedió. El santo padre Francisco, se ha pronunciado al respecto de esta situación de persecución del régimen de los Ortega contra la Iglesia católica y sus fieles. En el rezo del Ángelus del domingo XXI, del tiempo ordinario dijo que "sigue con preocupación y dolor la situación creada en Nicaragua, que involucra a personas e instituciones”. Dice el santo padre que de esta manera "expresa su convicción y deseo que por medio de un diálogo abierto y sincero se pueden todavía encontrar las bases para una convivencia respetuosa y pacífica".

  En definitiva, no creo que la actitud del santo padre, su silencio, sea manifestación de miedo, complicidad e indiferencia. Hay que actuar con prudencia, que no debe ser entendida precisamente como miedo. Creo que ciertamente el santo padre está muy cerca del pueblo católico nicaragüense. Esta es una situación que amerita actuar y moverse con prudencia, sabiduría y discernimiento. Ciertamente, el arma más poderosa del cristiano es la oración hecha con fe, confiada, humilde y perseverante. ¡Tiembla el mundo cuando un cristiano cae de rodillas!, decimos los cursillistas de cristiandad.

  Si es verdad que somos una sola familia espiritual y tenemos que luchar por la unidad, no es menos cierto que, también desde fuera, debemos de actuar con prudencia. Creo que si el santo padre le hiciera caso a cada persona, grupo e institución para que hable cuando a ellos les parece, sería catastrófico, no sólo para la institución religiosa, sino también para sus hijos amados.

  Lo que están viviendo nuestros hermanos cristianos en Nicaragua en estos tiempos, debe de ser para nosotros una motivación para seguir fortaleciendo nuestra fe, amor y confianza en nuestro Señor Jesucristo. Son tiempos difíciles para la vivencia y testimonio de la fe. Recordemos que san Juan Pablo II calificó a Latinoamérica como el “Continente de la Esperanza”. Pero ya en la mayor parte de este se ha ido instalando la ideología política socialista-comunista, y esto está siendo una gran prueba sobre todo para la fe cristiana católica. Esta es una guerra espiritual entre dos poderes: el poder de Dios contra el poder del mundo; el Reino de Dios contra el Reino del mundo; Dios contra Satanás: "La lucha no es contra sangre y carne, sino contra los principados, contra las potestades, contra los poderes mundanos de estas tinieblas, contra los espíritus de la maldad en lo celestial". Se nos quiere reducir a lo mínimo; se quiere borrar de toda nuestra vida nuestra imagen y semejanza con Dios; muchos de los hijos de Dios se han revelado contra él. Estamos transitando el camino de las tinieblas y sólo la luz de Cristo, que es Cristo mismo, nos llevará a vencer estas tinieblas. Cristo sigue rogando al Padre celestial para que, al igual que le dijo al apóstol Pedro, nuestra fe no desfallezca. Nos ha tocado vivir un tiempo de prueba de fe muy difícil, a unos más que otros. Si esta persecución nos lleva a retornar a las catacumbas, que así sea. Si tenemos que ser parte de esa Iglesia de los mínimos, que así sea. Pero Iglesia fiel a Cristo y a su evangelio. Con el apóstol San Pablo digamos: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece; y también: "Si Cristo está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?"

miércoles, 3 de agosto de 2022

¿Desaparecerá la Iglesia? (1)

 

“Y yo te digo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del abismo no prevalecerán contra ella” (Mt 16,18).

  Esta es una pregunta o afirmación que muchas personas, creyentes y no creyentes, se hacen y otros la dan como un hecho. Desde hace mucho tiempo atrás, siempre hemos escuchado que, si la Iglesia Católica no se “adapta” a los nuevos tiempos, desaparecerá porque lo que enseña, el mensaje que proclama está desfasado y esto provocará que sus miembros la abandonen. Pero, los que afirman o se preguntan esto, se olvidan de las palabras dichas por el mismo Jesús de que “el cielo y la tierra pasarán, pero sus palabras no pasarán”.

  Tenemos que la revista The Economist, - que aborda la actualidad de las relaciones internacionales y de la economía desde el marco global y que tiene su sede en la ciudad de Londres -, publicó un artículo en su edición de julio, bajo el título “La Tormenta sin fin”, en donde anuncia o predice un cisma en la Iglesia Católica. Dice el artículo: “La Iglesia tiene que seguir Aggiornandosse, adaptándose al mundo a toda velocidad, empezando por permitir el matrimonio a los sacerdotes, en la creencia de que el celibato es la causa última de los abusos sexuales por el clero”. Lo cierto es que esta tesis ya está desmontada por las investigaciones hechas, - como el Centro por la Protección de la Infancia de la Pontificia Universidad Gregoriana, que concluyó en un estudio realizado que, más del 90% de los abusos sexuales los cometen quienes no viven en celibato, es decir, en las familias, en las asociaciones de deporte y otros grupos e instituciones, y está también la Fundación ANAR, (Ayuda a niños/as y adolescentes en Riesgo), que en su estudio realizado entre 2008-2019, ha concluido que los abusos a menores en el clero en España son inferior al 1%. Claro que esto no debe tomarse como un alivio o justificación. Ya lo dijo el Papa Benedicto XVI y el Papa Francisco lo ha reiterado: “un solo caso de abuso ya es demasiado”. Es mentira que el celibato sea la causa de estos abusos. Se toma esto más bien como la excusa para atacar el don del celibato que por tantos siglos, a pesar de los errores cometidos, le ha funcionado y ha sido una bendición para la Iglesia. No es cierto que, si se aboliera el celibato, desaparecerían los casos de abusos. Y entonces, los casos de abusos sexuales que suceden en la familia, y entre los pastores casados de iglesias protestantes - que son en un porcentaje mucho mayor que en el clero católico-, ¿cuál es la causa? Y es que el problema real no está en el celibato, sino en el interior de la persona, en su afectividad, en su psicología. La verdad que está disfrazada en este artículo de opinión de este semanario inglés es su sesgo cristianófobo.

  Pero, sigue diciendo el artículo del semanario que “La Iglesia necesita cambios, que esos cambios se van a dar y que eso, probablemente, lleve al cisma que, citando fuentes vaticanas, está en el aire”. De seguro que a lo que apunta este artículo es a lo que viene sucediendo desde hace un par de años en la Iglesia Católica en Alemania con el Camino Sinodal que llevan a cabo. Dice también el artículo que “el mundo debe tener una religión universal coherente con las ideas hoy dominantes en medios y en la esfera pública, y para asumir ese papel la Iglesia debe renunciar lo más posible a doctrinas específicas, y a la pretensión exclusiva de ser custodia de una Verdad Universal y eterna”. Pero si la Iglesia hiciera esto, estaría traicionando al mismo Jesucristo. La Iglesia está en el mundo, pero No es del mundo. Está en el mundo para iluminarlo, guiarlo fuera de sus oscuridades y llevarlo a Cristo. Ya el escritor estadounidense, de origen japonés, Francis Fukuyama, en su libro El fin de la Historia y el Último Hombre, afirma que la religión cristiana, concretamente el catolicismo, debe de renunciar a creerse la religión verdadera, renunciar a sus dogmas, y pasar a ser una religión más entre otras. Lo cierto es que los cañones de ataque están dirigidos a la Iglesia Católica, pero ¿por qué? ¿Por qué si las otras iglesias cristianas, muchas de ellas se han plegado a esta agenda globalista con sus postulados, su concentración es doblegar a la Iglesia Católica con sus postulados? La respuesta es clara: la Iglesia católica, con el mensaje que proclama del evangelio, es una piedra de choque para toda esta agenda globalizada y genocida que quiere imponer la élite mundial por medio de la agenda 2030 y la ideología de género. Y es que el concepto del hombre y la naturaleza que proclama la Iglesia, no se deja manipular. La Iglesia sólo se arrodilla ante su Señor Jesucristo y no ante estos dioses de barro promotores de esta ideología. La intención es clara: acabar, desprestigiar moralmente a la Iglesia católica.

  Pero, sigamos citando el artículo en cuestión. Ante esta problemática de la Iglesia Católica, el semanario propone la solución: “Lo primero que dicen estos globalistas es que están apoyados por diversos obispos, proponiendo una modernización de la Iglesia en la que el Papa deberá aceptar la abolición del celibato para los sacerdotes, pero también apertura a las mujeres sacerdotisas y aceptación del matrimonio entre personas del mismo sexo”. Pues ya vemos por donde vienen estos gurúes globalistas que se presentan como una especie de “salvadores” de la Iglesia para que no desaparezca. Es decir que, la salvación de la Iglesia ya no está ni depende de la gracia santificante de Cristo, del Espíritu Santo, sino de estos gurúes globalistas. Son ellos los que se están presentando y pretenden hacer cumplir la promesa de Cristo.

jueves, 9 de junio de 2022

Ofrece el Perdón. Recibe la Paz.

 

Con estas palabras, el papa san Juan Pablo II títuló su Mensaje para XXX Jornada Mundial de la Paz en enero de 1997. El santo padre, en su mensaje nos exhortaba al perdón con estas palabras: “Es hora de decidirse a emprender juntos y con ánimo resuelto una verdadera peregrinación de paz, cada uno desde su propia situación” (1). Ya el mismo cristo nos había enseñado lo esencial y fundamental que es para nosotros vivir la paz que él nos vino a traer: “La paz les dejo, mi paz les doy; no se las doy como la da el mundo. No se turbe su corazón ni se acobarde” (Jn 14,27). Nosotros, sus discípulos, somos portadores, predicadores y anunciadores de la paz del Maestro de Nazaret: “Cuando entren en una casa digan primero, la paz a esta casa, y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos su paz; si no, volverá a ustedes”. Y lo somos porque la vivimos y la testimoniamos.

  El santo padre sigue exhortándonos en su mensaje: “El perdón, en su forma más alta y verdadera, es un acto de amor gratuito. Pero, precisamente como acto de amor, tiene también sus propias exigencias: la primera es el respeto a la Verdad. Sólo Dios es la verdad absoluta… El perdón, lejos de excluir la búsqueda de la verdad, la exige. El mal hecho debe ser reconocido y, en lo posible, reparado” (no. 5). Es decir que, según lo que nos enseña el santo padre, el perdón no quiere decir “borrón y cuenta nueva”, o, “aquí no ha pasado nada, sigamos caminando”.

Sigamos citando las palabras del santo padre en su mensaje: “Otro presupuesto esencial del perdón y la reconciliación, es la justicia, que tiene su fundamento último en la ley de Dios y en su designio de amor y de misericordia sobre la humanidad. Entendida así, la justicia no se limita a establecer lo que es recto entre las partes en conflicto, sino que tiende sobre todo a reestablecer las relaciones auténticas con Dios, consigo mismo y con los demás. Por lo tanto, no hay contradicción alguna entre perdón y justicia” (n 5). De esta manera, el santo padre nos enseña y recuerda que otorgar el perdón no es la justicia, pero sí es un signo de la justicia. El perdón no exime del juicio.

  En el número 6 del mensaje, el santo padre nos dice que: “El creyente sabe que la reconciliación proviene de Dios, el cual está dispuesto siempre a perdonar a cuantos acuden a él, y a cargar sobre las espaldas todos sus pecados… Jesús proclamó durante toda su vida el perdón de Dios, pero, al mismo tiempo, añadió la exigencia del perdón recíproco como condición para obtenerlo”. Recordemos que una de las peticiones de la oración del Padre Nuestro es “perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Tenemos que preguntarnos entonces si estas palabras son una realidad en nuestra vida cristiana, en nuestra vida diaria o si sólo las repetimos mecánicamente.

  Lo anteriormente presentado, es para ayudarnos a reflexionar en cómo debemos actuar los cristianos ante situaciones difíciles o tragedias que se nos presentan en nuestro caminar. Hace unos días, nuestra sociedad dominicana vivió una amarga y dolorosa tragedia en la que una persona le quitó la vida a un ministro del gobierno por un asunto, - según lo manifestado por los medios de comunicación y las hipótesis de la investigación policial y judicial -, personal en el que se señala un interés económico entre el victimario y la víctima.

  No voy a entrar en detalles o análisis de las causas que tuvo esta persona para cometer el hecho, porque no es mi intención ni tampoco soy un investigador ni analista criminal. Pero, como cristiano y sacerdote, sí quiero hacer un comentario desde la parte de la enseñanza evangélica y doctrinal católica con respecto al perdón.

  Sucedido el hecho trágico, la familia de la víctima emitió un comunicado público en la que se resalta claramente que ellos perdonan al agresor. Estas palabras del comunicado han provocado un sin número de comentarios en las redes, unos en apoyo; otros en desacuerdo, otros de indiferencia, etc.; entre esos comentarios nos encontramos con las opiniones de personalidades de cierta influencia en la sociedad y también incluyen las palabras dichas por el presidente de la República. No voy aquí a mencionar todos esos comentarios, porque sería imposible.

  Nosotros hemos escuchado frases como: “Que lo perdone Dios, porque yo no”; o, “yo no soy Dios para perdonar”; o, “perdono cuando lo sienta”, etc. Aquí cabe entonces preguntarnos: ¿Es que acaso nosotros los seres humanos no podemos perdonar o es que no queremos perdonar? ¿Es el perdón algo imposible de aplicarlo u otorgar? ¿No dijo el Señor Jesús que “si nosotros no somos capaces de perdonar de corazón, no seremos perdonados? Entonces, ¿Jesús nos estaba pidiendo algo imposible? Y como éstas, hay más preguntas. Para San Benito, perdonar a otro puede exigir un gran esfuerzo espiritual que desafía a toda persona. Decía: “Perdonar no es nada fácil. No nos resulta particularmente difícil cuando estamos de ánimo indulgente o nos sentimos motivados por los buenos sentimientos. Pero casi nadie escapa a la tentación de retirar pronto sus gestos de reconciliación. Lo que llamamos perdón, a menudo no es otra cosa que otorgar libertad condicional al otro… esperamos impacientes los signos concretos de arrepentimiento… queremos estar seguros de que el arrepentido no reincidirá”. Es decir, según estas palabras del santo, nos hace entender que con frecuencia hacemos depender nuestro perdón del arrepentimiento del culpable.

  Pero lo cierto es, y al mismo tiempo es lamentable, que muchos cristianos y no cristianos; creyentes y no creyentes; no han entendido la dinámica del perdón. Y es que el perdón, más que un sentimiento es, sobre todo, una decisión. Y esta decisión es la que la gracia de Dios nos fortalece para poder realizarla. Porque tampoco se trata de pensar o decir “yo perdono porque puedo, porque me da la gana o, porque me levanté con el pie derecho y quiero perdonar, etc.”. NO ES ASÍ. NO FUNCIONA ASÍ. Una persona, - cristiana o creyente -, perdona porque Dios le da la gracia para dar el paso: “Sin mi nada podrán hacer”, nos dijo el Señor; y a san Pablo le dijo: “Solamente mi gracia te basta”. El perdón es la medicina o ungüento que sana nuestras heridas interiores. Cuando se perdona, no se hace para que el otro se sienta bien, sino para que la persona que lo otorga empiece a sanar interiormente. Y esto es lo que ha hecho la familia de la víctima al otorgar el perdón a su victimario. Esta familia nos ha dado un claro y verdadero testimonio de fe; testimonio que muchos no han entendido ni entenderán ya que sólo quien ha experimentado el perdón y ha sido sanado de sus heridas interiores por la gracia de la misericordia divina, lo hace: “Traten a los demás como quieren que ellos los traten”; y también “Tenemos que perdonar setenta veces siete”.  Esta familia ha actuado como una familia cimentada en la roca firme que es Cristo y su evangelio. Los que conocemos, poco o mucho a esta familia, sabemos que es una familia de una profunda vivencia de fe y por eso han dado este testimonio. Esta familia, con este testimonio cristiano, se convierten en luz en medio de las tinieblas del odio, la ira, el rencor y la venganza que en estos momentos arropan nuestra sociedad. Y es que en estos momentos nuestra sociedad está viviendo una paradoja: la gente que está quejándose del nivel al que ha llegado la violencia, el odio, el irrespeto por la vida humana, la pérdida de los valores, principios y decadencia moral, etc., es la misma que está pidiendo la cabeza, la sangre del victimario, que no quiere perdonar, que afirma que debió suicidarse, que pide que se lo entreguen en sus manos para disponer al antojo de él, que desea y quiere que a éste los demás internos le cobren caro en la cárcel, se burlan de las acciones de fe de los demás, etc. En definitiva, seguimos aplicando la ley del talión del ojo por ojo, diente por diente.

  Hay un elemento que sucedió unos minutos o segundos antes de que el victimario cometiera el hecho, y que todos han pasado por alto. Y es que, según la asistente del ministro, cuando escuchó la fuerte discusión entre ambos en el despacho, le preguntó al ministro si quería que llamara a la seguridad, a lo que el ministro respondió: “no, es mi amigo”. Pues estas palabras me hacen recordar las palabras que le dirigió Jesús al apóstol Judas Iscariote cuando lo entregó dándole un beso, y el Maestro le dijo a manera de pregunta: “Amigo, con un beso entregas al Hijo del Hombre”.

  Seamos sal y luz para el mundo; seamos sal y luz para nuestra sociedad. Llevemos la luz de Cristo allí donde está presente la oscuridad. No podemos seguir incitando la violencia ni dejarnos dominar por el odio, el rencor y la sed de venganza; y es que la ofensa sólo se puede superar con el perdón, y nunca con la venganza. Mientras la persona más se aleje del amor, se llenará de odio; mientras más se aleje de la vida, se llenará de muerte; mientras más se aleje de la libertad, será más esclavo; mientras más se aleje de la verdad, se hundirá en la mentira. Leemos en el salmo 80: “Pero mi pueblo no escuchó mi voz, Israel no quiso obedecer; por eso los entregué a su corazón obstinado, para que anduviesen según sus antojos”. En definitiva, mientras más se aleje de Dios, será dominado por el demonio. Cristo no lo hizo y así nos lo enseñó a sus seguidores y discípulos. No se nos prohíbe sentir ira, rencor, odio… porque eso es parte de nuestra condición humana. Lo que se nos prohíbe, desde nuestra fe en Cristo y su evangelio, es dejarnos dominar por estos sentimientos negativos para no actuar en consecuencia. Esta familia y la sociedad tenemos que iniciar nuestro camino, nuestro proceso de sanación, de fortaleza y de liberación. Cada uno a su ritmo.

  Lo que es imposible para nosotros, es posible para Dios. Pero tenemos que permitirle a Dios esa posibilidad en nuestra vida. Es fácil decir que se es cristiano; pero no es fácil vivir como cristiano, como hijo de Dios. Y esto es lo que espera y quiere Dios-Padre de nosotros sus hijos.