¿Qué nos dice las Sagradas Escrituras al respecto? Gen 19,1-29:
“destrucción de Sodoma y Gomorra: Lot hospeda a dos hombres en su casa, y los
aldeanos quieren abusar de ellos…” Lev 18,22: “no te acostarás con varón como
con mujer: es abominación”; Rm 1,24-27: “Dios los entregó a sus pasiones
infames, sus mujeres invirtieron las relaciones naturales por otras contra la
naturaleza. Igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se
abrazaron a sus deseos de unos por otros, cometiendo infamia de hombre con
hombre…”; 1Cor 6,10: “no heredarán el Reino los ladrones, avaros, borrachos,
ultrajadores, explotadores, adúlteros, afeminados, homosexuales…”; 1Tm 1,10:
“la ley ha sido instituida para los prevaricadores, impíos, pecadores,
irreligiosos, adúlteros, homosexuales, mentirosos…”
La homosexualidad la podríamos calificar como un fuerte drama, es decir,
la persona homosexual sufre mucho, y quien conozca o tenga contacto con alguna
de estas personas, sabe o tiene que darse cuenta de que tiene que asumir una
actitud de comprensión y aprecio muy especiales por ellas. Tenemos que ser
capaces de comprender el dolor y sufrimiento por el que transitan estas
personas.
La homosexualidad se puede superar. Pero no es fácil. La medicina ha
avanzado mucho, y hay abundante experiencia clínica de que la homosexualidad se
puede superar con una terapia adecuada. El sicólogo holandés Gerard van der
Aardweg, que tiene una experiencia de más de veinte años trabajando con la
homosexualidad y homosexuales, afirma que el homosexual tiene instintos
heterosexuales, pero que suelen ser bloqueados por su convencimiento
homosexual. Por eso, la mayor parte de los pacientes que lo desean
verdaderamente, y se esfuerzan con perseverancia, mejoran en uno o dos años, y
poco a poco disminuye o desaparecen sus obsesiones homosexuales. Dejarse llevar
por estos impulsos homosexuales produce angustia aún más grande, pues lleva una
vida de profundos desequilibrios afectivos, disfrazados quizá por una
satisfacción aparente, pero que acaba conduciendo a una mayor desesperanza y un
mayor deterioro psíquico.
La iglesia católica les anima a asumir la cruz del sufrimiento y de la
dificultad que puedan experimentar por su condición, es decir, esa cruz es la
castidad: un sacrificio que les proporcionará como beneficio una fuente de auto
donación que los salvará de una forma de vida que los amenaza continuamente con
destruirlos. La actividad homosexual impide la propia realización y felicidad,
porque es contraria a la naturaleza. En los casos más graves quizá no sean
aptos para el matrimonio, pero siempre son aptos para amar –de otra manera- a
los demás, y así pueden vivir incluso con un amor mayor que el que reina en
muchos matrimonios.
Hay quienes dicen y hasta afirman que la homosexualidad tiene un origen
genético. Esto es falso. Por lo menos hasta el día de hoy la ciencia no lo ha
demostrado. Hace un tiempo atrás se habló del gen de la homosexualidad, pero
esto fue desmentido por la misma ciencia. Graig Venter, fundador de una de las
compañías más punteras de la investigación genética dijo: “no tenemos genes
suficientes para justificar la noción de un determinismo biológico, y es
altamente improbable que puedan existir genes específicos sobre el alcoholismo,
la homosexualidad o la agresividad. Los hombres no son prisioneros de sus
genes, sino que las circunstancias de la vida de cada individuo son cruciales
en su personalidad”. La homosexualidad no es genética, sino sobrevenida.
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