viernes, 10 de mayo de 2013

¿Por qué me persigues?


“sucedió que, yendo de camino , cuando estaba cerca de Damasco, de repente le envolvió una luz venida desde el cielo, cayó en tierra y oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues? El preguntó: ¿Quién eres Señor? El respondió: yo soy Jesús, a quien tu persigues” (Hc 9,3-5).

La Iglesia ha hecho oír su voz en nuestra sociedad dominicana poniendo una demanda de inconstitucionalidad contra la campaña que está encabezando PROFAMILIA y ésta no ha tardado en reaccionar. Sabemos de esta campaña que hace ya unas semanas atrás está llevando a cabo esta institución de la sociedad civil en los medios de comunicación que, disfrazándola disque de “derechos sexuales”, lo que incita más bien es al inicio temprano en la vida sexual de nuestros adolescentes y jóvenes. Basta nada mas con observar detenidamente los anuncios para darse cuenta de cuál es el mensaje que transmiten. Sería buen ejercicio que los padres y madres le preguntaran a sus hijos cuando vean esa publicidad qué entienden ellos de los mismos, y se sorprenderán de la respuesta. Con esta campaña son muchas las cosas que se pueden desencadenar y que serían dañinas para nuestros jóvenes y adolescentes y, por ende, para las familias. Imagínense ustedes que si se le incita a los jóvenes y adolescentes a la tener relaciones sexuales a temprana edad, no nos sorprenda después cuando un adulto tenga relaciones sexuales con menores, por ejemplo.

A esta “defensa”, no se ha hecho esperar el que salgan las voces que defiendan esta campaña que denigra a estos grupos de personas de nuestra sociedad que se erigen como fieles defensores de estos derechos. Hace tiempo que los primeros que tenían que estar encabezando esta protesta debían de ser los mismos padres y madres, pero como no lo han hecho, ha sido la Iglesia, -la pastoral familiar arquidiocesana-, la que ha salido al frente. Una vez más la Iglesia católica se ha convertido en “la voz de los que no tienen voz”.

Los que tenemos un poco más de conocimiento de esta situación, sabemos muy bien cuáles son los intereses que se mueven detrás de esta campaña; sabemos cuáles son las ONGs  y otros organismos internacionales que están financiando dicha campaña. Porque nadie vaya a creer que esto es gratis. Se escuchan en los medios de comunicación, -radio, televisión, prensa escrita-, a muchos comunicadores y comunicadoras, defendiendo la publicidad y atacando a la Iglesia. Unos comunicadores que se dicen ellos mismos que son disque “independientes”, pero eso ni ellos mismos se lo creen. Son más bien comerciantes de la verdad. Venden la verdad al mejor postor. Y qué decir de los abogados que han contratado para enfrentar la demanda. Ellos saben muy bien lo que se está moviendo por debajo de todo eso y de los intereses económicos que están en juego.

Los ataques a la Iglesia no se han hecho esperar. La sociedad dominicana está viviendo unos días de “relativa calma” lograda por las autoridades con el acuerdo con la Barrick Gold. Ya ese tema está superado. Ya no se habla ni siquiera de la Loma de Miranda ni Bahía de las Águilas. Se necesitaba un tema para entretener a la sociedad, el circo no podía quedar sin funciones; y ese tema ahora lo está protagonizando la Iglesia Católica y Profamilia. Lo triste de esto es que muchos que se dicen católicos son los primeros que están atacando a la Iglesia. Se están escuchando los argumentos hasta más estúpidos para querer acallar a la Iglesia. Se le quiere hasta descalificar utilizando argumentos de todo tipo no importando que falten a la verdad. Pues si esos son los católicos, para qué querer enfrentar a los que no lo son. Ya lo dijo el mismo Señor Jesucristo: “en el rebaño hay lobos disfrazados de ovejas que no son míos porque no escuchan mi voz”. Estos son los lobos que habitan en nuestra sociedad y quieren imponernos sus criterios. Esta no es simplemente una lucha religiosa. Es más bien una lucha por mantener y defender nuestros valores humanos y también de asumir con conciencia nuestro compromiso por forjar una sociedad más humana y más justa.

¿Dónde están los hombres y mujeres de convicciones fuertes y profundas de nuestra sociedad? ¿No se dan cuenta de la manipulación a la que nos quieren someter? ¿Por qué callan? ¿Dónde están los hombres y mujeres que creemos en el evangelio y la verdad que nos ha sido revelada en el mismo y que nos conduce a la libertad de los hijos e hijas de Dios? No seamos cobardes. La fortaleza de Cristo esta de nuestra parte. Esta lucha no es contra nosotros, es contra Dios y su evangelio. No abandonemos a nuestros sacerdotes y abogados en esta lucha; se está enfrentando a un monstruo grande, que su poder es el dinero con el cual ya ha doblado muchas voluntades. Recordemos las palabras de Cristo: “a ustedes los van a perseguir, a injuriar, maltratar y condenar por mi causa; pero el que se mantenga firma hasta el final, ese se salvara”.

Salvemos nuestra sociedad de estos comerciantes de seres humanos. Defendamos nuestros valores humanos y cristianos de tantos farsantes que dicen que son cristianos y en realidad no lo son. Más bien son hombres y mujeres de mente y voluntad débil a quien el enemigo siempre esta acechando. A esto nos advierte el apóstol Pedro: “sed sobrios, estén despiertos, porque su enemigo, el Diablo, como león rugiente ronda buscando a quien devorar: resístanles firmes en la Fe” (1Pe 5,8-9). Esta es una prueba más para saber cómo está la unidad de la familia de Cristo, su Iglesia.  Católicos, no nos durmamos en nuestros laureles; estemos más bien despiertos, porque “si nosotros callamos, entonces hablarán las piedras”; “los hijos de las tinieblas son más astutos que los hijos de la luz”.

Si ellos son astutos, nosotros tenemos el poder de Dios.

Bendiciones.

1 comentario:

  1. Esto es un asunto de todos los católicos es mas! De cualquiera que le importe la moral y bienestar de su hijo. Que El Espíritu Santo siga iluminando nuestra amada y Santa Iglesia, que lo que esta haciendo es defendiendonos. Y recordé esta cita: "...No temas, sigue hablando y no te calles, que Yo estoy contigo, y nadie se atreverá hacerte daño..." Hch 18,9-18 no tengamos miedo! No callemos!!!

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