“Los regímenes totalitarios han destruido al hombre, han atropellado la fe y los valores culturales, han pisoteado las libertades y la dignidad del hombre: el mismo hombre al que ambicionaban transformar” (Card. Robert Sarah).
Por Pbro. Robert A. Brisman P.
Sin pretender hacer un recorrido por los acontecimientos
catastróficos que ha experimentado la humanidad en su caminar histórico, y más
bien partiendo de las catástrofes más impactantes de los últimos veinte años,
podemos citar el ataque terrorista con aviones comerciales de pasajeros a las
torres gemelas (Word Trade Center) del estado de Nueva York en septiembre del
2001 (conocido como el 11S), también al centro del poder militar de los Estados
Unidos, el Pentágono; así como otros acontecimientos terroristas en Europa,
como el ataque al metro en Madrid y también al metro de Inglaterra. Actos estos
calificados como de “terrorismo” y que dejaron la consecuencia de miles de
muertes de seres humanos, más concretamente, el de las torres gemelas. Todavía,
- y creo que así permanecerá en nuestra memoria -, recordamos aquella mañana
fatídica de ver cómo ardían estos edificios y que al paso de los minutos muchas
personas que quedaron atrapadas en los diferentes pisos se lanzaban desde las
alturas pensando a lo mejor que tenían más oportunidad de sobrevivir que
quedarse en el piso ardiente, para después ver cómo esas dos grandes
edificaciones se derrumbaban completamente hasta el suelo.
Menciono estas tragedias, - sin pretender jamás
tocar heridas ni sentimientos que, a lo mejor, aún no han sanado ni cicatrizado
-, porque a partir de esos acontecimientos, sobre todo el de las torres
gemelas, la realidad de la aviación civil, en general, no ha sido la misma
debido a las exigencias de las autoridades estadounidenses para viajar a su
territorio. Como era de esperarse, al principio fue una tremenda molestia para
las personas, en la que muchas no estaban de acuerdo con las “nuevas medidas”
para viajar, y otras sí las apoyaban; también otras mostraban su indiferencia.
En fin, diferentes reacciones ante una misma situación. Pero lo cierto es que,
con el paso de los años, ya las personas, los viajeros nos hemos acostumbrado a
todo esto y ya no le damos mente. Por ahí, de vez en cuando, nos sorprenden las
autoridades estadounidenses de reforzar las medidas cuando se enteran de que
hay alguna amenaza terrorista y activan los protocolos de seguridad y
vigilancia. En suma, a partir de esa tragedia del 11S, las cosas empezaron a ser
distintas en lo que a las normas de viajar se refiere.
En la actualidad, la humanidad se encuentra
transitando por una nueva amenaza o tragedia que la ha obligado a cambiar, si
no todos, sí algunos hábitos y costumbres. Estamos caminando en medio de esta
epidemia, - algunos prefieren llamarla pandemia, otros la llaman planemia (de
plan), y otros cortinavirus -, del coronavirus y ya se escuchan voces de analistas,
científicos y políticos, hablando de que, a partir de esta epidemia, la vida,
las cosas, las costumbres, los hábitos no volverán a ser igual. Según estas
personas estamos ya entrando a lo que se ha calificado como la “Nueva
Normalidad o Control Social”.
Pero ¿en qué consiste es “Nueva Normalidad o
Control Social”? Según el secretario de salud de la ciudad de México, Hugo López:
ésta consiste en la regulación de actividades sociales, laborales,
económicas, educativas y culturales, ya que, mientras existan casos de covid19
en el país, hay riesgo de que se presente un nuevo brote de la enfermedad. Una
forma en la que se puede dar un rebrote del virus es a través de la liberación
de la actividad pública, lo que podría ocasionar que el número de contagios
volviera a incrementar. Por otro lado, ya en la Argentina están hablando de
que, por ejemplo, los restaurantes y bares tendrán mamparas entre mesa y mesa,
asientos bien separados (no aplicable a las familias), el uso de mascarillas;
algunas líneas aéreas proponen eliminar filas de asientos en los aviones para
crear espacios entre los pasajeros; en el deporte de masas, como el béisbol, fútbol,
basquetbol, etc., con menos público y asientos distanciados. Otros elementos de
esta “Nueva Normalidad o Control Social” son la supresión de los saludos,
abrazos, besos, restricción de público en instalaciones deportivas estatales,
la actividad cultural reducida a la mitad o menos de la mitad, el trabajo desde
la casa (teletrabajo), así como el estudio desde la casa, y otras medidas
escolares que caen en la ridiculez. En España y Argentina, algunos
ayuntamientos están reacondicionando los pasos de cebra haciéndolos más anchos
para garantizar el distanciamiento entre los peatones, así como dar más tiempo
a los semáforos para el cruce de las calles. Otras sugerencias que circulan en
las redes muestran que es posible que las personas tengan que cubrir la cabeza
entera con una especie de globo al salir de sus casas. En Alemania ya se está
aplicando en algunos templos católicos el uso de mamparas cuando las personas
vayan a comulgar y al lado otra persona aplicándoles una especie de aerosol o
desinfectante, y otras medidas o sugerencias más.
¿Soportaremos en verdad esta “Nueva Normalidad
o Control Social”? ¿Nos acostumbraremos a hacer largas filas, con la pérdida de
tiempo que implica? ¿Nos acostumbraremos o nos resignaremos a no poder saludar,
ni abrazar a nuestros seres queridos (papá, mamá, abuelos, sobrinos, esposa,
esposa, hijos), ni a nuestros amigos, etc., porque pensamos que pueden
contagiarnos o contagiarlos del virus? Nos están enseñando a tenerle miedo al
prójimo y están empezando con los niños en las escuelas. Es decir, ¡la muerte
llega a través de la proximidad con el prójimo!
¿Y es que esta Nueva Normalidad o Control Social nos va a impedir
expresar nuestro cariño, afectos, sentimientos a los demás? En Argentina, el
ministerio de salud motivó a la población a que se abstuviera de tener
intimidad, - relaciones sexuales -, para evitar algún contagio del virus y que
más bien usaran la masturbación motivándose con el uso de la pornografía. Hay
que preguntarse seriamente, ¿a dónde nos van a llevar o a dónde nos quieren
llevar con esta Nueva Normalidad o Control Social?
¿Saben qué? La vida continua y como sigamos batiendo,
pensando, maquinando todo el tiempo esta situación anormal del virus y un
confinamiento, - calificado de irracional porque nos han aislado a todos:
contagiados, enfermos y sanos -; acabaremos con una depresión aguda y colectiva,
- que de hecho está sucediendo -, con la terrible consecuencia de caer hasta en
el suicidio. ¿En verdad se quiere buscar una cura? La cita
del cardenal Robert Sarah, con la que hemos iniciado este escrito, lo dice bien
claro: “Nos están pisoteando nuestras libertades y nuestra dignidad; nos
están atropellando”. Siento que nos están anestesiando, nos tienen
hipnotizados y sin capacidad para reaccionar de un modo racional; parecemos
borregos, todo lo que nos dicen los medios nos lo estamos creyendo; no
cuestionamos y aceptamos todo tan mansamente; pocos son capaces de escuchar
otras voces científicas calificadas de epidemiólogos y virólogos que nos están
advirtiendo y orientando de lo que hay detrás de esta epidemia y no quieren
escuchar ni entender, porque el miedo, el pánico y el terror los tiene
congelados. En todo esto hay un beneficio que un grupo pequeño pero muy poderoso,
quiere obtener a consecuencia de desentenderse y de fastidiar al mismo hombre.
Y es que el rechazo a la vida, la muerte de los niños no nacidos, de los
discapacitados y de los ancianos, la destrucción de la familia natural y de los
valores morales y espirituales es el primer acto suicida de toda una población.
Esta “Nueva Normalidad o Control Social” no es más que la continuación de la decadencia
de la civilización. ¡La humanidad se derrumba, se sigue deshumanizando!
Desgraciadamente, el hombre ya no quiere reconocer sus errores. Está satisfecho
de lo que hace sin Dios. Está satisfecho de su decadencia, del caos. En un
sistema relativista, todo es manipulable, incluida la vida humana. Y estas
tragedias y manipulaciones continuarán. Preparémonos lo mejor que podamos para
los golpes que vienen para que nos duelan lo menos posible, porque el plan
genocida, dictatorial y deshumanizante sigue su curso, porque a los “dueños del
mundo”, les urge tener el control absoluto sobre el resto de la humanidad.
¡Bienvenidos a la Nueva Normalidad o Control Social!
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