Todavía no salimos del asombro y la sorpresa
que estamos siendo testigos de las palabras y acciones de nuestro recién
elegido Papa Francisco. Si no a todos, pero sí a una gran parte de la
humanidad, nos sigue provocando un sin número de comentarios las pocas
intervenciones que nuestro pastor universal ha tenido desde el pasado día 13,
cuando fue elegido sucesor del apóstol Pedro. En tan poco días después de su
elección estamos descubriendo cual será el norte de su pontificado y el que
nosotros, sus ovejas aquí en la tierra, debemos de seguir y acompañarle; porque
un pastor no es pastor sin no tiene un rebaño que cuidar y guiar.
No han dejado de surgir tantos y tantos
comentarios con respecto a su persona y a su elección. Como ya sabemos, desde
el anuncio de su elección y presentación en el balcón del vaticano, se le han
endilgado un sin número de acusaciones y señalamientos nada más que basados en
la mentira. Mentiras estas que se han ido derrumbando con el mismo ímpetu que
han ido apareciendo en la palestra pública.
Muchos de los que hacen opinión pública,
muchos de ellos creyentes y no creyentes, indiferentes, de otras confesiones
religiosas, etc.; no han perdido la oportunidad para seguir diciendo cuantas barbaridades
se les viene a la mente. Se les nota que no tienen ni guardan la más mínima profesionalidad
ética en el oficio del periodismo. El Papa acaba de decir que “el trabajo periodístico implica una
atención especial de respeto a la verdad, bondad y belleza”. Quieren hacer
de todo un espectáculo. Porque para muchos eso fue como tomaron el cónclave
para la elección del Papa, como si fuera un espectáculo más.
Mucho se ha hablado y se sigue hablando de
que el recién elegido Papa Francisco, ahora sí es el que va a poner a la
Iglesia, -sobre todo la Iglesia jerárquica-, en su sitio. Es el que va a
trabajar en las grandes y profundas reformas que necesita la curia vaticana. Es
el que le va a enseñar a los jerarcas católicos cuál es el verdadero sentido
del evangelio y que sean verdaderos testigos de Cristo en el mundo. Es el que
va a conducir a la Iglesia a ser una Iglesia más cercana a los pobres. Es el
que va a poner a tono con los tiempos modernos una Iglesia “atrasada”: que a lo
mejor “rescatará” el verdadero papel de la mujer dentro de ella; es el que
cambiará el pensamiento o línea de la enseñanza sobre el aborto, el matrimonio
sacramental de los homosexuales, la enseñanza sobre los divorciados vueltos a
casar, el celibato sacerdotal, etc. Hay que entender que el Papa podrá cambiar
lo que se pueda cambiar; pero la enseñanza moral del evangelio y la tradición
de la Iglesia, es inmutable. Y lo es porque la Iglesia es depositaria de esa
enseñanza, no su inventora; y el Papa es el fiel custodio y promotor de que así
siga siendo. Los Papas no tienen autoridad para “reinventar o reescribir” el
evangelio. La doctrina y la moral han sido dadas a la Iglesia por Cristo.
Bueno, todo aquel que esté pensando que el
Papa Francisco será el Papa que cambiará el evangelio; que será el Papa que
romperá con la enseñanza y tradición de más dos mil años de la Iglesia
católica…le recomiendo que busque de las mejores sillas que existen para que se
siente y no se vaya a cansar esperando lo que no va a llegar. Estos periodistas
no saben ni se han dado cuenta de que estos temas no están en discusión dentro
de la Iglesia. La Iglesia ha transmitido su enseñanza al respecto y aquel que
no quiera asumirla en su caminar de fe, tiene todo el derecho a buscar otro
camino; como también aquel que esté convencido de que esta es la enseñanza que
tiene que seguir, aunque duela, encontrará su salvación. Ya hemos dicho que la
Iglesia es “depositaria” del evangelio, no su inventora. Cristo no vino a
acomodarnos las cosas ni a decirnos que todo lo que hacemos está bien. El Papa
Francisco ha dado señales, desde su trabajo pastoral en la Argentina como hasta
ahora, en las pocas intervenciones que ha tenido de cuál es la línea de
pensamiento y trabajo pastoral-eclesial que va a seguir. El ha sido muy claro
en recordarnos que la Iglesia no es suya, sino de Cristo. Cristo es el que va
marcando el camino a seguir por inspiración del Espíritu Santo. Además, los que
hablan de estas cosas en realidad demuestran que no conocen al Papa Francisco.
En su reciente audiencia con los medios de
comunicación en la sala Pablo VI, el Papa dijo que “tuvo la inspiración de
elegir el nombre de Francisco en honor a san Francisco de Asís, “hombre símbolo
de la paz y de la relación positiva con lo creado”. ¿Qué le dice el Papa
Francisco a la Iglesia? Nos recuerda ese deseo profundo de Cristo cuando éste
mandó a sus discípulos a anunciar la buena noticia recordándoles que debían de
ser hombres de paz; que cuando entraran a una casa que su saludo sea “la paz a
esta casa, y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos su paz. Y si no,
ese deseo volverá a ustedes” (Lc 10,5-7). Pero el mismo Jesús, después de su
resurrección cuando se les aparecía a los discípulos, sus primeras palabras
eran “la paz sea con ustedes”. La paz no es ausencia de guerra ni de conflictos.
La paz tenemos que vivirla y experimentarla tal como Cristo mismo nos la
transmitió: como un don, un regalo; que nace en lo más profundo de nuestro
interior, de nuestro corazón; paz en medio de la tormenta, –dice la canción.
Pero, ¿esta paz es sólo para
la Iglesia? ¿Qué pasa con la paz en el mundo? ¿El mundo no necesita paz
también? San Francisco de Asís es el santo de la paz. El Papa Francisco es el
Papa de la paz. Pero esta paz también tiene que ser anhelo del mundo. El mundo
cada día más se enfrasca en una nueva guerra. El mundo no sabe ni quiere
dialogar. Todo lo quiere hacer por medio de la fuerza de las armas, de las
bombas nucleares, etc. Las sociedades no quieren dialogar. Todos quieren
imponer. Los gobiernos nos imponen a los pueblos sus propios criterios sin tomar en
cuenta el parecer de los pueblos; muchos son comerciantes de la verdad, la
venden al mejor postor; como ejemplo
pensemos en la imposición que se está dando en muchas sociedades con la
“nueva ideología de género”, ¿a base de qué estas se imponen? Y todo porque se
quiere estar a tono con la modernidad. Muchos sabemos qué es lo que se mueve
detrás de esos grupos e instituciones para poder lograr esas aberraciones en
las sociedades, y algunas de ellas en donde la Iglesia católica tiene una
fuerte presencia.
El mundo es creación de Dios. Todo cuanto
existe viene de la mano de Dios; y Dios puso en nuestras manos la creación.
Pero, ¿Qué hemos hecho con la creación? ¿Cómo nos hemos portado hacia ella?
¿Qué tiene que decir el mundo al respecto? ¿Qué tienen que decir las sociedades
a esto? Sabemos muy bien de cómo está avanzando el deterioro ecológico mundial.
Sabemos del famoso calentamiento global, que
es causa del abuso que los humanos hemos hecho de ese “señorío” mal
entendido. Pero, pensemos cómo nos comportamos nosotros en nuestras sociedades.
Nosotros poco o nada contribuimos al cuidado de nuestro medio ambiente.
Fijémonos qué actitudes asumimos en el mal trato al medio ambiente cuando
tiramos basura a las calles o donde sea. Miremos ahora lo que está sucediendo
con el agua, cómo la desperdiciamos; bien dicen los expertos que dentro de unos
años más la gran riqueza por la que la humanidad se peleará será por el agua,
porque ese recurso natural y vital se está agotando, ¿y quién es el culpable? ¿La
Iglesia? ¿El Papa? ¿Los obispos, cardenales, sacerdotes, diáconos, etc.? No.
El Papa Francisco quiere una “Iglesia pobre
para los pobres”. Este es el gran reto nuestro ya que se funda en la misma
enseñanza de Cristo, que “vino a anunciarles la buena noticia del evangelio a
los pobres…” (Lc 4,18), Pero no “solo” a los pobres. Este no es un anuncio
“excluyente” sino “incluyente”. Pero, ¿Qué dice el mundo al respecto de los
pobres? ¿Es la Iglesia la culpable de que halla en el mundo tantos pobres y
pobreza? ¿Es la Iglesia la causante o culpable de la tanta hambre de tantos
seres humanos en el mundo? ¿Es la Iglesia la culpable de que se haya preferido
aumentar el uso de las armas y no alimentar a tantos seres humanos hambrientos?
En nuestra sociedad, ¿es la Iglesia la culpable de que haya tantos hombres y
mujeres deambulando por nuestras calles pidiendo unos centavos para subsistir?
¿Qué tienen que decir los gobiernos al respecto? Si la Iglesia tuviera los
recursos que tienen los estados, grandes obras haríamos en beneficio para la
humanidad. Pero lamentablemente no es así. La Iglesia con lo poco que tiene
hace importantes obras. Cierto que nunca serán suficientes, pero de brazos
cruzados no está.
El Papa ha invitado a todos esos detractores
de la Iglesia, a esos que quisieran y quieren ver una Iglesia adecuada a los
criterio del mundo, a que se acerquen más para conocer la naturaleza de la
Iglesia, su camino y misión en el mundo; también con sus pecados. La Iglesia,
como ninguna otra institución en el mundo, ha reconocido y pedido perdón por
sus fallos y pecados, y esto la engrandece. El mundo, las sociedades no pueden
actuar como Pilatos cuando estaba interrogando a Jesús sobre la procedencia de
“su Reino”. El Reino de Cristo no es de
este mundo, porque si fuera de este mundo no podría sanar a un mundo que está
enfermo por el pecado de todos sus habitantes. El mundo, los gobiernos, los
empresarios, economistas, profesionales… hasta el más simple de los mortales,
no pueden “lavarse las manos” y hacerse los desentendidos ante la problemática
que nos aqueja en todos los estratos. La Iglesia, con el Papa a la cabeza,
estamos comprometidos con hacer de este mundo un verdadero y sano lugar de convivencia
pacífica y más humano. Pero esto no es tarea nada más nuestra. Es de todos los
hombres y mujeres, creyentes y no creyentes.
Por todo lo dicho anteriormente, -y falta
más-, me atrevo a decir y asegurar que, el Papa Francisco no es sólo un Papa
para la Iglesia, sino también un Papa para el mundo.
P. Robert Brisman