martes, 7 de junio de 2016

Exhortación Apostólica Amoris Laetitia


Ya está publicada la Exhortación apostólica post-sinodal “Amoris Laetitia” (la alegría del amor en la familia), que es el resultado del Sínodo sobre la familia que tuvo lugar el año pasado en la ciudad del Vaticano. Este documento es el resultado de una amplia reflexión sinodal y papal, fruto de ese pasado Sínodo que tuvo como preámbulo un Sínodo extraordinario, es decir, que es fruto de dos años de reflexión sobre el tema de la familia en su situación actual. Ha sido un documento muy esperado, no solo por los católicos sino también por el resto del mundo ya que generó desde el principio muchas expectativas y también muchas especulaciones en donde se esperaba la postura del santo Padre en materia doctrinal y eclesial. Hay que recordar que este Sínodo sobre la familia, desde el principio se dijo que no iba a tratar aspecto de la doctrina, sino más bien era en lo referente a los desafíos pastorales que hoy presenta esta institución humana y cristiana en el contexto de la nueva evangelización.

  Fueron muchas las opiniones que se dieron en torno a este Sínodo tanto desde el ámbito externo como a lo interno de la Iglesia. Opiniones muy variadas, hasta de varios cardenales, como lo fue el cardenal alemán Kasper sobre el tema de la comunión a los divorciados vueltos a casar. Ya el mismo santo padre había dicho que el tema de la familia es muy basto y complejo para querer enmarcarlo a un solo aspecto como el ya mencionado, como si fuera éste el único problema que afecta a la familia. Fueron muchas las especulaciones y hasta se dieron por seguras una que otra idea que el santo padre ya había dicho. Hemos dicho en otras ocasiones que una de las particularidades del Papa Francisco es que él deja que todos opinen y hablen, pero después él viene con las palabras definitivas al respecto de cualquier tema que tenga que ver con su magisterio y la doctrina eclesial.

  Este documento post-sinodal, podríamos decir que ha causado mucha “decepción” en muchas personas que pensaron que el santo padre una vez más pondría en entredicho la enseñanza y doctrina eclesial de más de veinte siglos; pensaban que en este documento quedaría ya manifestada la “nueva postura” de la Iglesia Católica con respecto a estos temas; era, por así decirlo, la “modernización” de la Iglesia, o la nueva postura de una Iglesia Católica disque anquilosada y atrasada, etc. Pero nada de eso ha sucedido. Lo externado por el santo padre en este documento es una prueba más de que sigue en continuidad con el magisterio eclesial de tantos siglos del cristianismo.

  Aun así, no han parado, -sobre todo los medios de comunicación secular y uno que otro católico-, de hacer sus especulaciones o interpretaciones a conveniencia; han querido o forzado a decir al Papa lo que no ha dicho o querer hacerle decir al documento lo que no dice. Se sigue insistiendo en el tema de la comunión a los divorciados vueltos a casar y se especula que el Papa ha dado el permiso para que esto pueda ser posible. Pero la realidad es que en ninguna parte del documento dice tal cosa. El santo padre reitera la doctrina eclesial al respecto de este tema. Esta exhortación apostólica es un documento muy extenso, consta de nueve capítulos: 1- a la luz de la palabra; 2-  la realidad y desafíos de la familia; 3- mirando a Jesús: vocación de la familia; 4- el amor en el matrimonio; 5- amor que se vuelve fecundo; 6- perspectivas pastorales; 7- fortalecer la educación de los hijos; 8- acompañar, discernir e integrar la fragilidad y 9- espiritualidad matrimonial y familiar. Por lo cual el mismo Papa invita a que sea leído con pausa y discernimiento. Dice el Papa en el no. 2: “los debates que se dan en los medios de comunicación o en publicaciones, y aún entre ministros de la Iglesia, van desde un deseo desenfrenado de cambiar todo sin suficiente reflexión o fundamentación, a la actitud de  pretender resolver todo aplicando normativas generales o derivando conclusiones excesivas de algunas reflexiones teológicas”.

  Es compleja la situación de la familia actualmente. Esto lleva a la Iglesia a estar buscando constantemente nuevas formas o maneras de cómo responder a estas problemáticas sin que esto quiera decir que tiene que traicionar la enseñanza evangélica y eclesial de más de veinte siglos. El santo padre invita y nos recuerda como una propuesta para las familias cristianas, que las estimule a valorar los dones del matrimonio y de la familia, a sostener un amor fuerte y lleno de valores como la generosidad, el compromiso, la fidelidad y la paciencia.

  No esperemos más. Leamos con fe y desafío esta exhortación para que juntos busquemos y logremos fortalecer esta institución fundamental de la sociedad y los retos pastorales que nos presenta.

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