Este comentario no pretende
ser una defensa de la persona de Agustín Laje, ya que él no necesita que
alguien lo defienda, porque eso lo hace excelentemente muy bien y, como decimos
en el buen dominicano, tiene mucho menudo para devolver; tampoco pretende este
comentario ser una especie de alabanza y culto a su persona; mucho menos es un
recorrido por su vida, como si fuera una especie de biografía. Mi intención al
escribir estas líneas es emitir una opinión acerca de lo que ha provocado y
está provocando la visita de este distinguido ser humano e intelectual que, con
su pensamiento sigue defendiendo la causa provida y nos da más ideas,
herramientas y luz, frente a esta lucha que estamos llevando a cabo en nuestra
sociedad dominicana con este tema de la legalización del aborto en sus tres
causales. Desde hace varios años, la República Dominicana viene transitando
este camino de la justicia sin un Código Procesal Penal, porque está al mismo
tiempo inmersa en la discusión y elaboración de un código penal actualizado o,
como prefieren decir otros, un código moderno; aunque la palabra moderno ya
sabemos las connotaciones que sugiere. ¿Sería un código actualizado a la
realidad de la República Dominicana? O más bien, ¿un código moderno que sea una
especie de copia de otras sociedades, incluso más avanzadas que la nuestra, que
sea acorde a los intereses de ciertos grupos y organismos foráneos y que sea
una especie de atadura de manos del aparato judicial dominicano?
Bueno, sabemos desde siempre que lo que ha
mantenido en el tranque la aprobación del Código Penal es el tema del aborto.
Este tema ha sido siempre una especie de «carta bajo la manga» que los
diferentes gobiernos han sabido siempre usar a su conveniencia y usarlo en los
momentos claves del caminar de nuestra sociedad. Es un tema de muchas
controversias, de muchas aristas, de muchos pareceres e intereses. Todo ha ido
dependiendo de cómo cada uno, cada partido político y grupo asuman el tema de
acuerdo con esto último. Yo soy de los que piensan de que ya la discusión sobre
el aborto se ha agotado porque se han presentado todos los argumentos habidos y
por haber. Las ideas y los argumentos que se plantean y se discuten siempre son
los mismos y más bien lo que ha venido sucediendo es un redundar. Hace tiempo
ya que el Código Procesal Penal debió estar aprobado, promulgado y ejecutándose.
Pero siempre ha hecho su aparición en el camino el obstáculo fijo de que cuando
llega a manos del ejecutivo, éste lo devuelve al legislativo porque le hace la
observación de que tiene que incluir el tema del aborto en sus tres causales. Y
así siempre volvemos a la lucha del tema en cuestión y la aprobación del Código
Procesal Penal vuelve al inicio. Por otro lado, el tema del aborto es un tema
candente en nuestra sociedad y siempre es causa de polarización. Estamos
divididos entre dos polos: los que defendemos la vida humana desde su
concepción hasta su muerte natural (providas), y los que defienden y promueven
el asesinato en el vientre materno del no nato (proaborto o prochoice, que
suena más cool). Hay un tercer grupo que son los indecisos o indiferentes, pero
son un porcentaje muy pequeño.
Pues esta es la lucha sin cuartel que tenemos
en nuestra sociedad y que siempre que se habla en los linderos del poder
legislativo de que ya es tiempo de aprobar el Código Procesal Penal, se activan
las campanas de alerta de ambos polos. A esto, tengamos siempre en cuenta que
nuestra Constitución establece claramente en su artículo 37, que la vida humana
comienza en el momento de la concepción. Y esta afirmación no se fundamenta en
argumentos religiosos, sino en argumentos científicos. Para esta ocasión, se ha
añadido un elemento nuevo donde nos encontramos con voces, sobre todo del oficialismo,
que han propuesto llevar este tema a un referéndum. Pero esto no procede ya
que, según los expertos en derecho constitucional, no se puede hacer un
referéndum para modificar un derecho humano. Es decir, no se le puede preguntar
al pueblo si queremos que la Constitución, en su artículo 37, sea violada. Es
aquí entonces donde hace su aparición, intervención y aportación al debate, el
joven Agustín Laje. No podemos hablar de Agustín Laje sin mencionar a su
compatriota, amigo y también escritor y conferencista Nicolás Márquez ya que,
estos dos son los autores de uno de los libros más controversiales de los
últimos años y que ha generado una guerra sin cuartel contra esta ideología
genocida y dictatorial de género. El libro se titula «El libro Negro de la
Nueva Izquierda». Es este libro el que ha mantenido a estos dos conferencistas
argentinos viajando por el mundo dando sus conferencias que no son más que la
forma y la manera de cómo ellos han venido haciendo sus aportes a esta lucha
incansable contra la imposición de esta agenda ideológica marxista de género.
Pero, sigamos con Agustín Laje. Este joven
politólogo argentino, no es la primera vez que viene a nuestro país. Podemos
decir que casi ya lo podemos adoptar como nuestro porque siempre que se le ha
requerido en nuestro suelo, ha dicho siempre presente. Agustín se ha convertido
en una especie de «azote» para todos estos grupos que se han calificado ellos
mismos como «progres», y son tan contundentes sus ideas y argumentos, que se ha
llegado a afirmar que es difícil encontrarle el hueco por dónde atacarle para
destruir su pensamiento. Se ha llegado también a comentar que cuando se anuncia
la presencia de él en los escenarios de debate, sus contrarios tiemblan y hasta
en ocasiones, rechazan debatir las ideas con él. Pero eso sí, lo que nunca les
ha faltado para enfrentar a este politólogo argentino, son los improperios, los
insultos, las bajezas, las vulgaridades, etc. Esto mismo es lo que ha estado
sucediendo en nuestra sociedad desde el anuncio de su participación en el país
en este debate nacional contra la legalización del aborto, y no se diga ya en
el desarrollo de las mismas en sus diferentes actividades intelectuales que
está agotando en esta visita. Se escuchan y se leen toda clase de insultos e
improperios de sus contrarios porque, cuando no se tiene la capacidad para
discutir las ideas, pues el único recurso que les queda es precisamente la
descalificación del oponente. A este joven politólogo argentino se le ha dicho
de todo a través de las redes sociales, precisamente porque aquí tenemos
garantizado el derecho a la libre expresión del pensamiento y las ideas, pero el
respeto y la veracidad de estas y a la persona, eso depende de a quién vaya
dirigida. Hay comentarios muy pintorescos, como también de los más implacables
y xenófobos hacia este joven politólogo argentino que nos visita para apoyar y
darnos más herramientas para nuestra lucha contra el más grande genocidio que
se ha llevado a cabo en el mundo y que es el aborto. Se ha llegado a señalar
que su presencia aquí es una injerencia en temas nacionales. Pero hay que
aclararle a esas personas que, este joven no es injerencista sino más bien
conferencista, y viene a compartir sus conocimientos e ideas con nosotros en
este tema en el que nos encontramos enfrentados a los promotores y defensores
del aborto y toda la agenda ideológica de género de este Nuevo Orden Mundial,
del Gran Reseteo y la Agenda globalista de la ONU 2030, que lleva por título
«Los Objetivos del Desarrollo Sostenible». Con la presencia y pensamiento de
Agustin Laje, hemos acuñado la “Lajefobia”. Más bien, creo que hay que
preguntarle a esas personas qué opinan ellos de las acciones que asumen
organismos internacionales como la ONU, UE, OEA, BM, BID, FMI, OPEN SOCIATY y
sus ONGs satélites, en la imposición y laceración de la soberanía nacional en
las políticas internas y migratorias de nuestro país.
Las ideas y argumentos que nos comparte
Agustín Laje son indudablemente de un gran peso y fortaleza, sobre todo
científicas, que no hay forma de echarlas por el suelo. Con su pensamiento, su
sabiduría, su franqueza y su seguridad, ha sabido siempre enfrentar a sus
oponentes en este y otros temas de interés social, como lo es la ideología de
género, siempre fundamentándose en los aportes científicos, biológicos,
genéticos, estadísticos, de orden natural, etc. Como decimos en el buen
dominicano, el hombre no baraja pleito. Por otro lado, Agustín Laje se ha
convertido, desde el anuncio de su participación en este debate nacional hasta
este momento, en tendencia en las redes sociales. Cabe señalar que incluso ha
opacado otros temas de importancia nacional. No cabe dudas de que este joven
politólogo argentino es una especie de imán que atrae hacia sí todo tipo de
personas y de ideas que manifiestan, unos su rechazo, otros curiosidad, otros
su deseo de escucharlo y aprender más sobre este y otros temas, para poder así
seguir haciendo frente a esta avalancha
de imposición avasalladora y cual aplanadora avanza como caballo de Atila,
siendo a la vez un caballo de Troya que quiere explotar en el interior de
nuestra sociedad para socavar, desde sus cimientos nuestros valores,
principios, fundamentos, identidad y cultura.
No me queda más decir, de manera personal,
bienvenido una vez más Agustín Laje a nuestro país. Somos una nación pequeña,
pero gigante de corazón y que está luchando para que esta agenda ideológica marxista
no se instale ni se imponga en nuestro país. Queremos seguir aprendiendo de
otros países que también están llevando la misma lucha. Queremos seguir
aprendiendo de otras personas que, como tú, están convencidos de que el aborto
no es el camino que debemos asumir ni recorrer si queremos mantenernos en el
tiempo como nación soberana y en dirección del verdadero y real progreso. Tus
ideas y pensamiento son de gran ayuda y retroalimentación para nosotros
continuar esta lucha campal. Gracias por aceptar nuestra invitación con esa
disposición que te caracteriza. Tú, con tus ideas, pensamiento y visión de la
situación actual del mundo, eres una especie de luz en este camino de oscuridad
que cada vez más se cierne y está arropando en la ignorancia, el engaño, la
manipulación, el miedo, el pánico, el terror y la imposición ideológica a la
humanidad. Nos invitas a seguir luchando contra estos poderes globales como una
especie de esos pequeños davides, - si cabe el término -, en contra de los
goliats modernos. Concluyo mi comentario, trayendo a colación las palabras
populares que dicen: el que no quiera oír ni escuchar tus palabras, tus ideas...,
lo que tienes que decir; pues que se tape los oídos, que suba el vidrio y se dé
una mudaita.
Totalmente de acuerdo. Seguimos en la lucha por la vida por lo correcto en vez de lo conveniente. Gracias P. ROBERT por su reflexión.
ResponderBorrarExcelente Padre. Continuemos firmes
ResponderBorrar