Ahora, la pregunta aquí es: ¿Qué interés/s
tiene/n el/los que patrocina/n este etnocidio? Aquí recuerdo aquellas
destempladas palabras del secretario general de la OEA, el uruguayo Luís Almagro,
cuando dijo que en una isla no puede haber dos países. Inmediatamente nos asaltó
la pregunta de por qué este señor dijo eso y qué en realidad era lo que estaba
insinuando. Desde hace un buen tiempo, a la RD se le viene enrostrando en cara
que es una nación discriminadora y xenófoba, y que además, ha metido en el
limbo jurídico a miles de ciudadanos dominicanos de descendencia haitiana al
negarles la nacionalidad dominicana. Ya se ha dicho hasta el cansancio, desde
el campo de la jurisprudencia, que una ilegalidad no puede producir una
legalidad. La Constitución dominicana es clara cuando dice que todo ciudadano
extranjero en situación de tránsito no puede obtener la nacionalidad dominicana
puesto que su situación migratoria es ilegal; y todo nacido en suelo dominicano
de padres extranjeros en situación de ilegalidad, no es dominicano por la
ilegalidad de sus progenitores. En el caso de los haitianos, se sabe que la Constitución
de su país dice claramente que todo hijo de ciudadano haitiano, nazca donde
nazca, es haitiano. Si constitucionalmente para los haitianos es así, ¿por qué
entonces no le entregan sus documentos que los acreditan como ciudadanos haitianos?
No es la RD la que está creando apátridas; es más bien el propio Haití, ya que
sus autoridades no hacen lo que en justicia les corresponde hacer con los
suyos. Pero es que todo esto tiene “maco entre macuto”, como se dice
popularmente. Todo esto es parte de una estrategia que se gesta en las esferas más
altas de la élite haitiana que incluye no sólo a sus autoridades, sino también
a esa élite aburguesada y explotadora de su mismo pueblo. Todo el mundo
defiende a Haití, pero nadie quiere a los haitianos en sus países. Tienen
montada una fuerte presión a la RD con esto, pero al mismo tiempo les cierran
las puertas para que no entren a su territorio; ejemplo de esto es el CARICOM, -del
cual Haití es miembro con voz y voto, mientras que RD no-, que sus ciudadanos
tienen libre tránsito entre sus países, pero no los haitianos.
En este
problema tenemos, no solamente la parsimonia o timidez de las autoridades dominicana
que deben de cumplir y hacer cumplir las leyes migratorias, sino también la
acción del gran conglomerado empresarial de ambas naciones, que saca provecho
de este movimiento migratorio ilegal tremendo y que consigue así aniquilar el
estado de bienestar y todos los logros sociales que hemos conseguido como
nación durante todo este tiempo de existencia patria, y también el conseguir
mano de obra barata. Así se asume que el dominicano exige demasiado y también
demanda prebendas sociales; pero con esta migración masiva e ilegal, estos
pueden ser recortados, y el dominicano que no hace el trabajo pues lo hará
otro, ¡y a que costo!
Pero
también hay un punto en esto que se trata a muy largo plazo y es complicado,
pero no por eso hay que dejarlo que pase. Para muchos hablar de esto es
prohibido y provoca mucha roncha y sospecha, y de eso hay que cuidarse porque
se cree que son delicadas y pueden ofender a los demás. El tocar este tema
“étnico” para muchos representa un asunto de rechazo y hasta de anularlo en
todo; por eso es que para los que piensan así, lo mejor es presentarse como
simpático, inclusivo, aceptado por los demás; en otra palabra, es el famoso “buenismo”,
del cual, por ejemplo, la nación italiana se cansó para con los migrantes
refugiados que están llegando a su territorio. Es también ese famoso discurso cultural
que los de izquierda han sabido dominar e imponer muy bien a través de los
medios de comunicación, el pensamiento, la escuela. Es este pensamiento que se
difunde en las sociedades y así las sociedades piensan aquello que les dicen o
mandan a pensar.
Yo no
tengo ningún problema con la migración de un país a otro. Pero que se haga de
manera ordenada y aplicando las leyes. La situación migratoria que vive la RD
no puede medirse con la misma vara que la de Estados Unidos, Alemania, Canadá,
Chile, etc.; cada país se da las leyes migratorias que crea son las que les
conviene y es un ejercicio libre de su soberanía el decidir quién entra o no a
su casa. Todo extranjero que quiera venir a RD de paseo, a estudiar, a trabajar,
hacer negocio, obtener la nacionalidad dominicana, tiene que hacerlo bajo el
estricto marco legal migratorio dominicano. Soy partidario de que se construya
el muro en la frontera, pero al mismo tiempo con varios puentes para que los
ciudadanos de ambos países que quieran cruzar de un lado y otro, a visitar,
estudiar, trabajar o hacer negocios, lo hagan por ellos cumpliendo con las
leyes migratorias de los países. El muro fronterizo no es para sellar las
fronteras. Eso es imposible. Es más bien para ayudar a un mejor control del
paso de las personas. Y con este tema del muro, hay mucha hipocresía en nuestro
ambiente. Hay muchos países que han construido muros en sus fronteras, y si
para unos son buenos y hasta los ven con beneplácito, ¿por qué para nosotros
tiene que ser malo? El mismo Haití construyó parte un muro de su lado
fronterizo y nadie dijo nada. Años atrás recuerdo que era un castigo mandar a
alguien a la frontera; pero ahora es un premio y un tremendo negocio y hasta
filas hacen muchos para que los manden allá y así aprovecharse de todas las chapucerías
que pueden hacer en ella, como lo es el tráfico de personas, contrabando de
mercancías de todo tipo, drogas, armas; y cumplir también con la respectiva
cuota o peaje con los que están aquí en la capital, porque es que tampoco es
gratis el envío.
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