Con motivo a la celebración de
la Virgen de la Altagracia, Protectora de la República Dominicana; la
Conferencia del Episcopado Dominicano, como es costumbre, escribe una carta
pastoral dirigida al pueblo dominicano en donde aborda algún tema de actualidad
y de corte preferentemente pastoral, en donde nos da una panorámica de lo que está
sucediendo en nuestra sociedad y motivando por lo tanto a que asumamos algunas
medidas al respecto tanto en lo que se refiere a lo eclesial como a lo social.
Pues esta carta pastoral de este año lleva
por título “Familia cristiana: vive y
proclama tu fe”. En esta carta, nuestros obispos nos dan una panorámica, si
no exhaustiva si general, sobre la situación actual de la familia en nuestra
sociedad, la problemática que está enfrentando y posibles métodos de ayuda para
poder enfrentar estos retos a que está siendo sometida esta pequeña pero
fundamental célula de la sociedad. Nos dicen nuestros obispos: “nos golpea la
violencia intrafamiliar con los feminicidios y suicidios… (n 11); es una preocupación
ver a tantas familias incompletas…(n 12); la pobreza extrema y abandono del
hogar…” (n 13). Hablan nuestros obispos del “plan de Dios sobre el matrimonio y
la familia: Dios es el autor del matrimonio, no es hechura del Estado ni de la
sociedad… (n 29); la familia es la primera comunidad humana revelada, querida e
iluminada por Dios… (n 37); la familia es imagen de Dios…” (n 41). Nos hablan
de la “misión de la familia cristiana: su misión es formar hombres y mujeres
felices… (n 47). Sobre los “desafíos de la familia: el efecto negativo y masivo
de los medios de comunicación en desmedro de los valores éticos y morales
familiares…” (n 51). De la “pastoral familiar: la familia es prioridad
fundamental en la pastoral eclesial… (n 57); invitando a un dialogo en la
verdad para renovar la sociedad…” (n 70). Estos temas deben de ser
profundizados por las diferentes comunidades eclesiales para una mayor riqueza
y juntos buscar la forma de cómo ayudar a enfrentar las diferentes problemáticas
que enfrentan las familias en nuestra sociedad.
Pero, a lo que voy, -y es el motivo de este
artículo-; esta carta fue acompañada por una foto de los miembros (obispos) de
la Conferencia. Se señala que la foto estuvo manipulada y que esto es un
atentado contra la ética, y que es también una falta de respeto a los medios y
a la sociedad. La sala de prensa de la Conferencia emitió un comunicado en
donde explica las razones de por qué el uso de la foto y los cambios. Se podrá
estar o no de acuerdo con las razones expresadas por este organismo. Pero
llegar a enrostrarle a la Conferencia que ésta ha sido una grave falta a los
medios y sociedad y ponerlo como si de verdad se cayó en una falta
imperdonable, creo que eso no es objetivo. Que si la Conferencia debió pedir
disculpas, está bien; pero acusar la institución como si el error cometido es
imperdonable, no. Si a esas vamos, pues entonces hay que enrostrarle a los
medios la “falta grave” que cometieron algunos de ellos una semana antes de que
se publicara la carta pastoral, en la que informaron sobre la muerte de
“Monseñor Arnaiz”: ¿de dónde obtuvieron ellos esa información? ¿Quién se las
facilitó? ¿La Conferencia del Episcopado? No creo. Si a la Conferencia se le
critica el error y, por ende, hasta se le acusa de falta a la ética, entonces ¿cómo
hay que calificar este error de los medios sobre la supuesta muerte de Monseñor
Arnaiz? Hasta ahora yo no he escuchado ni leído en esos medios pidiendo una
disculpa por el error en la información. Creo que si vamos a exigirle al otro
que cumpla las normas éticas, también hay que exigírselas a los otros. Seamos
todos éticos, porque no se vale señalar al otro y después esconder la mano.
El debate en vez de centrarse en el contenido
de la carta pastoral, se ha centrado en la dichosa foto. A esta se le han
dedicado de artículos enteros hasta editoriales. Hay quienes están de acuerdo y
otros no sobre su contenido. Hay que recordar que la carta pastoral no es
palabra de Dios; es más bien una visión de una realidad de nuestra sociedad
iluminada por el mensaje del evangelio y abordada desde la enseñanza del
magisterio eclesial. La desilusión y críticas a su contenido vienen por lo
general marcada por esa ideología que promueven muchos comunicadores que velan
y proclaman los intereses de organismos internacionales y ONGs que financian
ideas contrarias a los valores morales, culturales, sociales y religiosos de
nuestra sociedad. Claro que la “carta es pobre” porque no dice lo que ellos
quieren que diga, sino lo que tienen que oír, y esto incomoda. La Iglesia no se
va a acomodar a sus criterios e ideas dañinas, sino al evangelio. La Iglesia no
puede dejar de ser lo que es, porque si ella calla, serán las piedras las que
hablarán.
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