La Constitución de la República Dominicana,
en su título XIII, que habla de los Estados de Excepción, en su artículo 262, especifica
la modalidad del Estado de Emergencia. En el artículo 265 dice que esta
modalidad podrá declararse cuando ocurran hechos que perturben o amenacen
perturbar en forma grave e inminente el orden económico, social, medioambiental
del país, o que constituyan calamidad pública. En el art. 266, que habla de las
disposiciones regulatorias para establecerlo, en el inciso 4 no. 6, especifica
entre los derechos que quedan suspendidos cuando se declara los Estados de
Conmoción Interior y de Emergencia: la libertad de tránsito, dispuesta en el art.
46, así como las libertades de asociación y de reunión, establecidas en los arts.
47 y 48. De mi parte, yo no voy a hacer ningún comentario al respecto de estos
números constitucionales, ya que, no soy abogado; esto más bien lo dejo a ellos
ya que tienen el conocimiento y argumentos para su análisis. Yo solo me he
concretado a mencionarlos para tener y dar como referencia al tema que sí me
interesa tratar en este artículo, que no pretende ser un análisis exhaustivo,
sino más bien una opinión que no necesariamente tiene que ser compartida por el
lector, o también puede ser enriquecida con otras opiniones.
Como ya sabemos, desde el mes de marzo
nuestro país ha venido transitando por este camino difícil que ha provocado a
nivel mundial la ya conocida “pandemia” para unos; para otros es una
“plandemia”; y hay otros que se han referido a la misma como “farsa”. Cada uno,
de acuerdo con sus convicciones, la llama como mejor le parezca. Pero
recordemos que nuestras autoridades, - que todavía estaban al frente de la cosa
pública -, declararon el Estado de Emergencia, dando cumplimiento así a lo
establecido por la Constitución. Para llevar a cabo este Estado de Emergencia,
hay que implementar también una serie de medidas que ayuden a lograr el
objetivo trazado o buscado para el cuidado de la población general, en este
caso específico, el de la salud pública. Al mismo tiempo, se ha denunciado por
varios gobiernos, entre ellos el de Bielorrusia, que esto del Estado de
Emergencia imponiendo el confinamiento a la población, no ha sido más que una
treta o exigencia del Fondo Monetario Internacional que, para otorgar ayuda económica
a los países, pone como exigencia estas medidas. Estos gobernantes pues se han
negado ceder en estas exigencias de FMI. Por otro lado, tenemos que hay países
que nunca establecieron ni impusieron a su población el Estado de emergencia ni
confinamiento; otros gobiernos lo asumieron de manera opcional.
Pues una
de estas medidas que implementó el gobierno central en nuestro país fue el
referente al “toque de queda”. Esto, lógicamente, conllevó a que se viera
afectado el aparato productivo-económico nacional, porque la población se le
impuso el confinamiento en sus hogares. Este toque de queda nunca, - y hasta el
día de hoy -, no se ha podido implementar de manera absoluta ya que la
situación, sobre todo económica de la población no lo permite. Es cierto que ha
habido voces de personas de diferentes estratos sociales que han pedido que se establezca
el toque de queda de manera absoluta, es decir, de 24 horas para que así la ya
mencionada curva o aplanamiento del virus llegue. Pero, siendo honestos y
sinceros, aplicar de manera absoluta el toque de queda sería una opción que
considero draconiana, y que provocaría una situación social que a mi entender
sería incontrolable, inmanejable y desastrosa, tanto para las autoridades como
para la misma sociedad. La realidad es que nuestra población en general no
soportaría un confinamiento o toque de queda de 24 horas ya que, la mayoría no
cuenta con los recursos económicos suficientes para abastecer, sobre todo, su
alimentación por tantos días sin salir a trabajar. Aquí hay un gran porcentaje
de la población que tiene que salir todos los días a buscar su sustento y no es
verdad que se quedarán de brazos cruzados en sus casas viendo cómo los suyos
gritan por el hambre, y el gobierno central no tiene los recursos suficientes
para abastecer de lo esencial a toda la población. Aunque esta sea una opción,
no es factible implementarla de esa manera. Y es que, una población hambrienta,
cuando se decida tirarse a las calles, no hay nada que la detenga, ni siquiera
las balas, porque romperán todo lo que encuentren a su paso; ejemplos los
tenemos en lo que han vivido y están viviendo otros países.
En lo que concierne al toque de queda, este
se implementó como un medio para ayudar, disque, a la reducción de los
contagios. Pero resulta que los contagios siguen; no importa el distanciamiento
social (que también este, según los expertos, no ha sido aplicado de manera
correcta por sus consecuencias sico-social), las normas de higiene, la manera
de saludarnos (con los codos y puño), mascarillas. El toque de queda o
confinamiento que ha sido implementando en muchos otros países, lo cierto es
que no ha logrado su objetivo buscado; de ahí que ya en muchos de estos países,
sus ciudadanos se han cansado y otros se
están cansando de seguir cumpliendo con una medida que no ha logrado
nada bueno, sino más bien, lo que ha logrado o provocado es que se agraven
otras situaciones de la salud de la población en otros aspectos psicológicos y
sociales, como la ansiedad, - tanto en personas que ya la padecen y la tenían
controlada, así como en otras que la habían superado -, la animosidad, el
estrés, incertidumbre, miedo al futuro, estrés postraumático (que suele ser muy
severo), los suicidios, las enfermedades del corazón, la diabetes, y otras más.
Muchos han tenido que vivir la frustrante situación de ni siquiera poder darle
cristiana sepultura a sus familiares y amigos que han muerto, ya sea por el virus
u otra causa, no han podido hacer un duelo reparador. ¡Y qué no decir con
respecto a las crisis en el ámbito espiritual! Y es que tenemos que ser
sinceros. Desde el principio hasta el día de hoy, las medidas que asumió el
gobierno saliente, como las que ha continuado el gobierno actual, se asumieron más
con tinte político y económico (para el gobierno, sobre todo), tomando como
pretexto la salud pública. Recordemos que, en nuestro caso, este proceso nos agarró
en medio de un proceso electoral y esto influyó para, decirlo de una manera
popular, que el gobierno no apretara demasiado la tuerca a la población por el
costo político que le podría causar en las elecciones presidenciales. Nos
fueron llevando poco a poco hasta el día de las elecciones; muchas protestas
por parte de los legisladores; pero al final, el partido oficialista perdió las
elecciones y de inmediato cambió la actitud de todos. A partir del día después de
las elecciones, la solicitud de duración del Estado de Emergencia dio un gran
giro: se extendieron más los días, las medidas y no hubo protestas por ninguna
otra autoridad. Pareciera que fue una especie de venganza contra la población.
De las medidas tomadas por las autoridades
nuestras, la que más está provocando sin sabores, desacuerdos, protestas y
otras cosas más, es precisamente el toque de queda. Hay que preguntarnos con
sinceridad: ¿ha logrado el toque de queda el objetivo buscado? Se ha dicho que
es para ayudar a frenar o bajar los contagios del virus, pero ¿se ha logrado?
Hay que sincerizar esta medida; es decir, ver y analizar sinceramente su
eficacia; se ha implementado un horario específico que inicia, de lunes a
viernes de 7pm a 5am; y los fines de semana de 5pm a 5am. Se ha establecido
diferentes horarios para algunas provincias: ¿ha sido acertada? ¿Es la RD un
país tan extenso territorialmente que sea necesario establecer diferentes
horarios en las provincias? ¿Se ha pensado lo frustrante y desequilibrante que
es para la población que, si una persona tiene que viajar a una provincia,
tiene que preguntar o preguntarse a qué hora inicia el toque de queda en la
misma? El toque de queda ha aumentado el tema del soborno o macuteo: se tiene
conocimiento de que las autoridades le piden dinero a las personas que se topan
fuera del horario normal para no llevarlos al cuartel; otra situación que se está
dando es que hay personas comprando combustibles en galones para después
vendérselo a los automovilistas más caro; el toque de queda no se aplica de
manera igualitaria a toda la población. Se ha dicho que podría más bien
focalizarse, pero lo cierto es que las autoridades no tienen ni cuentan con la
logística para poder aplicarlo de esta manera, y ellas lo saben. El toque de
queda ha venido a provocar el que se disparen otras enfermedades, agravando más
la situación actual de la salud pública.
Por otro lado, se habla de una posible
segunda ola del virus, (que ya se tienen reportes de algunos países), si no se
llega a la curva o aplanamiento de este; a este respecto, ya muchos científicos
y expertos en virología y epidemiologia han advertido que estos vaticinios no
tienen ningún fundamento científico ya que la expansión o rebrote de un virus
no se puede predecir jamás de esa manera. No dudo de que hay quienes anhelan de
que así suceda, ya que los recursos económicos, - sobre todo -, fluirán con más
rapidez. El tema de los test ayuda a esto: una práctica que ya ha sido
denunciada como inefectiva por todas las inexactitudes que arroja. Otro tema
que tiene a la población en expectativa es la llegada de la o las vacunas, con
todo lo que tiene que ver en lo referente a que se están saltando las normas
para su creación, como lo es el proceso de experimentación que, según los
científicos, tarda entre 6 a 10 años. Es como que nos han vendido a la
población la solución de la cura, pero al mismo tiempo parece que no la quieren
demasiado pronto, quieren que el miedo, el pánico, el terror, la angustia, la
ansiedad, las depresiones, etc., continúen. Pero lo que no comenta, con
relación a las vacunas, es lo que hay detrás en cuanto a la inversión
billonaria que ya están haciendo las grandes farmacéuticas y el costo que
vendrá después para los gobiernos y población en general; vacunas que ya están
incluso, siendo falsificadas. En fin, todo esto parece que se trata de control,
dinero y poder.
Así que, esperemos a ver si cuando concluya
la fecha límite de este toque de queda, a final de este mes, las autoridades
toman en consideración estos y otros factores que puedan servir para lograr una
mejor eficacia de esta medida. Tienen que cuestionarse si la misma ha logrado
su objetivo; si decidieran seguir aplicándola, lo más conveniente y prudente es
que la unifiquen: que sea un mismo horario para todos los días y a nivel
nacional.
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