No caben dudas de que este ha sido un
argumento o excusas que han enarbolado
muchos grupos en la sociedad (feministas, grupos de presión homosexual,
abortistas, cristianófobos, grupos
anticatólicos), para querer justificar
lo que no existe. Hay quienes afirman que esta separación “reconoce el derecho
a la celebración del culto”, reduciéndola así a su mínima expresión. Lo cierto
es que, por separación Iglesia y Estado, los católicos no tendríamos derecho a
participar en el ámbito público proponiendo legislaciones, como pueden ser por
ejemplo: defender el derecho a la vida contra el aborto; defender el derecho
del verdadero matrimonio contra el matrimonio homosexual, etc.
La separación Iglesia-Estado es un logro del
cristianismo, que se inspira en las palabras del mismo Cristo “dar
al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios” (Mc 12,17). En
los países islámicos esta separación no existe; en otros el estado es
totalmente opresivo de la religión, como en China; otros son marginadores de la
religión, como Japón.
La separación Iglesia-Estado, supone sí la separación
entre estas dos, pero no supone “separación entre Iglesia y sociedad”, que es
lo quieren implicar estos grupos anticatólicos y cristianófobos. No quieren que
los católicos participemos en el debate de la sociedad. Pero resulta que los
católicos estamos insertos en la sociedad, la Iglesia forma parte de la
sociedad. La Iglesia católica lleva sobre sus hombros una gran carga del
trabajo de justicia social, incluso hasta pagando impuestos en muchas
sociedades. Estos grupos quieren hacer
ver que lo que la Iglesia reclama, promueve y defiende es antidemocrático. Pero
la Iglesia reconoce el derecho de estos grupos a opinar e intervenir en el ámbito
público, y este derecho a la Iglesia no se lo quieren reconocer. Ellos alegan
que la Iglesia “contamina” las cosas con su visión religiosa de las realidades
humanas, queriendo así dar la impresión que nuestras convicciones religiosas y
de enseñanza cristiana fueran menos racionales y menos merecedoras de atención
que sus ideas.
Así, sacan este argumento de separación
Iglesia-Estado y esto ha provocado que muchos católicos nos autocensuremos.
Pero tenemos que preguntarnos ¿Por qué
los cristianos católicos no aceptamos este tipo de leyes? Pues porque son
inmorales y abusivas; porque ponen los derechos en manos de los que tienen el
poder. El verdadero estado laico no excluye la religión. Sí hay que luchar
contra el “laicismo”, que busca eliminar toda manifestación religiosa en la
sociedad. El pensamiento laico se desarrolla de manera racional y no excluye la
dimensión religiosa ni sobrenatural. El estado laico es garante de la autentica
libertad religiosa. ¿Debemos de aceptar que el estado sea laico? SÍ. ¿Debemos
de aceptar un Estado laicista, que quiera suprimir toda participación,
manifestación o libertad religiosa? NO.
Los católicos somos personas y tenemos
derechos que la ley reconoce. No se trata de pedir privilegios, pero sí pedir
lo que legítimamente nos corresponde. Mas si se esta legislando en algo que nos
afecta, debemos y tenemos algo qué decir.
La flojedad de quienes pueden hacer el bien,
permite que los malos gobiernos, y movimientos sociales que no nos representan,
impongan leyes que después obedeceremos, y que el derecho positivo transforma
en normas jurídicas que se convierten en rectores de lo que se presume es bueno
o malo. Como decía Albert Einstein: “la vida es muy peligrosa. No por las
personas que hacen mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa”.
P. Robert Brisman.
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