martes, 10 de marzo de 2020

¡Estamos en Feria!


  Así es hermanos, estamos en el mes de nuestra Feria del Libro Católico; evento que ya es tradición y muy esperado, no sólo por nuestros fieles, sino también por el público en general. Y es que, aunque es un evento de nuestra Iglesia Católica, se ha convertido en un evento para todos los que esperan encontrar un buen libro para leer y fortalecer el espíritu, así como participar de las diferentes actividades que se realizan en la misma ya que son para toda la familia. En nuestra feria del libro católico lo que queremos hacer es que la Palabra de Dios se siga anunciando, predicando y proclamando para que pueda ser recibida en cada corazón como terreno fértil donde ella pueda germinar. Que agradable y satisfactorio es saber y enterarnos de que ya para estas fechas se nos acercan muchas personas para preguntarnos sobre este evento y cuál será su contenido. Pero siempre nos quedamos en el factor sorpresa; no nos gusta adelantarnos sin antes tener la seguridad de lo que hemos planeado para cada ocasión; ya cuando está todo asegurado, es entonces que ya después se elabora todo el programa de la Feria y se da a conocer por los medios de comunicación televisivos, radiales, escritos y las redes sociales, así como con la colaboración de cada persona que se convierte en un promotor de este evento. Siempre nos esforzamos por dar lo mejor en cada Feria, ya que cada año es diferente y lo hacemos siempre con la intención de estar acorde con lo que está sucediendo en la actualidad y, sobre todo, hacer la planeación de acuerdo con el camino que está recorriendo nuestra Iglesia universal y particular en la República Dominicana. Queremos así estar, -como diría nuestro querido monseñor Amancio Escapa, - a quien esperamos que Dios tenga en su gloria -, en sintonía con la Iglesia.

  El lema que hemos escogido para esta edición trigésimo-primera de nuestra Feria es “La buena lectura desborda de sabiduría el alma”. Y es que esto es tan cierto que, el mismo Dios quiso que su Palabra quedara escrita de manera permanente para que nosotros tuviéramos acceso a ella siempre. Esa Palabra de Dios que es Palabra de vida, de fortaleza, de gracia y de verdad que nos reveló en su Hijo muy amado Jesucristo, su predilecto. Estamos llamados por el mismo Dios a buscar y llenarnos de su sabiduría. En el libro del profeta Nehemías 8,8 se nos dice: “Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura”; y san Pablo escribirá en 1Tim 4,13: “Entre tanto que voy, ocúpate de la lectura, la exhortación y la enseñanza”. Fijémonos que no es cualquier lectura. Es la lectura nada más y nada menos que de las Sagradas Escrituras; la lectura del libro de la vida, de la verdad, de la sabiduría. Por eso hemos resaltado de que se trata de la “buena lectura”. Y es que hay otras lecturas que ciertamente no son para nada buenas. Hay lecturas que destruyen, que no edifican, que no fortalecen; nosotros promovemos, anunciamos y predicamos la lectura de la Palabra de Dios, la que nos da y llena de sabiduría, del conocimiento de Dios, tal y como lo especificó el mismo Señor: “Entonces respondió Jesús y les dijo: Están equivocados por no entender las Escrituras ni el poder de Dios (Mt 22,29)”. Pues es el mismo Jesús el que nos insta a acercarnos y leer, estudiar y aplicar la Palabra de Dios a las situaciones de la vida diaria con coherencia, ya se trate de tentaciones, pruebas o triunfos.

  Por esto, la buena lectura de la Palabra de Dios nos lleva a conocer a Dios; conocer a Dios es conocer la sabiduría divina que lo impregna todo, toda nuestra existencia, todo nuestro ser. La buena lectura de la Palabra de Dios nos lleva a vivir y actuar de manera correcta; a caminar por el sendero correcto de nuestra fe que nos lleva a Dios-Padre; a no caer en errores doctrinales; para enseñarles a los demás la verdad que nos hace libres y verdaderos discípulos de Cristo. La buena lectura de la Palabra de Dios nos da sabiduría para saber vivir con autenticidad nuestro ser cristiano y filiación divina; la buena lectura de la Palabra de Dios nos da la sabiduría para saber usar la autoridad que Dios participa a los padres, pastores y autoridad civil para que podamos ejercerla según su voluntad, porque es una palabra poderosa, útil para enseñar, exhortar, corregir, amonestar, guiar, construir, edificar. Es la palabra de Dios que inspira a tantos hombres y mujeres para que plasmen sus ideas con la luz de la verdad.

  Sean todos bienvenidos una vez más a su Feria del Libro Católico. Esta es su casa, y este es su evento. Vengan a compartir con nosotros estos días de fiesta educativa, esparcimiento, entretenimiento, fraternidad y fortaleza en la fe. Que el mismo Dios y nuestra Madre del cielo sean nuestros pilares en todo este caminar fraterno y eclesial.



Bendiciones.

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