Por P. Robert A. Brisman P.
Con respecto a los candidatos presidenciales
norteamericanos que compiten por la carrera presidencial para llegar a la Casa
Blanca, por un lado, tenemos a la candidata por el Partido Demócrata y
vicepresidente de los Estados Unidos, la señora Kamala Harris. De esta señora
es clara su ideología política y es totalmente contraria a los principios y
valores humanos y cristianos. Es una mujer que promociona y defiende todo lo
que tiene que ver con la llamada ideología de género e ideología LGTBIQ+:
propugna por reestablecer nuevamente a nivel federal el aborto, la eutanasia,
el mal llamado cambio de sexo y matrimonio homosexual, la coacción de la
libertad religiosa; aboga por quitarle la patria potestad a los padres si se
oponen al cambio de sexo de sus hijos; propugna la migración masiva ilegal y
darles todos los beneficios a los migrantes ilegales en tiempo récord. Esta
candidata no tiene una plataforma clara y objetiva de lo que sería su política
económica para rescatar al país de la crisis en la que está sumido; no es capaz
de mantener una entrevista donde hable, defienda y proponga de manera clara y
convincente su programa de gobierno; al mismo tiempo, sigue siendo partidaria
de las guerras en las que está metido el país e iniciar otras más.
Esta candidata es claramente contraria a la
fe cristiana y se burla de esos votantes, aun cuando busca sus votos haciéndose
la graciosa, y hay muchos que se han dejado encantar por ella. Los demócratas son muy dados a proclamar la
tolerancia, pero sólo son tolerantes con lo que a ellos les importa. No son
tolerantes para nada con la fe cristiana y los cristianos. Exigen a los demás
lo que ellos no están dispuestos a dar.
Por otro lado, tenemos al candidato del
Partido Republicano, el expresidente Donald Trump. Que tampoco es perfecto ni
un santo, ni una monedita de oro. Pero también sabe sacar provecho político de
las oportunidades. Es un empresario exitoso y político, aunque muchos lo
catalogan de loco, egocéntrico y misógino. Pero lo cierto es que, ninguna
persona que se le señale con estas “virtudes”, no logra ni llega alcanzar a
donde este señor ha logrado llegar. También responde a intereses partidarios y
grupales. Pero, tampoco deben los votantes estar fijándose en su pelo, en su
bravuconería, que habla sin filtro. Lo que sí este hombre hizo en su mandato
anterior fue que no llevó a los Estados Unidos a iniciar nuevas guerras; fue
artífice de varios tratados de paz entre naciones en conflicto, - y nunca le otorgaron
el premio Nobel de la Paz por dichos logros -; la economía norteamericana tuvo una gran
recuperación; altos porcentaje de empleos; reestableció la llamada “Política de
ciudad de México”, que es el corte de financiamiento para el aborto fuera de
los Estados Unidos; suspendió el financiamiento a la OTAN; suspendió la
promoción de la ideología de género dentro y fuera de los Estados Unidos; hizo
que las grandes empresas, como las automovilísticas, volvieran a establecerse
en el país con incentivos fiscales y esto repercutió en el aumento de empleos y
dinamismo de la economía. Tiene una
política dura contra la migración ilegal a su país y protección de sus
fronteras. Aunque es de creencia cristiana, no está del todo alineado con la fe
cristiana en algunas de sus políticas. Su lema fue “Hacer grande otra vez a
América” (movimiento MAGA, por sus siglas en inglés).
Los votantes estadounidenses y, en entre
ellos los católicos y demás cristianos, lo que deben de tener en cuenta es que
deben elegir la mejor plataforma política que más le conviene a ese país, no la
que le conviene a un grupito ni la que “me hace sentir bien”.
Llegados a este punto, aquí tenemos que
preguntarnos lo siguiente ¿Cuál de estos dos candidatos es el que más conviene
a la República Dominicana, de cara a su política internacional? Pues el
candidato republicano. Cuando el señor Trump estaba en la Casa Blanca, nuestro
país tuvo una especie de respiro en cuanto a ciertas imposiciones políticas
emanadas de esa nación, como la no promoción e imposición de la ideología de
género y el tema de la migración masiva ilegal haitiana hacia nuestro país y el
control de la frontera. Trump es partidario de que las naciones apliquen sus
leyes soberanas sobre migración.
Que quede claro una cosa. Al hacer estos
señalamientos de estos candidatos y motivar a los creyentes a tomar en cuenta
unas condiciones desde nuestra fe, no pretendo señalar como si quisiera que los
Estados Unidos se convirtieran en una especie de iglesia gigante; más bien, es
que el cristiano, donde quiera que esté debe de dar testimonio de su fe en
Cristo y ser luz en medio de la oscuridad. La fe cristiana no es sólo y nada
más para vivirse y practicarse dentro del templo. Es, sobre todo, para
testimoniarse en el mundo y así ser luz que ilumina.
Pues al buen entendedor, pocas palabras. Ahí
está el mal menor. En esta recta final de la carrera presidencial estadounidense
por la Casa Blanca, el candidato republicano es el que lleva la delantera, por
un gran porcentaje que es inalcanzable. Tanto es esto cierto, que se viene
diciendo que, si la candidata demócrata ganara las elecciones, seria por medio
del fraude electoral.
Estas elecciones norteamericanas son de gran
importancia y trascendencia, no solo para el país del Norte, sino también para
el resto del mundo por la influencia que sigue teniendo este gigante en la
geopolítica mundial. Cada creyente y votante tiene tela de dónde cortar en
estas elecciones presidenciales norteamericanas. Esperemos que el ganador de
esta contienda electoral sea el que realmente más le convenga a ese país y
también al resto del mundo.
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