martes, 22 de octubre de 2024

Elegir el mal menor (1)

 Por P. Robert A. Brisman P.

  En su viaje de regreso a Roma, después de haber realizado un viaje pastoral por varios países de Asia, el Papa Francisco, en la rueda de prensa que acostumbra a ofrecer a los medios en el avión, le cuestionaron sobre su opinión acerca de las próximas elecciones presidenciales de los Estados Unidos de Norteamérica, a lo que él respondió con estas palabras: “Los votantes estadounidenses se enfrentan a una opción por el mal menor, en las elecciones presidenciales de noviembre”. El Papa alentó a los católicos, sobre todo, a votar de acuerdo con su propia conciencia.

 Esto es siempre a lo que la Iglesia Católica ha enseñado y motivado a sus feligreses. Pero, sabemos de que esto no siempre se cumple o no lo cumplen muchos católicos. A la hora de ejercer el voto, son muchos los católicos y otros fieles cristianos que lo que menos toman en cuenta es votar de acuerdo con sus convicciones religiosas. Son varias las justificaciones que aducen como que, la religión no debe mezclarse con la política; también aducen que la fe es un asunto del templo y otra cosa es la política en vida cotidiana, y que no deben mezclarse. Es el divorcio entre fe y vida. Esto es totalmente falso, porque si algo nos exige nuestra fe cristiana es dar testimonio de ella en cada una de las realidades en las que desenvolvemos nuestra vida o, impregnar todas nuestras realidades desde nuestra fe en Cristo. Nuestra fe cristiana es un estilo de vida. El Reino de Dios debe impregnar toda nuestra vida. El Reino de Dios no es una ideología.

  Hay otros católicos que ejercen su derecho al voto por un puro sentimentalismo; otros por tradición y costumbre familiar; hay otros que no quieren cargar una especie de frustración o derrota al dar su voto por un candidato y partido perdedor, y dan su voto al candidato y partido que lleva las de ganar, y así se sienten ganadores, aunque dicho candidato y partido no cumplan con las expectativas del votante.

  Sigue diciendo el Papa Francisco con respecto a lo antes dicho: “En la moralidad política, se dice en general que, si no votas, no es bueno, es malo. Tienes que votar, y tienes que elegir el mal menor. ¿Cuál es el mal menor? ¿Esa mujer o ese hombre? No lo sé. Cada uno, en su conciencia, debe pensar y hacer esto”. Hay que recordar que la política es la ciencia de lo posible, no de lo perfecto. No pretendemos jamás buscar, - porque no lo encontraremos -, al candidato perfecto. Lo que tiene uno de sobra, al otro le falta, y viceversa.

  La Iglesia Católica, en su Doctrina Social, siempre se ha preocupado por orientar a su feligresía en el correcto camino para que puedan votar a un candidato y partido político de acuerdo con unos valores y principios cristianos contenidos en la misma Palabra de Dios y Doctrina milenaria católica. Siempre ha proclamado los llamados “Principios No Negociables”, que el Papa Benedicto XVI, en el 2009, insistió en una reunión con los obispos argentinos en Roma, en su visita Ad Limina, diciéndoles: “Los católicos deberán destacar entre sus conciudadanos por el cumplimiento ejemplar de sus deberes cívicos, así como por el ejercicio de las virtudes humanas y cristianas que contribuyen a mejorar las relaciones personales, sociales y laborales. Su compromiso los llevará también a promover de modo especial aquellos valores que son esenciales al bien común de la sociedad, como la paz, la justicia, la solidaridad, el bien de la familia fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer, la tutela de la vida humana desde la concepción hasta su muerte natural, y el derecho y obligación de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones morales y religiosas”. Estos Principios No Negociables son la pauta que nunca podrán derogar ni dejar a merced de consenso partidistas en la configuración cristiana de la sociedad.

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