domingo, 13 de febrero de 2022

El humo de satanás ha entrado en la Iglesia (1ª. Parte)

 

  Esta frase es del Papa Pablo VI. En una alocución titulada “Resístanles firmes en la fe”, en la Basílica de San Pedro, el Papa Pablo VI, refiriéndose a la situación de la Iglesia, dijo: “Tengo la sensación de que por alguna grieta ha entrado el humo de Satanás en el Templo de Dios. Ahí está la duda, la incertidumbre, la complejidad de los problemas, la inquietud, la insatisfacción, la confrontación. Ya no se confía en la Iglesia, se confía en el primer profeta profano que nos venga a hablar por medio de un periódico o movimiento social, a fin de correr tras él y preguntarle si tiene la fórmula de la verdadera vida… Entró la duda en nuestras conciencias y entró por puertas que deberían estar abiertas a la luz… También en la Iglesia reina esta situación de incertidumbre. Pensábamos que después del Concilio vendría un día soleado para la historia de la Iglesia. Vino por el contrario un día lleno de nubes, de tempestad, de oscuridad, de indagación, de incertidumbre… ¿Cómo ha sucedido esto? El Papa confía a los presentes un pensamiento suyo: que se ha producido la intervención de un poder adverso. Su nombre es Satanás, ese ser misterioso que también es aludido por san Pedro en su Epístola… Creemos que algo preternatural vino al mundo precisamente para perturbar, para sofocar los frutos del Concilio Ecuménico y para impedir que la Iglesia prorrumpiera en un himno de alegría por haber readquirido la plenitud de su conciencia sobre sí misma”. Recordemos que el Papa Pablo VI es el autor de una de las encíclicas fundamentales del magisterio de la Iglesia y, a la vez, una de las que más controversias ha provocado, no sólo fuera de ella, sino también hacia dentro. La encíclica se llama Humanae Vitae. Y es que el camino de la secularización y la falta de unidad interna se han vuelto dos grandes problemas para la Iglesia en el mundo entero.

  Ya antes de su muerte, el santo Pontífice le confiaría a su gran amigo, el filósofo francés católico Jean Guitton: “Hay una gran turbación en este momento de la Iglesia y lo que se cuestiona es la fe. Lo que me turba cuando considero al mundo católico es que dentro del catolicismo parece a veces que puede dominar un pensamiento de tipo no católico, y puede suceder que este pensamiento no católico dentro del catolicismo se convierta mañana en el más fuerte. Pero nunca representará el pensamiento de la Iglesia. Es necesario que subsista una pequeña grey, por muy pequeña que sea”. Y años después este filósofo comentaba: “Pablo VI tenía razón. Y hoy nos damos cuenta. Estamos viviendo una crisis sin precedentes. La Iglesia, es más, la Historia del mundo nunca ha conocido crisis semejante.. podemos decir que, por primera vez en su larga historia, la humanidad en su conjunto es a-teológica. No posee de manera clara, pero diría que tampoco de manera confusa, el sentido de eso que llamamos el Misterio de Dios” (Revista 30 días #97, pp. 44 y ss.).

  Lo cierto y lo triste a la vez es que, desde hace tiempo atrás, hay fuerzas ocultas que vienen haciendo un trabajo de infiltración en la Iglesia de Cristo para quitarle fuerza y peso a la doctrina católica y así corromper el evangelio que Cristo le entregó a los apóstoles. Es todo un proceso de debilitamiento para después conducirla a que se alinee con las ideas y criterios del mundo. En pocas palabras, lo que buscan estas élites mundialistas es instrumentalizar la institución religiosa para sus fines políticos, silenciando su discurso primero y cambiarlo después. La activista sindical italiana y miembro del partido comunista de América, Bella V. Dodd, quien fuera expulsada del mismo en 1949, escribió su libro titulado “Escuela de Tinieblas” (1954), en el que reveló que el comunismo era un engaño perpetrado por los financistas para controlar al hombre común y avanzar hacia la tiranía mundial. Denunció que, en 1930 el partido comunista infiltró más de 1,100 hombres al sacerdocio con el fin de destruir a la Iglesia Católica desde dentro. Y, doce años antes del Concilio Vaticano II, dijo: “En estos momentos se encuentran en los lugares más altos de la Iglesia.” La intención era debilitar la eficacia de la Iglesia contra el comunismo. Dijo además que, estos cambios serían tan drásticos, que no se reconocerá a la Iglesia Católica. Volvió a la fe católica en 1952. Me viene a la mente recordar la anécdota del emperador francés Napoleón y del cardenal italiano Ercole Consalvi, cuando el primero, estando en lo más alto de su gloria, enfurecido le dijo al cardenal: “Voy a destruir tu Iglesia. A lo que el cardenal le contestó: No, no podrá. En su furia, Napoleón volvió a repetirle: Voy a destruir tu Iglesia. El cardenal, manteniéndose firme, le volvió a contestar: ¡No, no podrás, porque ni siquiera nosotros hemos podido hacerlo! Si miles de ministros infieles y de fieles pecadores no han podido destruirla desde su interior, ¿cómo cree usted que podrá hacerlo desde afuera?”

  Por otro lado, tenemos al escritor y asesor político estadounidense, de descendencia japonesa, Francis Fukuyama, autor del libro “El fin de la Historia y el Último Hombre”. Este escritor afirma que: “El hombre moderno está sustancialmente satisfecho. Los enemigos a vencer para implantar el Nuevo Orden Mundial son: la familia natural (el matrimonio como unión permanente y la moralidad familiar; permiso para el amor libre, confiando la educación de los hijos al Estado), la patria; la religión, particularmente el cristianismo católico -, que debe renunciar a creerse “la verdad” y pasar a ser una verdad o un pensamiento más entre otras y recluirse al ámbito privado.”

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