En el libro del Deuteronomio en el capítulo 30 versículo
19, leemos las exhortaciones o mandatos que Dios le da al pueblo si es que este
quiere salir adelante y gozar de las bendiciones de Dios para el resto de sus
días. Los versículos completos dicen: “Pongo
hoy por testigos contra ustedes al cielo y a la tierra: te pongo delante vida o
muerte, bendición o maldición. Escoge la vida, para que vivas, tú y tu
descendencia, amando a Yahvé tu Dios, escuchando su voz, viviendo unido a Él;
pues en ello está tu vida, así como la prolongación de tus días”(19-20).
Pero, unos versículos antes, en el 15 dice también: “Mira, yo pongo hoy delante de ti la vida y el bien, la muerte y el
mal”. Y es que estos caminos están puestos delante de nosotros para que
cada uno, haciendo uso correcto de su libertad, elija por cuál de ellos quiere
transitar su vida; no podemos elegir ambos al mismo tiempo; uno de los dos. Sabemos
lo que Dios quiere para nosotros, sus hijos; pero no basta con que Dios quiera
lo bueno para nosotros; nosotros también debemos querer lo que Dios quiere para
nuestro bien. Estas palabras tienen resonancia en las palabras de Jesús cuando
dijo que no podemos servir al mismo tiempo a Dios y al dinero, porque amaremos
a uno y odiaremos al otro. A esto también queremos añadir unas palabras de san
Maximiliano María Kolbe: “Nadie en todo
el mundo es capaz de cambiar la verdad. Sólo podemos una cosa: buscarla,
encontrarla y servirla”.
Pero,
¿qué pasa con nuestra libertad? Hoy estamos siendo testigos de tantas manipulaciones
que se están dando o fraguando en contra de la misma humanidad para hacer que
cada vez más se piense, se actúe con eso que muchos han llamado “el
borreguismo”; y es que cuando se logra que la humanidad camine, piense y actúe
como una masa, es mucho más fácil su manipulación. Ernesto “che” Guevara de la
Serna dijo: “Los jóvenes deben empezar a
aprender y a pensar como una masa; es criminal pensar como individuos”. Cuando
la sociedad la convierten en una masa de individuos consumidores, se pueden
manipular para llevarlos a hacer cualquier cosa. No se nos permite pensar ni
actuar como individuos, sino como masa. Y en esta empresa están inmersos
grupos, países y organizaciones poderosas a nivel mundial que han implementado
o, más bien, están imponiendo sus políticas opresoras, injerencistas e
ideológicas de cosificación y deshumanización presentando la mentira como
verdad y la verdad como mentira. Es toda una manipulación del lenguaje. Estamos
inmersos en una profunda decadencia de la humanidad en donde se nos está
llevando desde hace tiempo a derrumbar o destruir nuestra identidad e
individualidad para hacernos caminar como borregos, como masa. Todo es parte de
unas políticas a nivel mundial encabezadas en todos los continentes: el
parlamento europeo, la ONU, OEA, FMI, BM, BID, OMS, las grandes cadenas de medios
de comunicación, las grandes multinacionales con sus fundaciones respectivas
que promueven la agenesia, con su engaño de salud reproductiva y la deconstrucción
de la antropología cristiana, la cultura que deriva del cristianismo y la
disolución del matrimonio y la familia natural. Son unos poderosos que están
detrás de toda esta reingeniería social y humana que lo único que les interesa
es el poder para dominarlo todo y a todos; y esta búsqueda desenfrenada del
poder los lleva a enfrentar una lucha o guerra para nada en igualdad contra el
Dios Creador y Redentor de la persona. Es, -en palabras del génesis-, la
soberbia del hombre en querer ser como dioses; y en palabras de Benedicto XVI: “la última rebelión del hombre contra su
Creador”.
Hoy se
presenta al hombre como el soberano de su propio destino. No hay un referente
absoluto de su vida. Es, como diríamos popularmente, el hombre hoy se erige de
su propia vida como ley, batuta y constitución. Aparta de su lado toda
referencia a su trascendencia y al Creador de todo, incluso de su misma existencia.
La persona humana se ha elevado a sí misma como autoridad moral soberana: soy
yo quien establezco lo que está bien y lo que está mal. Es una libertad
enloquecida. En sentido literal: una libertad sin LOGOS (Cardenal Cafarra). Y Platón
ya lo había previsto: “Desde la extrema
libertad nace la tiranía más grave y más feroz. Debido a que las personas no
somos como los animales, casi programadas por algún instinto, tenemos libertad
y debemos decidir qué camino seguir. El uso incorrecto de la libertad subjetiva
individual para hacer lo que uno encuentra divertido y placentero fuera del
camino rápido para la felicidad no conduce al progreso de la libertad”.
Seamos sinceros y veamos lo que está pasando nuestra sociedad: familias rotas,
madres que educan solas a sus hijos, padres ausentes del hogar, jóvenes con
profundas heridas emocionales y espirituales, gente adicta a la pornografía y
las drogas, abusadores sexuales de niños, niños abortados, legalización de la
eutanasia, vientres de alquiler, y un largo etcétera.
Hay un
nuevo totalitarismo que está destruyendo la Libertad en nombre de la libertad.
Hay un ataque feroz a todas las libertades democráticas constante y ante estos
embates no podemos quedarnos de brazos cruzados, viendo como simples
espectadores, cómo están socavando los cimientos de la sociedad que se manifiesta, sobre todo,
en la familia natural. Tenemos que elegir la vida o la muerte; la verdad o la
mentira; escuchar la voz de Dios para vivir, o escuchar las voces de los
embaucadores y manipuladores de esta reingeniería social que nos hunde en el
nihilismo, relativismo y deshumanización, anulando nuestros más fundamentales
cimientos de identidad y patrióticos, como seres humanos e hijos de Dios.
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