La
Organización Mundial de la Salud (OMS), que es más bien una especie de
“ministerio mundial de la salud”, es un organismo perteneciente a la
Organización de Naciones Unidas (ONU), y que su función o misión es gestionar
políticas de prevención, promoción e intervención a nivel mundial en salud, y
tiene su sede en la ciudad de Ginebra (Suiza). Este organismo mundial acaba de
emitir el mes pasado unas directrices sobre la práctica del aborto en donde
recomienda que se despenalice el mismo, esgrimiendo como argumento fundamental
que este “paso es fundamental para la salud de las mujeres y las niñas”.
En
dichas recomendaciones, este organismo incluye eliminar cualquier obstáculo
para el acceso al aborto y pide limitar la objeción de conciencia. Pero, más
bien lo que busca es la eliminación del derecho humano a la objeción de
conciencia de parte de los sanitarios implicados, eliminar los tiempos de
espera obligatorios antes de practicar un aborto o la necesidad de autorización
de otras personas (los padres, en caso de menores de edad). Pero ¿qué es en
realidad lo que pretende conseguir o imponer este organismo con esta resolución
o recomendaciones? No podemos ser ingenuos: lo que quieren claramente, aunque
lo disfracen, es la total despenalización del aborto a nivel mundial. Es un
documento de unas 20 páginas, publicado en su página web oficial, bajo el
título “Directrices sobre la atención para el aborto. Resumen Ejecutivo”.
Este
Resumen Ejecutivo recomienda la despenalización total del aborto: “significa
eliminar el aborto de todas las leyes penales, no sólo para la mujer que
aborta, sino para todos los agentes participantes”, señala el documento.
También dice: “No se recomienda la promulgación de leyes y otras
reglamentaciones que restrinjan el aborto basándose en supuestos. Se recomienda
que el aborto esté accesible a demanda de la mujer, niña u otra persona
embarazada, sin la autorización de ninguna otra persona, organismo o
institución”.
Sigue
afirmando el organismo en este documento: “No se recomienda la promulgación
de leyes y otras reglamentaciones que prohíban el aborto basándose en límites
de edad gestacional”. Según este Resumen Ejecutivo: “si resulta
imposible regular la objeción de conciencia de manera que se respeten, protejan
y cumplan los derechos de las personas que solicitan el aborto, la objeción de
conciencia en la prestación de servicio de aborto puede llegar a ser
indefendible”.
Ahora
¿cuál es el alcance, a nivel mundial, de la OMS y este documento sobre la
despenalización del aborto? ¿Tienen los países signatarios que obedecer sin más
estas “recomendaciones” de la OMS e incluirlas en sus legislaciones? Según el
experto abogado, politólogo e investigador del Centro de Bioética, Persona y
Familia, Williams Becker, dice que “un documento, con directrices, emanado
de algún organismo internacional, es incapaz de generar obligaciones de
legalizar y/o despenalizar el aborto: no existe tal obligación, ni por lo que
diga éste ni otro documento análogo, ni por lo que diga algún dictamen de
alguna comisión fundada por un tratado, etc.”. Aseguró además que “existen
lobbies, grupos de interés, grandes coaliciones, muy bien articuladas y
financiadas, que buscan promover estos fines y, en efecto, utilizan a las
organizaciones internacionales, a los Tratados de Derechos Humanos, a los
Tribunales, los Comités, para fortificar y legitimar sus demandas”.
En
respuesta a este documento de la OMS, tenemos también la publicación del
Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia, en el que deja
claro las consecuencias que conllevarían estas recomendaciones si se
implementan en los países. Se pregunta este Observatorio: “¿Cómo es posible
que la OMS, que tiene que velar por el establecimiento de políticas dirigidas a
preservar y promover la salud de la población, defienda sin ambages el
exterminio de la población más vulnerable, los no nacidos, a través del aborto
sin límites? Lo defiende y lo promueve supeditando la concesión de ayudas a la
aceptación de sus postulados contra la vida. No es posible la salud, que el
organismo debe defender, sin la vida. Los no nacidos también tienen derecho a
la salud, por lo que primero, tienen derecho a la vida”. Y sigue: “abortar
no promueve la salud”.
Pues
nosotros, como Iglesia Católica y Movimiento evangelizador de la Iglesia
Católica, ratificamos nuestro compromiso de fe y eclesial en la defensa,
protección y promoción de toda vida humana, sobre todo, la de los más
indefensos y vulnerables, - los no nacidos. La peor guerra que la humanidad ha
desencadenado contra ella misma es la guerra en el vientre materno ya que, se
ataca, para eliminar, a un ser humano totalmente indefenso. Es imposible
naturalizar el flagelo del aborto nombrándolo como lo que realmente es: un
asesinato. Y es que el flagelo del aborto, mientras más se le estudia y se le
investiga, más se llega a la certeza de que se trata de un homicidio, y de los
más crueles que exista, ya que, no garantiza en realidad, ninguna salvación ni
salud, ni merma el sufrimiento, para la madre asesina. Seguimos en nuestra
lucha provida en nuestro país; y seguimos orando y luchando al lado de todos
aquellos que asumen esta guerra para ser la voz de los que aguardan llegar a
este mundo al ser dados a luz. Luchamos y oramos por y con nuestros
legisladores que han asumido esta lucha por la protección de la vida, para que
Dios les dé la fuerza, valentía y coraje de defender la vida de los más
vulnerables con leyes verdaderamente justas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario