La semana pasada salió publicada la noticia en uno de los
periódicos de circulación nacional, que
ofreció uno de los ejecutivos de las grandes ligas de Estados Unidos, de que la
asociación profesional del beisbol de las grandes ligas tiene la intención de
construir un estadio de beisbol en La Romana para así poder darle al país la
posibilidad de ser sede de juegos del próximo clásico mundial y otros eventos
de ligas menores. Se ha dicho que ninguno de los estadios del país,
principalmente el quisqueya, cumplen con los requisitos o exigencias de las
grandes ligas para que se puedan realizar juegos de esa organización en alguno
de ellos. Del quisqueya se dice que no cuenta con los camerinos adecuados para
los jugadores, la iluminación del estadio no es suficientemente buena, también
se señala los asientos, principalmente los de detrás del home plate que están
mal ubicados en relación al terreno, etc.
Hago la aclaración de que yo no soy un cronista deportivo
ni nada que se le parezca. Solo soy un simple ciudadano y además un seguidor
del deporte rey de nuestro país. Pero me creo en la suficiente capacidad para
opinar en este tema desde mi situación de “seguidor” porque la verdad es que a mí
me gustaría, y de hecho estaría fascinado de que así sucediera, que en nuestro
país tuviéramos el privilegio de participar de juegos de beisbol a ese nivel de
grandes ligas.
Las razones que se han presentado para el anuncio de este
proyecto son varias. Entre ellas, -aparte de las que ya dijimos más arriba-, se
argumenta la zona elegida por su fuerza o potencial turístico; otra es la
distancia que hay con relación a otros países del área como Puerto Rico, Miami
y Venezuela, es decir, el estadio seria un punto céntrico entre estos países beisboleros.
Otro argumento es el flujo de turistas para participar en los eventos
deportivos que en el estadio se realicen. Pero seamos honestos y realistas, el
turista no viene de su país a ver un juego de beisbol; el turista viene a
disfrutar de las playas, monumentos, montañas, parques, etc. Estas razones y
otras más tendrán su validez. Pero, me pregunto: ¿no sería mejor que se pensara
en someter a una remodelación profunda el estadio quisqueya para llevarlo a ese
nivel de las mayores? ¿No sería mejor que, en vez de invertir 40 millones de
dólares en el nuevo estadio, se invirtiera en el quisqueya en su remodelación y
saldría menos costoso? ¿Qué significaría un estadio de grandes ligas en La
Romana o cualquier otra provincia en relación a la capital? Yo lo pensaría dos
veces para moverme de la capital a la provincia a ver un partido de beisbol. Se
me podrá objetar que con las nuevas construcciones de carreteras que se están
llevando a cabo la distancia se acorta y es más rápido llegar; sí, es cierto;
pero, esa movilidad no sería gratis. Esta el consumo de combustibles y el costo
del peaje; más la entrada al parqueo del estadio y el costo de la boleta de
entrada para ver el partido. O sea, se gastaría un dinerito para ver un juego allá;
agréguele a esto el que usted lo más seguro es que no vaya solo a La Romana a
ver el juego; y también pensemos en los fanáticos de las demás provincias, como
por ejemplo Santiago, San Francisco, La vega, etc…; el costo que le sería a
estos fanáticos el trasladarse de sus provincias a La Romana. Pero creo que el
argumento más fuerte en este punto es que aquí en la capital se encuentra el
grueso de la fanaticada del beisbol. Aquí en la capital habemos fanáticos de
todas las provincias y de todos los equipos. Cualquier juego que se celebrara
en un nuevo estadio aquí en la capital tendría siempre el respaldo de los
seguidores del beisbol porque somos apasionados con nuestro pasatiempo
favorito. Además, si se eligiera el estadio quisqueya para su remodelación para
estos eventos, sería un punto céntrico y serían mayores los beneficios para
todos.
Otro punto a tomar en cuenta es el de la inversión. Se ha
anunciado que sería con capital netamente privado. Pienso que con el estadio
quisqueya se podría hacer lo mismo que con los aeropuertos, que se concesione al
sector privado por un período de 25 años y renovable, para que pueda funcionar
porque el estado dominicano no tiene la capacidad ni el interés de llevar a
cabo un proyecto como este ni mucho menos velar por su mantenimiento. Claro que
el estado sería garante de que el sector privado haga las inversiones
requeridas en el mismo para que funcione y también el mismo estado recibiría
los impuestos requeridos a todo el proyecto. Pero eso sería cuestión de que los
interesados se sienten a negociar para acordar estos puntos.
En definitiva, sin querer insinuar que mis palabras
tengan que ser escuchadas porque, como dije antes,- no soy un experto en la
materia sino más bien un simple fanático-, en hora buena esta noticia; pues hay
que echarle manos a la obra. Que arranque este proyecto y que no nos vengan
nada más a entusiasmar a los dominicanos para después dejarnos con el moño
hecho y todos alborotados. Nosotros hace años que nos merecemos tener un
estadio de grandes ligas en nuestro patio, porque somos un país productor de
grandes jugadores y lo mejor que nos pueden regalar es precisamente un lugar,
un estadio donde nos podamos dar el gusto de ver a nuestras estrellas
nacionales y extranjeras cerca de sus seguidores.
Bendiciones.