martes, 14 de octubre de 2014

¿Es la Iglesia Catolica inmisericordiosa? 1a parte


El pasado 5 de este mes de octubre dio inicio en la ciudad del Vaticano el Sínodo de los obispos -convocado por el Papa Francisco y que concluirá el 19 del mismo-, para tratar el tema de los desafíos actuales de la familia y de cómo tienen que ser encarados pastoralmente por la Iglesia. Este Sínodo, que el significado de la palabra es “caminar juntos”, no es para tratar ningún aspecto doctrinal sobre la familia, es decir, no tratará ningún aspecto sobre lo que enseña la doctrina de la Iglesia Católica sobre la familia. De hecho, el mismo título del Sínodo lo aclara: “los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización”.

  Desde el momento en que fue convocado este Sínodo por el Papa, concitó mucha atención por todos los medios de comunicación del mundo secular y, por supuesto, por la misma feligresía católica porque empezaron a surgir especulaciones sobre lo que nuestros obispos iban o debían de tratar. La prensa secular no tardó en empezar a dar opiniones al respecto y también se hizo eco de algunas opiniones de algunos cardenales, por ejemplo el Cardenal Kasper que introdujo el tema de si se debería aceptar a la comunión sacramental o no a los divorciados vueltos a casar o, dicho en otras palabras, el Cardenal Kasper llegó a decir que si el Sínodo no asume esta postura de aceptación entonces no tendría ningún sentido realizarlo. Como era de esperarse, esta opinión encendió el debate y puso en cuestión la doctrina católica sobre este punto y surgieron innumerables opiniones tanto a favor como en contra. Cada quien presentaba sus argumentos. Pero, el Sínodo ya está en marcha. Están presentes todos aquellos que fueron convocados, salvo uno que otro que quizá no pudo asistir por alguna razón específica. El Papa Francisco, al inicio del mismo, exhortó a los obispos a que hablaran sin miedo; que se dejaran guiar por Espíritu Santo; hablar con claridad y escuchar con humildad, etc. Pero lo que quiero resaltar es las opiniones de medios de comunicación seculares que han querido de alguna forma influenciar en el Sínodo con sus opiniones que contradicen la doctrina católica en dos puntos principales, que no los únicos, y que trataré en dos partes de este escrito ya que son temas abundantes, y son: la comunión sí o no a los divorciados vueltos a casar y la bendición o aceptación de las uniones homosexuales. Estos temas tienen una gran importancia para la vida y doctrina católica y no se diga para nuestros feligreses.

  Hablemos del primero de ellos: la aceptación o no a la comunión de los divorciados vueltos a casar. Siempre se ha querido presentar a la Iglesia Católica como que es inmisericordiosa con estos hermanos que viven en esta situación. Comunicadores que opinan sin saber ni conocer la enseñanza del evangelio al respecto. Comunicadores que más bien citan versículos del evangelio como si fueran dichos populares y lo despojan de todo su contenido doctrinal. Hay que tener en cuenta que la Iglesia Católica nunca ha dicho ni afirmado que las personas que viven en esta situación están excomulgadas o castigadas; más bien lo que siempre ha dicho y enseñado es que estas personas viven en una “situación irregular” y que por ello están impedidos de acceder a los sacramentos, -entiéndase comunión y confesión-, mientras permanezcan en esa situación. Y, hay que aclarar también en este punto que esta situación de irregularidad no se les aplica a los hijos. Esta situación de irregularidad no les impide en ningún momento estar en la Iglesia y realizar su vida de fe en la misma ni vivir su compromiso cristiano. Es más, en casi todas las parroquias existe una pastoral para divorciados vueltos a casar para acompañarles en su caminar y no dejarlos solos. Son infinidad de matrimonios en esta situación que están viviendo y practicando su fe en alguna comunidad eclesial y nunca se han sentido rechazados y señalados como si no tuvieran salvación. El impedimento de no comulgar para estas personas viene especificado por el mismo Jesucristo que dijo: “cuando un hombre se divorcia de su mujer y se casa con otra comete adulterio contra la primera y viceversa” (Mc 10,11); y san Pablo en su 1 carta a los Corintios dice que: “Por tanto, quien coma el pan o beba el cáliz del Señor indignamente, será reo del cuerpo y de la sangre del Señor” (11,27). Como vemos esta es la enseñanza de Jesús y no es un invento de la Iglesia. Esto es lo que no saben o no quieren saber los enemigos de la Iglesia y por eso no lo citan. Hay que tener mucho cuidado con un falso concepto de la “misericordia”. La misericordia no puede ir nunca en contra de la verdad, en este caso, no puede nunca en contra de la verdad del evangelio. No podemos incitar a las personas a que, movidos por falso concepto de la misericordia, se condenen. Jesús mismo mandó a sus apóstoles y en ellos a su Iglesia, a que enseñaran a los demás a cumplir todo cuanto Él enseño tal cual Él lo enseñó, y sin cambiarle una sola letra al menaje recibido puesto que el mensaje del evangelio no es de la Iglesia sino de Cristo, y la Iglesia no es más que la portadora y anunciadora del evangelio y no su dueña: “el que quiera creer y se bautice ése salvará y el que no quiera creer se condenará” (Mc 16,15-16).

  No podemos manipular el evangelio y hacerlo decir lo que él no dice. Eso sería ir en contra del mismo Jesucristo. Jesús fue radical con el mensaje que nos vino a comunicar y esa misma rigurosidad se la encargó a su Iglesia. Esta es la enseñanza que muchos no han entendido ni han querido entender y lo que hacen muchas veces es irse a una comunidad cristiana en donde el evangelio se les acomode a sus necesidades, cuando tiene y debe de ser al revés. En esto la Iglesia Católica siempre ha estado clara y no ha cambiado su línea le guste o no a los fieles. Creo que la Iglesia debe de seguir insistiendo en una seria y más profunda preparación al matrimonio a sus fieles, y principalmente a los jóvenes. Lamentablemente el matrimonio hoy en día se asume como algo que está de moda y pocos piensan en lo que significa y conlleva este camino de compromiso y de salvación.

 

 

Bendiciones.

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