miércoles, 16 de marzo de 2022

Destitución arbitraria, injusta y discriminatoria (2ª. parte)

 

El tema de las vacunas no es del ámbito doctrinal ni moral ni de fe. Es un tema meramente de ciencia. Por esto mismo, la Nota publicada por la CDF, no es un documento infalible, sino más bien una opinión argumentada desde los conocimientos científicos, pero sin ningún peso y obligación moral. Por eso deja en claro que la vacunación debe ser voluntaria, aunque sea un bien. Por otro lado, los obispos puertorriqueños aluden que, si el papa Francisco se inoculó, nosotros también debemos hacerlo. Eso es falso. El papa Francisco tomó una decisión personal y hay que respetarla, pero esa acción no tiene ningún peso de obligatoriedad para los demás. Aducen también que hay que tomar en cuenta que el papa dijo que vacunarse es un “acto de amor”: el que piense que la vacuna hará bien para todos, pues la persona puede tener un motivo aquí para hacerlo. Pero ¿y si cree lo contrario? ¿si cree que esta vacuna es dañina para el ser humano? Pues por el mismo amor al prójimo, no se vacuna.

  Hay que tener cuidado de cierta manipulación que podemos hacer de la persona de Cristo y mensaje evangélico con este tema. Esto se podría entender incluso hasta como una blasfemia. ¿Jesús apoya esta vacuna? ¿Esto vendría siendo parte del mensaje del evangelio? ¿Los discípulos predicaron la bondad o necesidad de vacunarse cuando apareciera una enfermedad? Ah, ¡es que tenemos que obedecer a las autoridades, porque así lo dice la Biblia en Rm 13,1! ¿Y el amor al prójimo dónde queda? “Ahora es que tienes que obedecer y callar”. Es verdad que los cristianos debemos ser ciudadanos ejemplares: un buen cristiano, sabe y debe ser un buen ciudadano. Los cristianos tenemos derechos civiles como cualquier otro ciudadano; no solamente es callar y obedecer. Tenemos el derecho a protestar de todo aquello que consideremos que vulneran esos derechos y que es erróneo. Recordemos, por si alguien aún no se ha dado cuenta, que Jesús no fue un ciudadano sumiso a la autoridad. Ser un buen ciudadano no es solamente someterse sin más; sino, sobre todo, participar activamente en la sociedad civil haciendo oír nuestras voces, trabajando por unas leyes más justas para una convivencia mejor.

  Por otro lado, en cuanto a la decisión del obispo de Arecibo de no enviar a sus seminaristas al seminario interdiocesano aprobado por el Vaticano, tampoco es causa de destitución. Cada obispo tiene autoridad plena en su diócesis y asume, en conciencia, todo aquello que él considere que es lo que más le conviene a los feligreses de su diócesis, siempre y cuando no vaya en contra de la sana doctrina católica, ni la fe, ni la moral ni las buenas costumbres.

  Las Conferencias Episcopales no tienen autoridad sobre el obispo diocesano. ¿Cuál es la naturaleza de la Conferencia Episcopal? ¿Cuál es su función? ¿Para que existen? El canon 447, del Código de Derecho Canónico dice: “La Conferencia Episcopal, institución de carácter permanente, es la asamblea de los obispos de una nación o territorio determinado, que ejercen unidos algunas funciones pastorales respecto de los fieles de su territorio para promover, conforme a la norma del derecho, el mayor bien que la Iglesia proporciona a los hombres, sobre todo mediante formas y modos de apostolado convenientemente acomodados a las peculiares circunstancias de tiempo y de lugar”.  Es decir, del ministerio del obispo diocesano es ejercido personalmente por cada obispo individual en el ámbito de la Iglesia Particular a él confiada. En pocas palabras, no es función de la Conferencia Episcopal trazarle pautas o directrices a los obispos diocesanos; la Conferencia Episcopal no es una especie de organismo de gobierno centralizado de la Iglesia Católica. La Conferencia Episcopal es un organismo colegiado, apostólico; no piramidal ni autocrática; no es una especie de “comité central político” de la Iglesia Católica.

  En definitiva. Lo que se ha hecho con este obispo de la diócesis de Arecibo al destituirlo, fue una acción arbitraria, discriminatoria e injusta. En ningún momento ha habido manifestación de su parte de no comunión episcopal y eclesial. Se le conoce por ser un defensor de la doctrina, la fe y la moral católica en su diócesis, como en la isla. Ha sido un acérrimo defensor de la institución familiar natural, querida y establecida por Dios desde la creación y promovida y defendida por la doctrina católica; luchador contra la imposición de la agenda de la Ideología de género y el aborto en la isla.

  En el decreto de su destitución se afirma que no ha cometido ningún delito, ni leve ni grave, que se le señale. Entonces ¿Cuál ha sido la verdadera causa de su destitución? ¿Defender y promover la verdadera doctrina católica en materia de fe, moral y costumbres? Si se le señala como “falta o delito” el estar a favor de la objeción de conciencia, ¿qué no es eso lo que enseña nuestra Iglesia? ¿O se le puede señalar su negativa a enviar a sus seminaristas al seminario interdiocesano? Pero él tiene la autoridad y potestad para decidir lo que mejor sea para sus feligreses, incluyendo sus seminaristas. No es obligatorio que los envíe a ese seminario, si tiene otras posibilidades mejores en su diócesis más conveniente. Al mismo tiempo, a este obispo no se le dio la oportunidad de defenderse. Sólo como defensa de este obispo destituido, tenemos lo expresado por el arzobispo emérito de La Plata, Mons. Héctor Agüer, que dijo: “Avanza implacable el progresismo que impone la Santa Sede, sin importarle que hace víctima a hombres de Dios, cuya acción lleva a florecer la vida de la Iglesia. El obispo de Arecibo, Mons. Daniel Fernández Torres, ha sido depuesto de su diócesis por defender la objeción de conciencia, ante la ridícula obligación moral de vacunarse, impuesta por la Santa Sede”. Continua el arzobispo Agüer: “La Iglesia actual ya no se ocupa ni de Dios, ni del mandato de Cristo de evangelizar, sino solamente de imponer nuevos paradigmas y de adherirse a los principios de un Nuevo Orden Mundial, ajeno a la ley natural, y a la revelación cristiana”. Esta destitución arbitraria, injusta y discriminatoria, ¿a quién afecta más: al obispo en cuestión o a la Institución religiosa, que ha violado su propia legislación?

  En fin, vuelvo a decir que esta destitución es arbitraria, discriminatoria e injusta. Es la consecuencia de mantenerse fiel a Cristo, a Su evangelio y a Su iglesia. Por asumir una postura políticamente incorrecta, le vino esta sanción. Ya Cristo había advertido sobre estas contrariedades que enfrentarían sus fieles discípulos. Pero hay que mantenerse fieles hasta el final, si es que queremos llegar a la salvación. Ya el mismo obispo Fernández Torres, en su carta pública lo ha dicho: “Me siento bienaventurado por sufrir persecución y calumnia, por anunciar la verdad de la dignidad del hombre en unas circunstancias como las actuales en las que resulta incómodo: se opone a nuestras acciones”. Y sigue diciendo: “Lamento mucho que en la Iglesia donde se predica tanto la misericordia, en la práctica algunos carezcan de un mínimo sentido de la justicia”. Y, aun así, dice mantener su total obediencia y comunión al papa y la Iglesia. Pero ¿y por qué no se ha actuado de manera igual y hasta con más rigor, contra los obispos alemanes que claramente están en un camino sinodal cambiando la doctrina y moral católica y se han ido de frente contra el papa, al grado de afirmar que si Roma, el Vaticano, el santo padre no aprueba sus conclusiones cuando se las presenten, habrá un cisma más fuerte y desgarrador en la Iglesia Católica peor que el que encabezó Martin Lutero? Y como estos obispos alemanes, también los hay con el mismo pensamiento en otros países del globo terráqueo. ¡Las tinieblas siguen avanzando sobre la Iglesia de Cristo y el humo de satanás se esparce más!

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