“Un demagogo es aquel que predica doctrinas que
sabe que son falsas a personas que sabe que son idiotas” (H.M. Menckel)
Hay
otros aspectos de este flagelo de la violencia de género o violencia
intrafamiliar que no se está tomando en cuenta o no se habla; parece como si
fuera un silencio culpable y cómplice. Me refiero a las otras violencias que se
ejercen en el seno familiar: no se habla de la violencia que ejercen algunas
mujeres contra algunos hombres, y esto se puede entender un poco por el tema de
la “vergüenza” que provoca en estos hombres el no hablar ni denunciar a una
mujer maltratadora y abusadora. Pero este es un hecho real; en menos porcentaje
que a la inversa, pero real. Otra violencia de la cual no se habla es de la
ejercida de padres contra los hijos; hijos contra los padres; y también no se
habla de la violencia ejercida entre parejas del mismo sexo que llevan una vida
juntos sentimentalmente, y que hay estudios científicos que certifican que este
tipo de violencia es mayor en lesbianas que entre homosexuales. Tampoco se
habla de la violencia que hay contra los ancianos por parte de sus familiares. Ni qué decir de la violencia contra los no
nacidos. Sólo se habla de la violencia de hombres contra mujeres. Y es que
hacerlo así es manipulación, porque se quiere dar la impresión de que esto
sucede por un odio cada vez más profundo de los hombres hacia las mujeres. Se
falsean estadísticas; no se les da el mismo apoyo a los hombres abusados ni
psicológico ni económico ni de protección. Como ejemplo de esto podemos mirar
hacia España. La justicia no tiene sexo, tampoco debe buscar el bien de ningún
colectivo, sino el triunfo del bien común y la reparación del aquel que es
realmente víctima, no del que se hace la víctima para recibir una dadiva.
Ahora,
también es cierto que en lo que respecta a nuestro país, toda esta campaña que
se ha venido haciendo por diferentes medios y que está presentando este mal
como una pandemia y abultando las estadísticas y el aumento de la indignación
colectiva, es patrocinada por agencias foráneas como la ONU, UE, BM, BID, OPS,
FMI. Porque es que hay detrás de todo esto una mala intención de control y
querer inducir de esta manera el que, si los hombres son o somos violentos,
pues lo que hay que hacer es renunciar a ellos y buscarse a una compañera
sentimental. O sea, para que quede claro, la manipulación con el tema de la violencia
de género lo que en el fondo busca es fomentar el lesbianismo y homosexualismo.
Esta manipulación de este mal lo que busca es alejar a las mujeres de los
hombres y dar paso a profundizar unas relaciones entre personas del mismo sexo.
Es la estrategia implementada. Volvamos a mirar a la situación de los países
europeos sobre todo. Esto contribuye además al ya mencionado control de la
natalidad mundial.
Con lo
expuesto hasta ahora y de manera muy apretada, creo que de lo que en realidad
hay que hablar es de violencia intrafamiliar. También se puede hablar de
violencia social. La función esencial de la familia es amar, nutrir, cuidar,
proteger y educar a sus miembros y la violencia intrafamiliar para nada
contribuye a esto. Hay varios elementos que provocan este flagelo, como lo son aspectos
psicológicos (problemas de identidad, poca tolerancia a la frustración,
impulsividad, agresión, miedo a la intimidad, baja autoestima); aspectos
sociales (socialización del agresor durante su infancia, su posición en
la familia y su posición en la sociedad), y biológicos. Pero la lista
de estos elementos o factores es muy larga, ya que también hay que considerar
el alcoholismo, farmacodependencia, traumas severos, armas de fuego y armas
blancas, y un largo etcétera.
Creo
que debemos tener mucho cuidado y saber hacia dónde queremos encausar esta
cruzada contra este flagelo social que, como ya he dicho, no es nuevo, siempre
ha existido. No podemos ni debemos dejar que nos manipulen la información para
que no nos lleven a donde estos grupos foráneos nos quieren llevar, como lo
están haciendo con otros países. Aquí, -nos guste o no, lo queramos ver o no-,
hay una intención ideológica de género. No podemos dejar ni conducir a los
demás a que nos eduquen ni educar para el odio, -y el odio hacia el hombre-, mucho
menos dejarnos lavar el cerebro. Desde hace tiempo se está fomentando una
persecución contra la virilidad, silenciosa, pero aterradora. La ley no está
para juzgar el corazón, es decir, los sentimientos sino el acto, la intención.
Ante la ley el asesinato de una mujer por un hombre y viceversa, con sus
agravantes, deben juzgarse con la misma intención porque son asesinatos.
Concluyo con las palabras de Carlos Aurelio Caldito, profesional de
servicios para el individuo y la familia,- en España-, refiriéndose al
movimiento feminista políticamente correcto: “Si el feminismo fuera sinceramente liberador, promovería relaciones
armoniosas entre ambos sexos y fortalecería la familia; sin embargo, la agenda
feminista, al hacer lo contrario, perjudica a la mayoría de las mujeres, y por
descontado, a los hombres”.
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