Pues todo esto es parte de la
misma receta globalista y genocida conocida como Agenda 2030, que está
compuesta por diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible y desarrollados en
169 metas, y que no es más que nos están diciendo que los ciudadanos comunes no
servimos para gobernar este mundo tan complicado y hay que dejarlo en manos de
una élite que son los que nos van a decir lo que es bueno y malo; lo que
podemos hacer y qué no; con quién o quiénes nos podemos relacionar y con quién
no, etc. También el llamado Gran Reinicio, y que es parte del plan genocida
liderado por este organismo de la despoblación mundial, eliminando el mayor
número de personas. En ese sentido va la imposición ideológica de género; la
farsa del cambio climático que, ya la organización internacional Greenpeace, -
que trabaja por el cuidado del medio ambiente -, en la voz de uno de sus
fundadores Patrick Moore, (científico, licenciado en ciencias y silvicultura,
doctorado en ecología); que abandonó esta organización en el 1986, y la justificó
de esta manera: “Greenpeace fue secuestrada por la izquierda política cuando
se dieron cuenta de que había dinero y poder en el movimiento medioambiental.
Los activistas políticos (de izquierda) de Norteamérica y Europa hicieron que
Greenpeace pasara de ser una organización basada en la ciencia a una
organización política de recaudación de fondos”. Dijo además el señor
Patrick que, “esta organización, Greenpeace, opera a puerta cerrada con
otros operativos políticos en la ONU, el FEM, etc.; siendo éstos de naturaleza
política: el movimiento medioambiental se ha convertido más en un movimiento
político que en un movimiento medioambiental. Se centran en crear narrativas,
historias que están diseñadas para infundir miedo y culpa al público para que éste
les envíe dinero”. Y recientemente, uno de los más grandes inversores de
fondos del mundo, Vanguard Group Inc., se ha retirado de la iniciativa de la
industria de la inversión para abordar el cambio climático de la agenda 2030.
Y es que siempre ha existido, de una gran
parte de la población, la expectativa de la llegada de una especie de mesías,
de un salvador. Es una sociedad anestesiada. Es lo que han hecho estos
globalistas: crear problemas donde nunca los ha habido, para entonces venir con
la esperada solución. Esto no es más que populismo puro.
Ya hemos dicho que estamos viviendo en la era
del avance tecnológico, del avance de la comunicación, pero la pregunta aquí es
¿cómo es posible que vivamos en sociedades tan zombis y anestesiadas, donde la
desinformación avanza a gran velocidad y el sentido crítico y de investigación,
de reflexión, está tan ausente? ¿Cómo es posible que tantas personas
manipuladoras y charlatanes se dediquen a vender y promover la mentira como
verdad? Decía el escritor irlandés Jonathan Swift que, “mientras la mentira
vuela, la verdad va cojeando tras ella; y que cuando el ser humano se da cuenta
de que lo han engañado, ya lo hizo con quince minutos de retraso”.
Lo que está detrás de toda esta estrategia
globalista y genocida no es nada que la ambición del poder. Siempre han
existido personas que quieren todo el poder para dominar y avasallar al resto
de la humanidad. Este grupo no es la excepción. El poder moldea las sociedades
a su gusto, a sus pareceres, y más cuando no tiene resistencia, cuando no tiene
oponentes, como es el caso de nuestro tiempo.
Esta es la época de la indiferencia, de que
ya nada provoca escándalo; de que lo anormal hoy es lo normal, lo bueno es lo
malo y al revés, etc. Y todavía no hay importantes señales de reacción, ¿por
qué? ¿Esta actitud pasiva y genuflexa a qué obedece? Ciertamente que el avance
de la tecnología, como lo es el teléfono móvil, tiene sus bondades; pero
también les ha anestesiado el cerebro a una gran parte de la población. No
dejamos lugar a la reflexión, al aprendizaje, a la investigación, al
cuestionamiento recto, sano, al conocimiento, renunciamos a tener herramientas
para defendernos del poder, de sus abusos, de su manipulación.
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