Por P. Robert A. Brisman P
Anteriormente, en junio pasado, otro cardenal
alemán, Walter Kasper, expresidente emérito del Pontificio Consejo para la
Promoción de la Unidad de los cristianos, había advertido que el camino sinodal
alemán podría autodestruirse. Advirtió que estaban usando un truco perezoso
que, más bien es un golpe de estado, que podría resultar en una renuncia
colectiva. Advirtió además que la Iglesia Católica no es una sustancia que
puede ser remodelada y remodelada para adaptarse a la situación.
Otro cardenal que ha expresado su opinión
sobre estas conclusiones del camino sinodal alemán es el estadunidense Raymond
Burke. Éste urgió al Vaticano a sancionar ejemplarmente al sínodo alemán por
haber aprobado en sus conclusiones la bendición de parejas homosexuales, ya que
esto es una separación herética de una de las doctrinas de la fe porque se alejan
de Cristo y su enseñanza y la Iglesia para abrazar otro tipo de religión que
son más bien crímenes considerados ya en el Código de Derecho Canónico. Y es
que rechazar la doctrina católica es rechazar al mismo Cristo y su evangelio
que nos ha revelado al verdadero Dios. La doctrina que enseña la Iglesia no fue
inventada por ella; a ella se le entregó lo que se llama el “depósito de la
fe”. A ella le fue entregado, depositado el mensaje del evangelio para que lo
custodiara, lo siguiera proclamando y anunciando de acuerdo con el mandato del
Señor. Y añadimos que el santo padre tiene el mandato del Señor de confirmar a
sus hermanos en la fe. Hay muchas otras opiniones más de obispos- cardenales
sobre estas conclusiones del camino sinodal alemán.
Vayamos concluyendo. Cristo vino a salvarnos
a todos, pero no todos se quieren salvar. Si es verdad que el amor de Dios es
incondicional a pesar de nuestros pecados, no es menos cierto que la salvación
sí está condicionada: amor incondicional no significa salvación incondicional.
Jesús ya dijo que no todo el que le diga Señor, Señor, entrará en el Reino de
los cielos; sino más bien el que escuche sus palabras y las ponga en práctica.
También en otra ocasión dijo que seriamos sus amigos si hacemos lo que él nos
manda. A sus discípulos les dijo y, en ellos a sus sucesores, que el que los
escuche a ellos, escucha al que lo ha enviado; y el que los rechace, rechaza al
que lo ha enviado; también dijo que el cielo y la tierra pasarán, pero sus
palabras no pasarán.
Estamos en tiempos difíciles para la Iglesia,
para la fe. Esto ya estaba profetizado en las Sagradas Escrituras y también por
nuestra Santísima Madre en sus apariciones, de que la Iglesia de su Hijo
enfrentaría un tiempo difícil de división a su interior. Sería muy fuerte y que
sobre todo los que tuvieran una fe débil estarían a merced del demonio. Vemos
también que, tanto las palabras proféticas dichas por los cardenales Wojtyla y
Ratzinger, se están cumpliendo. La Iglesia no puede acomodarse al mundo; ella
tiene que ser luz para el mundo; ella está en el mundo, pero no es del mundo.
Los medios para el diálogo con la Iglesia alemana se agotaron. Están en una
clara desobediencia al sucesor del apóstol san Pedro y Vicario de Cristo. Las
conclusiones a las que está arribando el camino sinodal alemán son acciones que
ya las vienen poniendo en práctica desde hace unos años atrás. Es decir, que en
realidad no se han esperado a presentarlas a la Santa Sede y al santo padre
para su ponderación. Tanto el presidente y vicepresidente de la Conferencia
Episcopal alemana se han pronunciado en el sentido de que todas las parejas de
sus diócesis que no pueden o no quieren casarse por la Iglesia, pero que
quieren recibir la bendición, se acerquen para recibirla; y el obispo Stephan
Ackerman de Trier, afirmó que esto es sólo el comienzo del comienzo.
Como ya lo dije más arriba, usan un lenguaje
ambiguo que se presta a la manipulación para justificar lo injustificable desde
la realidad de la doctrina católica. Estos quieren y, de hecho, lo buscan, que
otras iglesias particulares secunden sus propuestas. De hecho, ya en algunos
países del área como Bélgica, Suiza, Holanda, Suecia, Canadá, Luxemburgo,
Estados Unidos de América vienen haciendo lo mismo. En el Código de Derecho
Canónico no. 1364 ya está legislado sobre las sanciones adecuadas que son
aplicables a este tipo de acciones, y es muy específico en la excomunión
automática (latae Sentencie): “&1: El apóstata de la fe, el hereje o el
cismático incurren en excomunión Latae Sententiae, quedando firme lo prescrito
en el canon 194 &1,2; el clérigo puede ser castigado además con las penas
enumeradas en el canon 1336 &1,2 y 3; &2: Si lo requiere la contumacia
prolongada o la gravedad del escándalo, se pueden añadir otras penas, sin
exceptuar la expulsión del estado clerical”.
La corriente ideológica del relativismo está
muy metida en el interior de la Iglesia de Cristo. Como dijo el papa san Pablo
VI, “El humo de satanás está metido en la Iglesia”. Estamos viviendo un
tiempo muy oscuro para la Iglesia y para la fe. El cardenal Robert Sarah, ex
Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos,
ya nos ha advertido recientemente que la Iglesia Una, Santa, Católica y
Apostólica, no puede estar a merced de mayorías circunstanciales que propugnan
cambios incompatibles con su verdadera naturaleza, que son la expresión de
ideologías promovidas por grupos de presión... que otras mayorías cuestionarán
más tarde.
La Iglesia no es excluyente, sino más bien
inclusiva, pero no en sentido ideológico; en la Iglesia todos somos
bienvenidos, sobre todo los que nos reconocemos pecadores y queremos ser
redimidos por la misericordia de Cristo, pero el pecado se queda fuera. ¿Queremos
una Iglesia mundana, que no es camino de salvación y que se predica a sí misma?
O ¿queremos la Iglesia de Cristo, que es depositaria de su evangelio y es
sacramento de salvación? No usemos la Iglesia de Cristo para implantar ni
promover ideologías contrarias al evangelio. La Iglesia no es una dependencia
de ningún gobierno. Estamos viviendo la lucha de la Iglesia contra la
anti-iglesia; la lucha del evangelio contra el antievangélico; la lucha de
Cristo contra el anticristo.