Hay que tener en cuenta que todas estas
medidas que esta élite globalista está inventando, serán aplicadas al resto de
la población, pero no es aplicable para ellos: quieren reducir la población
mundial imponiendo políticas abortistas, eutanasia, homosexualismo,
transgenerismo, etc., pero ellos no asumirán dichas políticas porque se
seguirán reproduciendo; quieren obligar a la humanidad a comer carne sintética
creada en laboratorios, pero ellos nunca la comerán, sino más bien que seguirán
dándose su banquete de langosta, filete y caviar. Al respecto de este punto, ya
la Unión Europea aprobó, en el 2021, el consumo de insectos, alegando que son
una fuente alternativa de proteínas que puede apoyar la transición hacia un
sistema alimentario más saludable y sostenible, hasta el punto de que, hay
colegios en la misma Unión Europea que los han incluido en el menú de los
colegios para los alumnos y así se vayan acostumbrando; también se está
llevando a cabo una campaña publicitaria con personas del medio del espectáculo
y cine, donde se promueve el consumo de este “exquisito” alimento. Quieren también
impedir que la población siga usando los combustibles fósiles porque alegan que
son altamente contaminantes y por eso están impulsando la industria de los vehículos
eléctricos, pero está surgiendo el problema de el gasto y costo de la energía eléctrica
al grado de que, en Francia y otros países, han limitado el consumo de la misma
en estos vehículos. Lo mismo aplica para el uso de los aviones por su gran índice
de consumo de combustibles fósiles, pero ellos se pueden moverse en sus aviones
privados por todo el mundo.
Pero una frase que ha llamado mucho la
atención y que esta élite globalista promueve como su eslogan es “No tendrás
nada, pero serás feliz”. Pero ¿qué significa esta frase? ¿Qué se esconde detrás
de ella? Es decir, no tendrás nada en propiedad y todo lo alquilarás. O sea,
alguien será el propietario de eso que alquiles y, por lo tanto, el propietario
podrá y tendrá el poder para limitar y hasta controlar el uso de lo que se
alquile. En fin, esta élite globalista pretende, busca y quiere que todo el
poder, - el poder absoluto -, esté en manos del Estado.
La libertad e independencia de las personas,
del aparato económico, están desapareciendo y muchos no nos estamos dando
cuenta, y más bien hasta lo apoyamos y aplaudimos como focas amaestradas.
Es importante aclarar que el Foro Económico
Mundial o Foro de Davos, no es el único grupito que está detrás de esta
reingeniería social, transhumanista y medioambiental. Cuando hablamos de élite
globalista nos referimos a un grupo más amplio de poderosos económicos que
juntos se han confabulado para someter a casi la totalidad de la población
mundial a sus experimentos eugenésicos y robóticos, porque no son más que unos
psicópatas eugenistas. Entre ellos podemos mencionar la Fundación Rockefeller,
Fundación de Bill y Melinda Gates, la Alianza Global para las vacunas (GAVI),
la Open Sociaty de George Soros, y otros más.
Pero ¿por qué hay tanta pasividad de la
población ante toda esta afrenta que estamos recibiendo? ¿Por qué no
reaccionamos para protestar y lograr impedir que este genocidio y esclavitud se
siga llevando a cabo? No hay dudas de que está presente la manipulación, el
engaño. Tienen el poder en los medios para tapar las grandes dificultades con
otras dificultades; una noticia tumba la otra; muchos de nosotros no queremos
salir de nuestra burbuja; hay miedo a hablar; nos hemos dejado llevar a lo que
muchos han calificado como “la espiral del silencio” y la autocensura. En
definitiva, hace falta un nuevo liderazgo. Hace falta recomponer el sistema
político, pero dentro de la democracia que garantice la voz y la libertad de
los ciudadanos.
Bueno, volviendo a la citada frase de
Nietzsche “Dios ha muerto”, lo cierto es que el que hace tiempo murió fue él;
¡Cristo sigue vivo, porque vive en sus discípulos y seguidores!; otros hombres
que se han erigido y amparado en esta frase y que han pretendido “ser” Dios,
también han muerto. Éstos se creen eternos; no reparan en que no pueden escapar
a la muerte de este mundo. Se olvidan lo que dijo el mismo Jesucristo, - el
Dios que ellos tanto anuncian que ha muerto, que es una fábula -, de que “estamos
en el mundo, pero no somos del mundo”; se olvidan de que nosotros no somos
el centro del universo, aunque así lo pretendan; que nosotros no nos hemos dado
la existencia, sino que alguien nos la dio. Estas personas, con ínfulas de
diosecitos, han querido enmendarle la plana a la Iglesia de Cristo: han
pretendido que la Iglesia traicione a Jesucristo para mantener su presencia en
el mundo; que la Iglesia avale toda acción inmoral como buena y válida. Están queriendo
impulsar que sea el mundo quien juzgue a la Iglesia y no al revés. A pesar de
sus pecados en la parte humana, la Iglesia, que es portadora y custodiadora del
evangelio de Jesucristo, fue puesta por el mismo Jesús como luz para el mundo,
para las naciones.
Termino este artículo citando una frase del
escritor argentino Pablo Muñoz Iturrieta, en su libro Las Mentiras que te
cuentan, las Verdades que te ocultan: “Hay que apagar el televisor, y
encender nuestro cerebro”.
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