domingo, 26 de marzo de 2023

La Iglesia y la anti-iglesia. El Evangelio y el antievangélico. Cristo y el anticristo (y 4)

 

Por P. Robert A. Brisman P

  Anteriormente, en junio pasado, otro cardenal alemán, Walter Kasper, expresidente emérito del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los cristianos, había advertido que el camino sinodal alemán podría autodestruirse. Advirtió que estaban usando un truco perezoso que, más bien es un golpe de estado, que podría resultar en una renuncia colectiva. Advirtió además que la Iglesia Católica no es una sustancia que puede ser remodelada y remodelada para adaptarse a la situación.     

  Otro cardenal que ha expresado su opinión sobre estas conclusiones del camino sinodal alemán es el estadunidense Raymond Burke. Éste urgió al Vaticano a sancionar ejemplarmente al sínodo alemán por haber aprobado en sus conclusiones la bendición de parejas homosexuales, ya que esto es una separación herética de una de las doctrinas de la fe porque se alejan de Cristo y su enseñanza y la Iglesia para abrazar otro tipo de religión que son más bien crímenes considerados ya en el Código de Derecho Canónico. Y es que rechazar la doctrina católica es rechazar al mismo Cristo y su evangelio que nos ha revelado al verdadero Dios. La doctrina que enseña la Iglesia no fue inventada por ella; a ella se le entregó lo que se llama el “depósito de la fe”. A ella le fue entregado, depositado el mensaje del evangelio para que lo custodiara, lo siguiera proclamando y anunciando de acuerdo con el mandato del Señor. Y añadimos que el santo padre tiene el mandato del Señor de confirmar a sus hermanos en la fe. Hay muchas otras opiniones más de obispos- cardenales sobre estas conclusiones del camino sinodal alemán.

  Vayamos concluyendo. Cristo vino a salvarnos a todos, pero no todos se quieren salvar. Si es verdad que el amor de Dios es incondicional a pesar de nuestros pecados, no es menos cierto que la salvación sí está condicionada: amor incondicional no significa salvación incondicional. Jesús ya dijo que no todo el que le diga Señor, Señor, entrará en el Reino de los cielos; sino más bien el que escuche sus palabras y las ponga en práctica. También en otra ocasión dijo que seriamos sus amigos si hacemos lo que él nos manda. A sus discípulos les dijo y, en ellos a sus sucesores, que el que los escuche a ellos, escucha al que lo ha enviado; y el que los rechace, rechaza al que lo ha enviado; también dijo que el cielo y la tierra pasarán, pero sus palabras no pasarán.

  Estamos en tiempos difíciles para la Iglesia, para la fe. Esto ya estaba profetizado en las Sagradas Escrituras y también por nuestra Santísima Madre en sus apariciones, de que la Iglesia de su Hijo enfrentaría un tiempo difícil de división a su interior. Sería muy fuerte y que sobre todo los que tuvieran una fe débil estarían a merced del demonio. Vemos también que, tanto las palabras proféticas dichas por los cardenales Wojtyla y Ratzinger, se están cumpliendo. La Iglesia no puede acomodarse al mundo; ella tiene que ser luz para el mundo; ella está en el mundo, pero no es del mundo. Los medios para el diálogo con la Iglesia alemana se agotaron. Están en una clara desobediencia al sucesor del apóstol san Pedro y Vicario de Cristo. Las conclusiones a las que está arribando el camino sinodal alemán son acciones que ya las vienen poniendo en práctica desde hace unos años atrás. Es decir, que en realidad no se han esperado a presentarlas a la Santa Sede y al santo padre para su ponderación. Tanto el presidente y vicepresidente de la Conferencia Episcopal alemana se han pronunciado en el sentido de que todas las parejas de sus diócesis que no pueden o no quieren casarse por la Iglesia, pero que quieren recibir la bendición, se acerquen para recibirla; y el obispo Stephan Ackerman de Trier, afirmó que esto es sólo el comienzo del comienzo.

  Como ya lo dije más arriba, usan un lenguaje ambiguo que se presta a la manipulación para justificar lo injustificable desde la realidad de la doctrina católica. Estos quieren y, de hecho, lo buscan, que otras iglesias particulares secunden sus propuestas. De hecho, ya en algunos países del área como Bélgica, Suiza, Holanda, Suecia, Canadá, Luxemburgo, Estados Unidos de América vienen haciendo lo mismo. En el Código de Derecho Canónico no. 1364 ya está legislado sobre las sanciones adecuadas que son aplicables a este tipo de acciones, y es muy específico en la excomunión automática (latae Sentencie): “&1: El apóstata de la fe, el hereje o el cismático incurren en excomunión Latae Sententiae, quedando firme lo prescrito en el canon 194 &1,2; el clérigo puede ser castigado además con las penas enumeradas en el canon 1336 &1,2 y 3; &2: Si lo requiere la contumacia prolongada o la gravedad del escándalo, se pueden añadir otras penas, sin exceptuar la expulsión del estado clerical”.

  La corriente ideológica del relativismo está muy metida en el interior de la Iglesia de Cristo. Como dijo el papa san Pablo VI, “El humo de satanás está metido en la Iglesia”. Estamos viviendo un tiempo muy oscuro para la Iglesia y para la fe. El cardenal Robert Sarah, ex Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, ya nos ha advertido recientemente que la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica, no puede estar a merced de mayorías circunstanciales que propugnan cambios incompatibles con su verdadera naturaleza, que son la expresión de ideologías promovidas por grupos de presión... que otras mayorías cuestionarán más tarde.

  La Iglesia no es excluyente, sino más bien inclusiva, pero no en sentido ideológico; en la Iglesia todos somos bienvenidos, sobre todo los que nos reconocemos pecadores y queremos ser redimidos por la misericordia de Cristo, pero el pecado se queda fuera. ¿Queremos una Iglesia mundana, que no es camino de salvación y que se predica a sí misma? O ¿queremos la Iglesia de Cristo, que es depositaria de su evangelio y es sacramento de salvación? No usemos la Iglesia de Cristo para implantar ni promover ideologías contrarias al evangelio. La Iglesia no es una dependencia de ningún gobierno. Estamos viviendo la lucha de la Iglesia contra la anti-iglesia; la lucha del evangelio contra el antievangélico; la lucha de Cristo contra el anticristo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario