No pretendo en estas líneas
ser una especie de gurú, oráculo o adivino para tratar de predecir el futuro
que nos viene en los próximos años. Tampoco tengo una bola mágica para tales
fines, y mucho menos hacer de pitonisa. Lo que pretendo más bien es expresar
una opinión, entre otras, de lo que pienso que podríamos enfrentar la humanidad
a partir de la década que se avecina. Estas ideas tienen que ver o están
fundamentadas en lo que respecta a eso que se llama geopolítica, que no es más
que el estudio de los efectos de la geografía humana y la geografía física
sobre la política y las relaciones internacionales que se centra en el poder
político en relación con el espacio geográfico.
Vivimos un tiempo de mucha oscuridad, de
mucha manipulación, de mucho engaño, de mucha programación mental. Tenemos unos
medios de comunicación que, con su influencia en la opinión pública, se han
puesto en contubernio con los poderes oscuros de los “amos” de este mundo.
Estos medios de prensa y sus periodistas que deben informar, lo que están
haciendo más bien es desinformar, juzgar y siguen sin dar explicaciones
racionales de lo que está sucediendo en el mundo porque ya no quieren
investigar o, investigan lo que les conviene. Caminan como si no tuvieran una
brújula que les oriente en el camino correcto, ya que no dan o no quieren
mencionar los generadores de los acontecimientos que ocurren. Estamos viviendo
en lo que parece la sinrazón de la civilización actual, de una civilización
enloquecida y perdida. Una civilización que no piensa, no razona y que parece
ser que ha vendido su capacidad de raciocinio al mejor postor. Y es que, en una
época de engaño universal, decir la verdad constituye un acto revolucionario
(George Orwell). Pero ¿es esto casualidad? Pues claro que no. Todo lo que
estamos viviendo en nuestros días ya hace tiempo que fue planeado. Las riquezas
del planeta están en manos de un uno por ciento, y éste quiere y está
imponiendo su voluntad, sus ideas, sus criterios al resto del noventa y nueve
por ciento. El mundo, la humanidad, la quieren manejar como si fuera su empresa
privada, quieren establecer un gobierno mundial. El organismo de la Naciones
Unidas nació precisamente con este fin: ser sede de esta gobernanza mundial. Ha
sido un organismo utilizado para imponer políticas a los países de corte
dictatorial y totalitaria en aras disque de una mejor convivencia y paz
mundial. El ex secretario de estado norteamericano en los gobiernos de Richard
Nixon y Gerald Ford, Henry Kissinger, llegó a afirmar que la defensa de los
derechos humanos es puro sentimentalismo que hay que desterrar para que no
interfiera ni debilite las acciones de estos amos del mundo.
Pues estos amos del mundo ya han encendido la
maquinaria para imponer al resto de la humanidad su nueva visión del mundo, el
mundo que ellos quieren, el mundo que ellos nos han preparado a sus esclavos y
que tenemos que aceptarlo queramos o no. Todo viene manejándose como una agenda
global conocida como la Agenda 2030 que contienen los Objetivos del Desarrollo
Sostenible. Esta agenda ha tenido un
retraso en el programa establecido de cuatro años, llevada a cabo por la administración
Trump. Creo que esto nos llevará a entender mejor el por qué estos poderes
oscuros se han ensañado contra este hombre desde el principio de su
administración hasta este momento. Este presidente no es nada afín a los
intereses ni imposiciones de estos amos del mundo. Los que nos gobiernan son
cómplices de este grupo infame, globalista y totalitario. Ellos están viviendo
en una especie de idiotización y quieren contagiarnos a los demás de eso mismo.
Tenemos que rechazar semejante imposición. Son gobernadores, pero ¿gobernadores
de qué? ¿Para quién o para quiénes gobiernan? ¿Para el pueblo, que se supone
los eligió con su voto popular? Hay quienes afirman que estos gobernantes en
realidad han sido elegidos, puestos, nombrados por estos amos del mundo, y han
hecho creerles a los pueblos que son ellos los que los han elegido.
De las cosas o acontecimientos que han
sucedido en estos últimos meses parece ser que todo complota contra la
humanidad en esta carrera por imponer esta agenda política, marxista y totalitaria
a los países. Ya la revista inglesa The Economist, en su portada
publicada en este mes de noviembre, vaticina cómo será el mundo a partir del
inicio de la próxima década: un mundo marcado por el virus covid19 y sus
consecuencias nefastas como el confinamiento de toda la población, el uso de
las mascarillas que parece ser permanente, el distanciamiento de las personas, la
llegada de las vacunas en tiempo récord que atentan contra el sistema
inmunológico, como lo es la vacuna contra la gripe A; las consecuencias
negativas para la economía mundial; un presidente en la Casa Blanca que no ha
sido declarado oficialmente ganador, pero si así lo fuere, sí parece ser que
será pieza clave en lo que a la imposición de esta agenda global se refiere por
todo lo que ha venido diciendo que implementará con su programa de gobierno
para su país, como en sus políticas externas.
El mundo que esta por instalarse y que ya está
dando señales claras de que ha llegado, será un mundo difícil; un mundo que en
muchos provocará pánico y miedo; en otros no provocará casi nada porque estarán
de acuerdo con todo lo que se le ofrezca; hay otros que son indiferentes ya que
parecen estar en una especie de adormecimiento mental. Este mundo se proyecta
como el inicio del Gran Reseteo Mundial, - liderado por el Foro
Económico Mundial -, el fin de las libertades, la eliminación del trabajo, de
la privacidad; el surgimiento de la moneda digital, renta básica universal.
Habrá muchas crisis, - de hecho, ya las hay -, y estas crisis cambian el estado
de las cosas, de los países, de la economía y las instituciones. Es una crisis
preparada por los “amos del mundo” para que sus esclavos les rueguen que los
saquen, liberen de estas crisis. Es el control que han venido ejerciendo y
profundizando cada vez más y lo han hecho muy bien. Pero ¿Qué es lo que motiva
a estas personas a actuar de esta manera contra el resto de la humanidad? Pues
su ansia de controlar y manipular a cuantas más personas mejor y esto también implica
más y más poder. Son personas que parecen ser que disfrutan humillando a los
demás; que aparentan ser los salvadores de los males de la humanidad. Pero en
realidad imponen una especie de soberanía global sobre toda la humanidad que se
ejercerá desde un gobierno mundial privado y que no tolera la soberanía de los
estados. Esta gente, estos amos del mundo tienen toda la facilidad para jugar,
para manipularnos a todos nosotros; pues ¿quién les dio a ellos el permiso, la
autorización para que asuman la dirección del mundo y todo lo que esto está
implicando?
Con esto que hemos dicho, creo que sí tiene
sentido toda esta parafernalia que se ha venido desarrollando en este año, a
partir del surgimiento de la “pandemia del virus covid19”. ¿Por qué este virus
no lo lanzaron un par de años antes? Se esperaron a este año porque ese fue su
plan desde el principio; había que crear la cortina de humo para que la
población se dejara arropar por ella. Se sigue fomentando el miedo y el pánico
en la población con los “rebrotes” que están sucediendo, pero sin ningún
análisis científico de los casos y cuando ya se sabe que las pruebas PCR no son
del todo confiables por el alto porcentaje de falsos positivos que arroja, y
esto coincide con la aparición de las “vacunas milagrosas”, así como proyectos
de leyes de vacunación obligatoria. Pero ¿a qué costo? Se habla de millones y
millones de dólares de los que se beneficiarán las grandes farmacéuticas; vacunas
estas que no tienen la efectividad requerida, aunque sus inventores aseguren su
eficacia en casi un cien por ciento y ya se han registrado en los voluntarios
efectos secundarios irreversibles. Nos quieren tomar como ratones de
laboratorio. El mismo Bill Gates ya ha dicho que él no les pone vacunas a sus
hijos, ¿por qué será? No cabe dudas de que parte del plan es realizar un gran y
jugoso negocio.
Pues para mí este es a groso modo el mundo
que ya está haciendo su entrada; ya tiene un pie dentro de nuestras vidas, pero
le falta entrar el segundo para imponerse y ese segundo paso dependerá, en gran
parte, de cómo terminen los resultados de las elecciones de los EEUU.
¡Bienvenidos al mundo que
George Orwell describió en su novela 1984!
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