El periodista, escritor, poeta e historiador
polaco Ryzard Kapuscinski dijo: “Cuando se descubrió que la información era
un negocio, la verdad dejó de ser importante”. Y es que hoy estamos
viviendo y atravesando por una gran oleada de desinformación que más bien lo
que busca es conducir al resto de los mortales es a la mentira y así provocar
un mar de confusiones que se extiende por todo el planeta. Gran parte del periodismo
que se ejerce hoy en día no tiene nada que ver con la búsqueda objetiva de la
verdad. El periodismo, muchas veces, responde a los intereses de los dueños de
los medios. Se ha dejado a un lado, se ha abandonado esa parte del periodismo
que debe ser constructivo; se le ha dado más prioridad al negocio que a la
búsqueda de la verdad. Y es que siempre se ha dicho que el periodismo es el “cuarto
poder” que debería mantener a raya o cuestionando a los demás poderes, pero esa
visión o imagen ya ha cambiado en gran medida en la manera en que este cuarto
poder se ha puesto en contubernio con los demás poderes. Muchos periodistas han
tenido que renunciar o empeñar su palabra, su verdad para contar la verdad de
los dueños o de sus dueños. A muchos se les está prohibido expresar sus propias
ideas, ya que si lo hacen pueden ser sujetos de discriminación y hasta despido
de los medios en que trabajan. Esto es terrible.
No podemos negar la influencia que ejercen los
medios de comunicación y también las redes sociales, en implementar e imponer
una narrativa de acuerdo con sus intereses. Tanta es su influencia, que muchos
se rigen por lo que oyen a través de estos y no son capaces de escuchar otras
voces, leer otras plumas. Seguimos con el ejemplo actual de lo que está
sucediendo con los resultados de las elecciones presidenciales en los EEUU,
donde los medios de comunicación han venido jugando un rol de suma importancia,
no precisamente por apegarse a la verdad de lo que está sucediendo, sino más
bien por lo contrario, por estar imponiendo una narrativa que está fundamentada
nada más que en la mentira y así también se convierten en medios manipuladores
que están provocando y profundizando la confusión. Pero tampoco esto es
accidental; es más bien intencional. Están tejiendo unas marañas de mentiras
complejas de las que jamás en la historia de ese país y del mundo se haya
visto. Una de las acciones que debemos siempre practicar es esforzarnos por
buscar, para poder encontrar y recolectar la mayor parte de la información disponible
y procesarla, determinar un sinnúmero de circunstancias, situaciones y
pormenores concretos que rodean los hechos y los eventos. Y parece ser que, si
nos quedamos solo con los datos que se nos transmiten por los medios
tradicionales de comunicación, no llegaremos muy lejos o no llegaremos a la verdad.
Esta imposición narrativa mantiene al resto
de los mortales en una situación de desinformación, y se mantienen ajenos de lo
que realmente está ocurriendo. Se transmite una agenda con una narrativa específica
que concurre no sólo en los partidos políticos, sino que también llega a los
tribunales, a los centros de gobierno, y que tienen como blanco de ataque
aquellos lugares o instituciones que pueden tomar decisiones. Me viene aquí
recordar las enseñanzas de nuestra Iglesia católica a las comunidades y órdenes
religiosas cuando les dice que para poder vivir con profundidad e identidad su
carisma fundacional, deben de volver a las fuentes de este; pues esto es también
lo que debemos de empezar a practicar todos nosotros si es que queremos conocer
la verdad: debemos de ir a las fuentes donde se originan los hechos, la
información. Cuando la información llega a nosotros por los medios
convencionales, ya ha llegado corregida y aumentada. Una característica de la
prensa liberal actual es que pone o llena de calificativos y hace decir al otro
lo que no ha dicho; por esto la manipulación. En otras ocasiones lo he dicho y
lo repito, muchas veces la opinión publicada no coincide con la opinión pública.
En la situación actual de la prensa hay muchos
elementos de una campaña de desprestigio, de manipulación, de engaño, de imposición
narrativa y otras cosas más. Y no se trata de banderías políticas, a la cual
cada persona tiene derecho. Se trata de buscar e informar la verdad. Entonces,
¿Qué nos queda? ¿Hacerle caso a todo lo que nos dicen los medios de
comunicación sin más? ¿Buscar por otros medios información real y verdadera
para comparar? ¿A qué nos lleva esto en relación con la preservación y defensa
de las libertades y la democracia universal? Pues creo que lo que nos puede
ayudar a conservar todo esto es ir siempre en la constante búsqueda de la
verdad. Es una vergüenza grande y profunda lo que hoy estamos viviendo la humanidad
con lo que nos muestran y transmiten estos medios de comunicación. Cada día
aumenta más la desconfianza y poca credibilidad en ellos. Por eso están tomando
auge otros medios alternativos de información. Es el panorama de la realidad
contra la fantasía.
Debemos de ser reflexivos para ir sacando
nuestras propias conclusiones y que estén lo más apegada a la verdad, a la
realidad de los hechos y acontecimientos. La verdad es que a estos medios y sus
dueños no les importa para nada el bien del público, el bien común. Les importa
sólo sus intereses. Hoy los principios morales, la paz de los pueblos, el
cumplimiento de la ley, la preeminencia de la institucionalidad se ven insidiosamente
pisoteados por el cinismo de muchos gobiernos y compañías financieras, tendencia
esta que los dueños de medios de comunicación liberales acompañan como
personajes secundarios, como cómplices. Tenemos que luchar contra toda forma de
corrupción, de mentira y de desprecio de los pueblos. Estos poderosos medios de
comunicación parecen ser que, con su odio a la verdad, condenan al resto de la
humanidad a desaparecer o, por lo menos a su manipulación. Winston Churchill
dijo que “la democracia es el peor sistema de gobierno, a excepción de todos
los demás”. Pues estos medios de comunicación viven en la democracia, pero
atacan la misma democracia.
Quiero recordar estas palabras de Eugenio María
de Hostos: “El periodismo es una fuerza expansiva y comprensiva, que debe
extenderse a todo y abarcarlo todo en el sentido de la verdad, del bien, de la
libertad y de la justicia”. Y concluyo: La libertad va esencialmente unida
a la verdad, pues la verdad ilumina la inteligencia y modela la libertad del
hombre. La verdad es el único escudo que nos puede proteger de esta imposición narrativa
manipuladora y confusa.
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