“Todos los odiarán por causa de mi nombre.
Pero no perecerá ni un cabello de su cabeza. Con su perseverancia salvarán sus
almas” (Lc 21, 17-19).
Es la nuestra una época en la que Cristo
necesita hombres y mujeres que sepan estar junto a la cruz, fuertes, audaces,
sencillos, trabajadores, sin respetos humanos a la hora de hacer el bien,
alegres, que tengan como fundamento de sus vidas la oración, un trabajo lleno
de amistad con Jesucristo. De esto no caben dudas a la hora ver lo que está
sucediendo con esta persecución y asesinatos de tantos cristianos, sobre todo
en el medio oriente y parte de África precisamente por razón de su fe. Este
genocidio religioso que está sucediendo en nuestras narices está siendo
ignorado por las grandes potencias y los organismos internacionales que se hace
de la vista gorda ante estos asesinatos viles y crueles.
Hace unos meses atrás, el mundo fue testigo
del atentado terrorista de que fue objeto la revista francesa Charlie Hebdo por
unos radicales musulmanes que se sintieron ofendidos por una publicación de
esta revista de su fundador Mahoma. Fueron varias las personas que murieron en
ese atentado. Este hecho fue condenado por los más importantes líderes
políticos y religiosos. Pero recordemos también que esto dio pie a que en gran
parte del mundo, grupos, países e instituciones se solidarizaran con esta
revista y hasta se hizo viral la frase “yo soy Charlie” en los diferentes
idiomas. Recordemos también que este hecho provocó que algunos líderes
políticos se reunieran en Francia y participaron en una gran marcha en repudio
a este atentado contra la libertad de expresión para unos, y para otros contra
el hecho mismo del atentado terrorista. Aquí en nuestro país fuimos testigos de
que uno que otro líder político también se fotografió con la frase “yo soy
Charlie” y fueron subidas a las redes sociales. Todo esto está muy bien.
Aunque, claro está, unos tenemos nuestras reservas de opinión con respecto a la
actitud de esta revista laicista y blasfema.
Pero, ¿y qué pasa con la persecución, asesinatos
y secuestros de cientos de cristianos en el Medio Oriente y parte de África?
¿Por qué no se hace la misma campaña de repudio y rechazo contra este
genocidio? ¿Por qué esta masacre de personas que profesan el cristianismo no es
objeto de que nos solidaricemos con ellos y veamos formas de ayudarles? El
Papa, y junto a él, obispos, líderes religiosos de estas zonas perseguidas no
se han cansado de llamar la atención y pedir la intervención de las grandes
potencias y organismos internacionales para que este genocidio termine y se
respete a estos seres humanos y sus creencias religiosas. Da la impresión de
que lo que están matando es a la lacra de la humanidad por el solo hecho de ser
cristianos. NO. Son personas a las que se están masacrando. Haciendo de su
asesinato hasta un espectáculo o show, como si fueran animales rabiosos lo que
están eliminando. La voz de nuestros líderes religiosos es la voz de los que
claman en el desierto. Las grandes potencias y organismos internacionales lo
que han dicho es que ellos no saben cómo ayudar a evitar esta persecución y
matanzas de estos cristianos. Pero sabemos también que detrás de todo esto hay
un tema político y de intereses particulares de unas naciones. Yo me pregunto,
si estos grupos radicales islámicos hubieran asesinado un soldado de estas
naciones poderosas, ¿no habrían hecho ya todo lo posible para dar con los
culpables y si fuera posible hasta asesinarlos? Ahí tenemos el caso reciente
del soldado chileno de los cascos azules en Haití que asesinaron, en donde la
ONU y el gobierno chileno ya han exigido que se llegue a esclarecer ese hecho
lamentable y que se castigue a los culpables. No estoy diciendo con esto que la
vida del soldado no tenga valor. Claro que la tiene, también es un ser humano.
Pero, ¿por qué no se actúa de igual manera cuando se trata de cientos de personas
perseguidas, secuestradas y asesinadas por su fe?
Yo no seré un cristiano al cien por ciento
fiel a Cristo. Pero me esfuerzo cada día en serlo con su gracia. Yo lo único
que puedo ofrecerle a esos hermanos en la fe son mis oraciones y sacrificios
para que no sucumban al poder del mal y no renieguen de Cristo. “Yo soy
cristiano”. Cristo es el único que puede salvarnos, y si esto me causa persecución
y muerte pues Cristo mismo será mi fortaleza para poder enfrentarla. Hagamos de
esta frase un tema viral en las redes sociales. Demos testimonio de nuestra fe
en Cristo. Charlie Hebdo no ofrece salvación. Cristo sí, y por eso dijo que el
que lo reconozca delante de los hombres, Él también lo reconocerá delante de su
Padre.