“No actúes con injustica
cuando dictes sentencia: ni favorezcas al débil, ni te rindas ante el poderoso.
Apégate a la justicia cuando dictes sentencia” (Lv 19,15).
El Tribunal Constitucional ha dictado
sentencia sobre la inconstitucionalidad del nuevo código procesal penal que se
reformó para permitir, entre otras cosas, la aplicación del aborto en algunas
circunstancias. La misma sentencia del Tribunal manda a que siga en vigencia el
anterior código penal. Pero como ya sabemos, y esa fue la principal objeción de
los grupos de la sociedad civil y movimientos cristianos católicos a favor de
la constitucionalidad, que la vida humana desde su concepción hasta su muerte
natural está protegida por la última reforma constitucional que se llevó a cabo
en el 2010. Se aduce para esta sentencia de inconstitucionalidad que los procedimientos
por los cuales se llevó a cabo esta reforma del código que no se cumplieron con
la formas que permite la misma Constitución, ya que solo fue aprobada por una
de las dos cámaras (Diputados) sin pasar por la de los Senadores; además que se
cometieron varias irregularidades durante el conocimiento de las observaciones
que hizo el Poder Ejecutivo a la pieza. Esta sentencia lo que deja en claro es
que se ha fallado en cuanto a la forma las acciones directas de
inconstitucionalidad de la ley núm. 550 que instituye un nuevo código procesal
penal; y en cuanto al fondo acoge las acciones directas de inconstitucionalidad,
descritas anteriormente y declara así su inconstitucionalidad del citado número.
Como era de esperarse, fruto de esta
sentencia hay vencidos y vencedores; se experimenta el néctar de la victoria y
la agonía de la derrota. Por parte de los vencidos ya se expresan los grupos
contrarios a la vida de los más vulnerables que, dejados llevar por intereses
foráneos extranjeros, Ongs y organismos internacionales, se apandillan en
contra de la vida humana, sobre todo, de los más indefensos. Escuchamos también
opiniones en los diferentes medios de comunicación de estos que también están
en contra de la vida de los no nacidos y que actúan como bocinas de estos
grupos y organismos foráneos y que obedecen a una agenda violatoria de nuestras
leyes y de cultura de la muerte que quiere instalarse en nuestra sociedad. Por
el otro lado escuchamos las voces de los vencedores que se regocijan porque ha
triunfado, no el dinero ni la presión mediática, sino la verdad, la ley, la
constitucionalidad.
A estos grupos y sus incumbentes hay que
recordarles que la historia fundacional de la República Dominicana está cimentada sobre la base del
cristianismo católico porque así lo quisieron nuestros próceres de la Patria y
esto no se puede borrar ni si quiera por decreto, porque de ser así tendríamos
que regresar en el tiempo y quitar de la gesta independentista todo lo que sea
y huela a cristianismo. El mismo Jesús ya había dicho que debemos de buscar la
verdad, y en el centro de nuestro escudo nacional está la Santa Biblia abierta
en el pasaje del evangelio de san Juan que dice “la verdad los hará libres”.
Esta es la verdad que se ha querido violar, mancillar; y por la valentía de
estos hombres y mujeres convencidos de que esto es lo que conviene a nuestra
sociedad se lanzaron a las calles y enfrentaron a los poderosos imperialistas
que quieren imponernos sus ideas y leyes porque lo que les interesa son
mantener tranquilas sus fronteras y países de lo que ellos llaman la “plaga”
migratoria.
Los problemas de las sociedades –ya sean
desarrolladas o subdesarrolladas-, no se resuelven eliminando al ser humano,
sino asumiendo y elaborando políticas públicas que promuevan y defiendan a
todos, especialmente a los más vulnerables e indefensos. Solo basta que echemos
una mirada a esos países desarrollados y progresistas cómo se están quedando
sin relevo generacional a consecuencia de haber asumido una guerra en contra
del mismo ser humano acabando con ellos. En España, según el Instituto Nacional
de Estadísticas, el índice de muertes ha aumentado a un 10% en contra de los
nacimientos que se redujo a un 0,8%. Es decir, que en España han muerto más
personas que las que han nacido. Gran parte de esta situación es causa del número
de abortos que se practican en esa nación.
Pero cuidado, este triunfo no nos debe llevar
a dormirnos en nuestros laureles porque lo cierto es que el enemigo no duerme y
solo se retira a preparar su próxima embestida para atacar con más fuerza. Los
intereses que están en juego son muy poderosos. Recordemos que por la plata
baila el mono. El chantaje a nuestros pueblos tercer mundistas está siempre a
la puesta del día. Los poderosos utilizan la pobreza de nuestros países para
imponer sus leyes mediante el chantaje. Como dijo un alto funcionario “es mejor
morir de pie que seguir viviendo arrodillado”.
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