Estoy consciente de que el título de este artículo
puede parecerle a algunos una exageración, pero yo no lo veo ni creo ni asumo así.
Tratare, en el desarrollo de las ideas o argumentos, de justificar el por qué
utilizo este término para referirme a un grave problema que la República
Dominicana está enfrentando actualmente y que si no se toman las medidas
correctivas para enfrentar dicho problema, será una situación que lamentaremos
como nación. No pretendo ser un gurú o que mis ideas expresadas aquí sean
palabra de Dios; es solamente mi opinión personal y que está sujeta a que no
sea compartida por otros, ese es su derecho; es más bien, un aporte que hago a
que seamos valientes y digamos las cosas sin miedo ni tapujos y que no nos
dejemos seguir manipulando ni chantajeando por los enemigos, carniceros,
estafadores y negociantes extranjeros y del patio. Me refiero al problema de la
migración ilegal, sobre todo la que nos viene de Haití, y esto por el hecho de
que lo nos divide es un río que no representa un peligro para cruzarlo, como sí
lo es, por ejemplo, el río Bravo en la frontera méxico-estadounidense.
Y es
que este problema migratorio ilegal que afecta a nuestro país, veo que son muy
pocos o casi nadie que aborda este tema con la seriedad, sinceridad y
objetividad que amerita. Se percibe en la atmosfera un miedo a hacerlo, y este
miedo es el mismo que los enemigos, tanto los de fuera como los de dentro,
aprovechan para tener al país en cierta forma genuflexa o de postración y con
manos atadas y mordaza. Esto da pie a que el país sea sometido a un permanente
acoso y chantaje, sobre todo, ante la comunidad internacional. La RD vienen
sufriendo un masivo flujo de migrantes de diferentes naciones; esta migración,
muchos de ellos llegan de manera legal, pero después de cumplido el tiempo de
permanencia, se quedan ilegalmente a residir en nuestro país. Pero el gran
problema de esta migración ilegal es la que viene del vecino Haití. El día que
estoy escribiendo este artículo, ya en la prensa escrita se resalta la noticia
de que aproximadamente uno 35,000 ciudadanos haitianos han sido devueltos a su
país porque habían cruzado de manera ilegal la frontera, y esto en apenas los
primeros 15 días de enero. Pensemos por un instante y de manera rápida, -redondeándolo-,
lo que significa si en un mes completo entraran a nuestro país 70,000
ciudadanos haitianos ilegales y multiplicado por 12, estaríamos hablando que, a
la RD, solo de la parte de Haití, de manera ilegal entran unos 840,000
haitianos; que este cálculo es exagerado, puede ser o lo es; pero es simplemente
un cálculo simple.
El
problema de la migración ilegal haitiana es una problemática que otras naciones
han abordado sin tapujos ni miedo porque a ellos ya les está afectando de
manera significativa esa migración ilegal haitiana, tenemos los casos de
Brasil, Chile, Perú, México. El flujo de ilegales haitianos que ha llegado y está
llegando a estos países esta trastornando la vida de estas naciones. En lo que se refiere a la
RD, el tema de esta migración ilegal haitiana hay que abordarla desde
diferentes perspectivas: desde lo político, económico, cultural, social,
religioso, etc. Pero una vez más lo digo, se percibe un miedo que impide
hacerlo porque inmediatamente se nos mira con ojos extraños y sobre todo
calificándonos de xenófobos, racistas y discriminadores. Esto no más que puro
chantaje. Yo me atrevo a decir o afirmar que nos estamos enfrentando a dos
noticias: una mala y otra no tan mala. Es decir, la mala es que, de seguir esta
migración ilegal, sobre todo haitiana, nos puede llevar a desaparecer como
nación, o sea, desaparecerán nuestros valores, principios, identidad, cultura,
etc.; es un proceso de extinción en donde nuestras familias, nuestras raíces,
lo que representa nuestra cultura e historia, está en proceso de extinción. Y
la noticia no tan mala es que podemos seguir luchando para que este proceso no
siga su avanzado camino. Pero recordemos, nos toca luchar. No podemos dejar las
cosas como están o como van. Esto no es ni debe ser una posibilidad, ya que
esto significaría que nuestros hijos, las futuras generaciones, dejarán de pertenecer
a una cultura e identidad dominicana y cristiana.
¿Qué es
el genocidio? Dicho de manera sencilla es la eliminación de toda una raza, una
cultura que es aniquilada físicamente, ejemplo: lo que hicieron los
norteamericanos con los japoneses de Hiroshima y Nagasaki; y, ¿Qué es el
etnocidio? Es poner en discusión los valores, la ideología dominante de un
pueblo concreto y, mediante la mezcla racial y cultural, hacerla desaparecer
lentamente; de forma indolora, pero efectiva y segura. Así entonces, el
etnocidio de la RD tiene lugar en el momento en que una cultura concreta (Haití),
unos políticos concretos o grupo ideológico concreto, plantea poner en
discusión lo que somos, lo que hemos sido y lo que podemos llegar a ser.
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