¿Qué
papel juega aquí la Democracia? bueno, pues lo que vale aquí es lo que la
mayoría diga. Es la irracionalidad del consenso: si la mayoría estamos de
acuerdo, es bueno y válido. Y como a esta supuesta mayoría se le puede
condicionar con presiones ya sea en lo político u otros grupos a través de los
medios y la cultura, pues no tendremos ningún problema. Dice Clementino
Martínez Cejudo, en su libro Ideología de
Género y la Crisis de Occidente: “Dios me libre de la dictadura de los
demócratas. Bajo la capa de la democracia, niegan cualquier disparidad de
criterio que no coincida con el suyo. Se proclaman demócratas, pero no lo son”.
Y el Papa Pío XII dijo: “la democracia que elimina la ley natural es un
absolutismo democrático, pero en todo caso es un absolutismo totalitario”.
¿Y los medios de comunicación? Juegan la
parte fundamental en todo este adoctrinamiento ideológico; unos más que otros.
Sabemos que el poder político está muy relacionado con el mediático: los
políticos aspiran a tener el control de los medios. Hay un fuerte contubernio
entre estos dos poderes. Tendría que ser un medio o persona muy independiente
para denunciar estas aberraciones; porque
la manipulación de los medios de comunicación y la censura de la verdad
permiten manejar el mundo como si fuera un títere. Se necesitan de personas,
grupos, medios que se atrevan a desafiar esta ideología y sus adeptos para que
el pueblo se informe y se forme, ya que el poder de influencia de estos grupos
ideológicos es my poderosa y han conseguido y están consiguiendo imponerse poco
a poco en sus propósitos; y, ¿qué pasará con estos opositores? Pues que tendrán
que enfrentarse duramente a una lluvia de críticas y descalificaciones.
¿Qué es lo que se busca con la implantación
de esta ideología? En los documentos de la ONU, en un primer momento, como una
política medioambientalista que buscaba la reducción del crecimiento
demográfico mediante el fomento del denominado “sexo ecológico”, en definitiva,
de las relaciones homosexuales. En la India en 1992, en una reunión de expertos
sobre planificación, salud y bienestar familiares, adoptó la siguiente
recomendación: “para ser efectivos a largo plazo, los programas de
planificación familiar deben buscar reducir no sólo la fertilidad dentro de los
roles de género existentes, sino más bien cambiar los roles de género a fin de
reducir la fertilidad”. En la Conferencia mundial de la mujer de Pekín, el
director del programa de alimentos de la ONU dijo: “Entre otros, usaremos la
comida como armas contra las personas”. Esta muy especificado que con esta
ideología lo que se busca es que caiga a su mínima expresión o desplomar la
fertilidad, disque por un asunto de
sobrepoblación y no suficiente alimentos para toda la humanidad, sobre todo con
miras en los países del llamado tercer mundo: hay que acabar con los pobres
para que no sean una carga para los países ricos. De ahí el afán por establecer
el aborto abierto y como un derecho, la eutanasia, legalizar uniones
homosexuales y adopción por éstos, etc.
Nunca debemos olvidar, y hay que afirmarlo
con toda verdad, que la realidad sexual y sexuada masculina y femenina, con sus
consiguientes papeles, no conlleva inferioridad o superioridad de un sexo sobre
otro, sino simplemente diferencia y complementariedad.
La revolución de género, sus antecedentes y
sus prolongaciones nos llevan directo a la destrucción de nuestra humanidad. El
Papa Benedicto XVI afirmó que, “cuando la Iglesia habla de la naturaleza del
ser humano como hombre y mujer, y pide que se respete este orden de la
creación, es porque de hecho, se trata de la fe en el Creador y de escuchar el
lenguaje de la creación, cuyo desprecio seria una autodestrucción del hombre y,
por tanto, destrucción de la obra misma de Dios”. No debemos ser pasivos y
permitir a estos ingenieros sociales que ganen terreno y decanten las
sociedades hacia la aceptación de su proyecto. Debemos comprometernos
positivamente dentro de una inmensa y urgente tarea educativa: la formación de
las conciencias y los sentimientos, el aprendizaje del discernimiento para
ayudar a los jóvenes a distinguir entre lo que les conduce a la felicidad
personal, y las trampas sutiles y seductoras de la nueva cultura.
Estamos en medio de una crisis gigantesca.
Podemos afirmar que en la historia del hombre nunca había alcanzado un punto
tal de degradación. Estamos ante la última revelación, no ya del hombre contra
Dios, sino contra la naturaleza; y no con una naturaleza en abstracto o ajena,
sino contra la suya propia. No callemos; no seamos cómplices de esta aberración
que anula, destruye y quita todo sentido de trascendencia del ser humano. Como
apuntan casi la totalidad de los auténticos pensadores, sin distinción de
credos, nos encontramos con una sociedad rota.
Termino esta ponencia recordando las palabras
de la candidata demócrata a la presidencia de los EE.UU. Hillary Clinton, que
dijera en una Conferencia sobre el feminismo en el Lincoln Center de New York
en abril del 2015: “los códigos culturales profundamente enraizados, las
creencias religiosas y las fobias estructurales han de modificarse. Los
gobiernos deben emplear sus recursos coercitivos para redefinir los dogmas
religiosos tradicionales…Las objeciones de conciencia fundamentadas en
creencias religiosas están detrás de la discriminación de las mujeres y los
homosexuales”. ¿Qué significan estas palabras?, pues está expresando un
proyecto político totalitario de ingeniería social y cultural.